martes, 21 de febrero de 2017

VIII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo A. 26/02/2017. Mateo 6,24-34

   Dios no se olvida de nosotros, de cada uno de nosotros, con nuestro propio nombre y apellidos. Este es el gran tema de este domingo. Es un pensamiento que nos puede llevar a una gran altura espiritual. Tener presente que nuestra definitiva seguridad está en Dios, incluso en momentos muy difíciles, nos lleva por caminos duros pero seguros, llenos de la paz de Dios.

   Como frase para memorizar y repetir durante el día o semana, se propone la siguiente de 1 Corintios 4,1, segunda lectura de hoy: "Que la gente solo vea en nosotros servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios".

   La primera lectura es del libro de Isaías 49,14-15. En ella se recurre al amor de una madre para recordarnos el que Dios nos tiene. Es muy breve la lectura, pero termina diciendo que aunque una madre se olvide, algo inconcebible, Dios jamás se olvida de nosotros. No en vano, el salmo 61 nos hace recordar que nuestra alma debe descansar sólo en Dios. Es la raíz de una profunda espiritualidad.

   La lectura de 1 Cor, 4,1-5 comienza con la frase propuesta para memorizar. A menudo, se oye afirmar que la conciencia no nos remuerde de nada y que, por lo tanto, no tenemos temor al juicio de Dios. Sin embargo, al hacer esta afirmación, estamos reconociendo que es Dios quien, en definitiva, nos ha de juzgar. Pero, con la gran esperanza que nos dan las lecturas de hoy, nos agarramos fuertemente al ser de madre que tiene Dios. ¡Dios no es como una madre! ¡Dios es madre!

   El evangelio nos presenta una llamada a las personas de poca fe. En efecto, sobre todo cuando las cosas nos van mal o regular, nuestra fe se tambalea. Sin embargo, Jesús recurre a la naturaleza para hacernos comprender como Dios vela por nosotros. Nos presenta la vida de los pájaros y la belleza de las flores. Cuando admiremos la belleza de la naturaleza, recordemos las palabras de Jesús. Si Dios la viste así, ¿no hará mucho más por nosotros, personas de poca fe?

   Pero, siempre hemos de buscar lo primero, el reino de Dios y su justicia, para que lo demás se nos dé por añadidura. Buscar el reino de Dios quiere decir que depositamos toda nuestra confianza en El; que practicamos el bien como el desea; que le permanecemos fieles en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, cuando nos va bien y cuando no. Mantengámonos siempre en el Señor y podremos comprobar y sentir que Dios está muy cerca de nosotros en cada momento. Es una preciosa experiencia mística y que nos une definitivamente a Dios. Por eso dice este evangelio que todo lo demás se nos dará por añadidura.

   Compromiso:
   No olvidarse de memorizar la frase recomendada.

miércoles, 15 de febrero de 2017

VII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo A. 19/2/2017. Mateo 5,38-48

   La enseñanza de Jesús llega a su culmen en las lectura de este domingo. Es el punto más alto de las obras de misericordia. Tenemos que ser perfectos como Dios y amar a nuestros enemigos. No caben en nuestras cabezas las enseñanzas de hoy. Para memorizar y repetir durante el día proponemos "Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen", tomada del evangelio.

   La primera lectura bíblica se toma del libro Levítico (19,1-2.17-18). No deja de producir escándalo su exigencia: "tenemos que ser santos porque Dios es santo". Es como decir que hay que ser tan santos como Dios, lo cual es imposible no sólo, para nosotros, los humanos, sino para cualquier criatura. No obstante, intuimos lo que se nos quiere decir. Lo dejamos para que cada uno lo medite para sí y vea hasta donde puede llegar con la ayuda de Dios.

   El mensaje de la segunda lectura se concentra al principio y al final. Estamos en 1 Corintios 3,16-23. Comienza afirmando que somos templos de Dios y que el Espíritu de Dios habita en nosotros. ¡Qué más queremos! Es otra enseñanza para que pensemos en ella, para que la meditemos. El final de la lectura es que nosotros somos de Cristo y Cristo de Dios. Feliz remate.

   El evangelio termina tal como empezaba la primera lectura. Allí era "sed santos porque yo, el Señor vuestro Dios, soy santo". Aquí se nos dice: "sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto". Ser perfectos equivale a ser santos. Hoy, las lecturas ponen el listón muy alto. Nos presentan material para meditar no sólo hoy, sino toda la semana o todo el mes.

   Todo el comienzo se resume en otra frase que también podríamos memorizar: "Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen". Hoy, las lecturas de la misa contienen frases muy significativas y que nos producen un verdadero impacto. Ante ellas, podemos decirle a Jesús: tú no viniste a este mundo a fundar una nueva religión. Ya nos habías dado la religión del Sinaí. La había fundado tu Padre, Dios Padre y,  por tanto era la Iglesia verdadera. Pero, nosotros necesitábamos un nuevo estilo de vida. Nos habíamos ido alejando de la santidad de Dios. Nos habíamos olvidado que tenemos que ser santos como Dios es santo; que somos templo de Dios; que debemos amar a nuestros enemigos y orar por ellos, como hacen tantos cristianos hoy día, entregando su vida por amor. Lo de "sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto", nos quedaba ya muy lejos.

   ¡Hagamos un esfuerzo y renovemos nuestra vida!

   Compromiso:
   Confecciónalo tu mismo después de leer y meditar este comentario.

lunes, 6 de febrero de 2017

VI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo A. 12/2/2017. Mateo 5,17-37

   Continúa el comportamiento con el prójimo como el motivo principal de la misa. Es una prolongación de las obras de misericordia. Como texto bíblico a memorizar y repetir durante la semana, se propone el tomado de 1 Corintios 2,9: "Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni  el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que aman". Tomemos en serio la frase y pensémosla en profundidad.

   La primera lectura se toma del libro bíblico conocido con dos nombres: el Eclesiástico o Siracida y se localiza en 15,16-21. El autor del libro es Ben Sirac y se escribió entre los años 200 al 170 antes de Jesucristo. Juega con dos metáforas preciosas, el agua y el fuego. La primera es símbolo del cumplimiento de los mandamientos de Dios, mientras que el fuego simboliza la no observancia de los mismos. Dios conoce todas nuestras obras y nos juzgará por ellas. En nuestras casas podemos recordar esta lectura cuando manejemos el agua y el fuego.

   En la lectura de 1 Corintios (2,6-10), hace el apóstol Pablo referencia a los tipos de sabiduría: la divina y la humana. La sabiduría divina la llevamos los creyentes dentro de nosotros, es misteriosa, escondida. Nos la da Dios para nuestra gloria. Y su culmen nos lo recordará la frase propuesta para memorizar.

   El evangelio de hoy nos hace ver la necesidad de profundizar en los mandamientos. No es suficiente con lo que puede quedarnos al recitarlos como si estuviéramos en el catecismo. Jesús profundiza mucho más. Por ejemplo, si el quinto mandamiento es "no matarás", Jesús afina mucho más. No se trata solamente de no matar, sino que no podemos encolerizarnos con los demás, ni insultarlos. De forma que, si vamos a misa y nos acordamos que hicimos alguna de estas cosas contra el prójimo, debemos dar la vuelta, dejar la misa e ir a reconciliarnos con el hermano. Después ya podemos oír la misa. Debemos procurar convivir, en lo posible, con todos los demás para evitar juicios.

   Referente al mandamiento que dice "no cometerás adulterio", Jesús también va mucho más allá. Dice él: "El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón". Como es lógico, se aplica también a la mujer casada que desea otro hombre.

   Y, referente al juramento, no es que sólo prohíba jurar en falso, es decir, sabiendo que lo que jura es mentira; Jesús quiere que no juremos por Dios jamás, ni en contra de nuestra propia vida, aún siendo verdad lo que decimos. Nuestro hablar debe ser "sí, sí y no, no". Jesús afina mucho en todos los mandamientos. Es la verdadera sabiduría de la que nos habló Pablo en la segunda lectura.

   Compromiso:
   Vete recordando los mandamientos y, siguiendo la enseñanza de Jesús, trata de afinar en tu vida.

 
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