lunes, 27 de marzo de 2017

V Domingo de Cuaresma. Ciclo A. 2/4/2017. Juan 11,3-7.17.20-27.33-45

   Como introducción a este quinto domingo de Cuaresma, recordar que en esta fecha a los que se preparaban para el bautismo se les daba la palabra de Dios. Y, actualmente, el Papa Francisco desea instaurar un día sobre dicha Palabra: ¡Qué bonito sería empezar la costumbre de llevar con nosotros un evangelio de bolsillo y leer un pasaje del mismo en cualquier momento!

   Domina en las lecturas de hoy la relación entre Espíritu y vida. Invitamos a memorizar y repetir con frecuencia: "El que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también nuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros" (Romanos 8,11).

   La primera lectura se toma del libro bíblico de Ezequiel 37,12-14. Ezequiel es un sacerdote deportado a Babilionia donde anuncia al pueblo su "resurrección", es decir el regreso del destierro. Las imágenes que se emplean en la lectura nos sorprenden pues el pueblo de Israel todavía no cree en la vida después de la muerte. Esta lectura viene a recordarnos cuando Dios sopla en las narices del hombre-barro su propio espíritu y el hombre empieza a ser un viviente. El espíritu de Dios nos da vida.

   La carta a los romanos 8,8-11 es la segunda lectura de hoy. Esta carta, escrita por Pablo entre el año 57 y 58, cuando se decide a venir a España, fue el centro de la predicación de Lutero. De ahí su interés. Bajo el espíritu del Concilio Vaticano II se pudo comenzar una lectura más equilibrada y ecuménica entre católicos y protestantes. Si somos capaces de entender cuales son las obras de la carne y cuales las del espíritu y tenemos vida de oración creciendo en amor a Cristo, seguro que experimentaremos que él dará vida a nuestros cuerpos, no sólo después de muertos, sino también en este mundo. Es la vida del espíritu, la vida de Cristo. Es experiencia de Dios.

   En la escena de la resurrección de Lázaro o tercera lectura, se ven escenas de una comunidad de discípulos de Jesús que aún tienen la mentalidad del Antiguo Testamento. No se dan cuenta de la potencia espiritual del Mesías.

   Es la primera vez que un enfermo tiene nombre propio, no es un personaje anónimo, lo que lo caracteriza como ya perteneciente a la comunidad de Jesús. Marta, María y Lázaro son hermanos, y, precisamente, Hermano es uno de los modos de llamarse los discípulos entre sí. Otro modo es "amigo".

   En el versículo V, se dice que "Jesús quería a Marta, a su hermana y a Lázaro". Aquí, el verbo querer tiene el significado de un amor que es activo, que comunica vida. Es la acción de Jesús en las personas que lo aman.

   En este evangelio de Juan, existen dos Betanias. Una figura a la comunidad de cristianos que han salido de la antigua institución judía y otra, la de aquellos que sí han dado la adhesión a Jesús, pero no han roto con su pasado judío, como es el caso de Marta. Esta doble clase de discípulos se repite hoy día también entre los cristianos. ¿Tú, a que clase de discípulos perteneces?

   Lo principal de la resurrección de Lázaro es la adhesión a Jesús que nos trae nueva vida. Afirma Jesús que todo el que vive y le presta adhesión, no morirá nunca. Es necesario adherirnos plenamente a El. Es la gran lección del evangelio de hoy.

   Compromiso: 
   Decídete de una vez a adherirte personalmente a Cristo.

 
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