En esta misma lectura, se afirma que por el bautismo se perdonan todos los pecados y se nos da el Espíritu Santo, sin necesidad de esperar a la Confirmación.
La segunda lectura es de la primera carta de Pedro (2, 20b – 25). En ella se alaba a los cristianos por que obran el bien a pesar de que les cuesta seguimiento. Es necesario seguir las huellas de Jesús que cargado con nuestros pecados subió al leño de la cruz.
En el evangelio, Jesús se presenta como pastor y como puerta. Además, se resalta la voz de Jesús como pastor. Es una voz que conocen perfectamente las ovejas, los discípulos, los creyentes. La voz de Jesús se reconoce interiormente por cada uno de nosotros, forma parte del cúmulo de experiencias religiosas que hay en cada uno de nosotros. Es maravilloso reconocer a Jesús como Pastor. Las ovejas lo reconocen por la voz. Los cristianos también lo reconocemos por la voz, por la voz interior que resuena dentro de nosotros. Todos tenemos la experiencia religiosa que nos viene de la vida, del aliento, o mejor del Viento que viene de Dios. Eso es el Espíritu de Dios, la fuerza de Dios. Recordemos siempre nuestras experiencias religiosas, son nuestros mejor sostén. No las olvidemos. Y los predicadores deben hablar con frecuencia de ellas, para que los fieles reconozcan siempre el sonido de la voz de Jesús. En la experiencia cristiana es fundamental la recepción eucarísticas, el encuentro con Jesús. Él abre nuestros corazones a Dios y a los hermanos, para que el viento de Dios sople en nosotros. Jesús ha venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia. En este evangelio se presenta a Jesús no sólo como pastor, si no también como puerta por la que debemos entrar.
Palabras clave: pastor
Compromiso: recibir a Jesús en la eucaristía, recordando este evangelio