miércoles, 11 de agosto de 2021

Asunción de la Virgen María. 15/08/2021. Lucas 1, 39-56

   Hoy celebramos la fiesta de la asunción de la virgen María. Hoy debemos contemplar este misterio y ver en él la intención de Dios que desea no solamente salvar nuestra parte espiritual sino también nuestra parte física. Nuestro cuerpo vivificado por nuestra alma nos hará vivir al completo. La resurrección de la carne es una verdad propia de la  revelación cristiana, es una piedra angular de nuestra fe. Resucitaremos y seremos nosotros mismos. Con esta introducción entramos por completo en la comprensión y celebración de esta fiesta de la virgen María. Celebrar esta fiesta de la virgen María es celebrar nuestra propia fiesta al completo.
   La primera lectura de la misa de hoy se toma del último libro de la Biblia, es decir del Apocalipsis 11,19a;12-ab. Es la imagen de la Virgen María en el momento de dar a luz. Un gran dragón coge un gran montón de estrellas y las arroja sobre la Tierra. Es la imagen de quien está lleno de odio hacia Dios, que ni siquiera sabe administrar sus armas para hacer daño. Es la maldad por la maldad, y nada más. El dragón se ha puesto loco y no logra devorar al hijo de la virgen. El niño está junto a Dios y su madre tiene un lugar preparado por el mismo Dios.

   Repite varias veces durante el día: "De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir". Es del salmo 44.

   La 2ª lectura es de 1 Corintios 15,20-27a. Cristo es la primicia de los resucitados y después resucitaremos todos los demás. El último enemigo en ser destruido será la muerte. Y todo quedará bajo los pies de Cristo, bajo los pies de Dios.

   El evangelio se toma de Lucas 1,39-56. Se trata de la visita que hace María a su prima santa Isabel. Esta reacciona diciendo: ¿Quién soy yo para que me visite María, aunque sea mi prima? De ella va a nacer nuestro redentor. Dios toca el corazón de quien desea. En nuestro corazón toca sin duda muchas veces, porque el "Poderoso hace grandes obras por mi". La misericordia del Señor llega a sus fieles de generación en generación. Dispersa a los soberbios de corazón y enaltece a los humildes. Dios se acuerda de su misericordia, como lo tiene prometido a nuestros padres...

   Estas cosas son las que contó Isabel con motivo de la visita que le hizo María. En aquella ocasión, el hijo de Isabel, que estaba en el vientre, aún no había nacido, saltó de alegría. Sin duda, se emocionó en el vientre de su madre. ¡Cómo obra Dios en el interior de cada uno! Te pregunto: ¿lo sabes por experiencia? Da gracias a Dios y respóndele positivamente. Y estate atento porque te hablará muchas veces. Tú también habla con Dios y dile que quieres vivir siempre cerca de Él y serle siempre fiel. Es un gran compromiso para hoy.

 
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