martes, 20 de septiembre de 2016

XXVI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 25/09/2016. Lucas 16, 19-31

   Continúa el mismo tono doctrinal del domingo anterior, donde cabe de lleno toda la enseñanza social de la Iglesia. Es el plato fuerte de las lecturas y tan radical, que hoy no puede diluirse en una predicación amorfa que no tenga en cuenta las grandes e injustas diferencias sociales.

   Como frase para interiorizar repitiéndola varias veces, se propone: "Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto" (Lucas 16).

   La lectura del Antiguo Testamento, tomada del profeta Amós (6,1a.4-7), refleja la injusta sociedad en la que vive. Las desigualdades sociales son aberrantes e insultantes. Como expresión para describir ese ambiente dice que esos afortunados se acuestan en lechos de marfil y que no se duelen de los desastres de los demás. ¿Cómo se hacen hoy las grandes fortunas de miles de millones e incluso billones? Es necesario subordinar la economía y las finanzas a la ética, a la moral, en favor de las personas. Ello obliga también a las parroquias a divulgar, un día y otro, la rica doctrina social de la Iglesia.

   La 1ª Carta de Pablo a Timoteo (6,11-16) nos recuerda el bautismo, sin mencionarlo. Hemos hecho noble profesión de fe ante muchos testigos. Por esta razón, debemos guardar el mandamiento del amor sin mancha ni reproche, hasta que el Señor Dios, el único que posee la inmortalidad y que habita en una luz inaccesible, nos muestre a Jesús al final de los tiempos.

   El evangelio de hoy continúa en la línea de justicia social y en contra de la cultura actual del descarte, en el lenguaje del Papa Francisco. Se trata de la parábola del rico Epulón y del pobre Lázaro. Cada uno debe leer siempre, por su cuenta, el relato evangélico. Así, la comprensión del comentario será mayor.

   El pobre Lázaro representa a los pobres bajo la mirada amorosa de Dios. La teología de la liberación es plenamente evangélica. Esta es la razón por la que Francisco está reorientando el cristianismo, de una manera especial, hacia los pobres y oprimidos. Se inspira en los documentos del Vaticano II.

   Hoy, hay un creciente empobrecimiento de millones de hermanos nuestros, llegando a intolerables extremos de miseria. La parábola de hoy es un fiel reflejo de cómo está nuestra sociedad. El pobre Lázaro echado en su portal, cubierto de llagas, con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico, es un fiel reflejo de muchos pueblos y gentes de hoy día. Cómo sería, que hasta los perros se acercaban a lamerle las heridas.

   No cabe duda que la teología de la liberación, con su opción preferencial por los pobres, tiene gran importancia. Todas las religiones deben unirse contra el descarte de esas gentes, víctimas de un injusto reparto de los bienes de este mundo. Es lo que hará próximamente Francisco en Asís.

   Compromiso:
   Con tu cultura y conocimientos conoces muchas situaciones de descarte. No las pases por alto. Sumérgete en ellas para comprenderlas y ver como sus derechos son pisoteados.

 
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