jueves, 25 de diciembre de 2014

Fiesta de la Sagrada Familia. Ciclo B. 28-12-2014. Lucas 2, 22-40

     La primera lectura habla del profundo amor que los hijos deben tener para con sus padres (Libro del Eclesiástico, 3, 2-6.12.14). No se relatan ni se mencionan obligaciones de los hijos para con los padres, simplemente se emplea la palabra "honrar" o algo equivalente. Así, se dice muy escuetamente "el que honra a su padre o a su madre...". El que así lo hace ya está expiando sus pecados, y cuando reza Dios está muy cerca de él. La lectura hace unas concreciones básicas: "aunque flaquee la mente de tus padres, no los abochornes, no los abandones, ten indulgencia. Si así lo haces, Dios deshará tres pecados como el sol deshace la escarcha". Preciosa comparación que bien merece la experiencia de salir al campo en una mañana de escarcha, con promesa de buen sol, y comprobar cómo ésta desaparece, dejando linda la pradera para poder disfrutarla. Así Dios borrará tus pecados si sigues honrando a tus padres en la vejez.

     La segunda lectura (Colosenses, 3, 12-21) nos presenta una seria muy importante de consejos, pero que se concentran en la paz de Cristo. Nos dice esta lectura que "la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón: a ella habéis sido convocados". Hay una paz que sólo conocen las personas que tienen vida de oración y realizan profusamente el bien. Si esa paz de Cristo actúa en nuestros corazones, todo va bien. Conforme a la fiesta de hoy, estas ideas deben ser la clave de una vida familiar.

     Y nos acercamos al meollo de la festividad de este domingo:  El niño Jesús es llevado en brazos por sus padres al templo. Es una estampa característica de la sagrada familia. Son recibidos por un hombre honrado y piadoso, lleno del Espíritu Santo. En la Biblia, en la Palabra de Dios, cuando una persona está llena del Espíritu Santo, lo que esa persona afirma es verdad. En esta conmemoración, ahora, nuestros ojos han visto al Salvador presentado a todo el mundo y gloria para su pueblo. Él es como una bandera discutida que hará aparecer clara la actitud de muchos corazones. Como a la profetisa Ana, hoy más que nunca, se nos impone a los creyentes la obligación de hablar del niño salvador a todo el mundo. Hagamos el esfuerzo y aprendamos a hablar de Dios a los demás. Hablar de un Dios que nos urge a preocuparnos de los hermanos.

Compromiso: el de la profetisa Ana.


jueves, 18 de diciembre de 2014

IV Domingo de Adviento. Ciclo B. 21/12/214. Lucas 1, 26-38

   Estamos en el último domingo antes de la celebración del nacimiento de Jesús. Las tres lecturas de la eucaristía de hoy giran, de una o de otra forma, alrededor del Señor que viene. En la primera, (2º Samuel, 7, 1-5. 8b-12) el rey David de cuya estirpe nace Jesús, va a construir una casa para que Dios habite en ella. Es decir, David va a edificar un templo, donde se pueda hacer más fácilmente oración y sentirse cerca de Dios. Como respuesta, el Señor recuerda a David, por medio del profeta Natán, los favores que le hizo a través de la vida y le promete que, cuando sus días se hayan cumplido y se acueste con sus padres, de su descendencia saldrá alguien del que Dios será su padre y el nacido será su hijo. En este sentido, se puede afirmar que la casa de David durará por siempre.

   La segunda lectura (Romanos 16, 25-27) nos presenta a Pablo predicando la buena noticia, es decir, predicando a Cristo Jesús cuya misión es traer a todos la obediencia de la fe. Es misión de Jesús, pero Pablo lo predica: es misión de Jesús, pero nosotros debemos predicarlo. Sin embargo, Jesús y el Padre Dios son los que obran definitivamente en nuestros corazones para que obedezcamos a la fe.

   Como ya se dijo en la primera lectura y vuelve a recordarnos el evangelio, José -padre de Jesús- pertenecía a la estirpe de David. El relato de la Natividad de Lucas es un conmovedor texto lleno de una gran belleza y reflejado por escritores y artistas. Mucha gente conoce la pintura de Fra Angelico (1400-1455) ilustrando precisamente el pasaje del evangelio de hoy.  La poesía y la interpretación religiosa constituyen idílicas escenas impregnadas del ambiente hebreo. Lucas no cita la Biblia del Antiguo Testamento como hace el evangelio de Mateo, pero su espíritu está subyacente.

   Se puede afirmar que el evangelio de Lucas es el evangelio de María. Así se han descrito sus primeros capítulos, como se dirá en el capítulo 2 del mismo evangelio, María iba guardando en su corazón todas las vivencias y experiencias que el niño Jesús le iba proporcionando, tanto como pre-mamá como ya verdadera mamá que ha dado a luz un hijo. María como persona creyente en Dios y con una espiritualidad fuerte tenía, sin duda, profundas experiencias de Dios, pero, con el anuncio del angel, esas experiencias adquirieron una nueva dimensión. No hay palabras que la describan, sólo es atisbable para aquellos que disfrutan de la cercanía de Dios.

   Compromiso:
   Vivir el espíritu propio de estas fiestas navideñas.

martes, 9 de diciembre de 2014

III Domingo de Adviento. Ciclo B. 14/12/2014. Juan, 1, 6-8. 19-28

   Con la primera lectura (Isaías 61, 1-2a. 10-11) se nos presenta una realidad cierta para todo cristiano. Afirma Isaías que el Espíritu del Señor está sobre él, porque el Señor lo ha ungido y lo ha enviado para dar la buena noticia. Así, todos los cristianos católicos o no, hemos sido ungidos por Dios que nos ha enviado para dar la buena noticia del evangelio a todo el mundo. Los cristianos que se decidan a salir de la iglesia y hablar de Dios a la gente, desbordarán de gozo con el Señor y se alegrarán con Dios. Magnifica lección de esta  primera lectura de la misa.

   La segunda lectura se toma de la 1ª carta a los Tesalonicenses. Es el escrito más antiguo del Nuevo Testamento, más antiguo que los evangelios. La escribió el apóstol Pablo. El primer consejo de la lectura de hoy (5, 16-24) es que tengamos constancia en el orar. La oración es fundamental para un cristiano, y debía ser el aliento de toda parroquia, de todo grupo y de toda familia cristiana. Es necesario lanzar fuera, del edificio de la iglesia, verdaderas campañas de oración animando y enseñando a orar. Es obligación de todos.

   Debemos dar gracias a Dios por todo y no apagar el espíritu que hay en nosotros. Todo es fruto de la oración y, a la vez, conduce a la oración, pues todo es regalo de Dios.

   El evangelio comienza con la presentación de Juan el Bautista, predicador que daba testimonio de la luz a fin de que todos llegaran a la fe. Juan no era la luz, sino que era testigo de esa luz. Tampoco nosotros somos la luz, pero sí somos testigos de esa luz que es Cristo. O, al menos debemos ser.

   En este evangelio, se afirma que Juan bautizaba con agua. Pero un agua que no dice relación al Espíritu Santo. Un Espíritu que no se recibe con el bautismo de Juan. Se recibe cuando nos hacemos discípulos de Cristo, creyendo en El y comprometiéndonos por el bautismo.

   Como nos dice Pablo en la segunda lectura, no debemos apagar ese espíritu que hemos recibido. Acabaremos apagándolo si dejamos de vivir una vida de oración y no transmitimos a los demás el evangelio.

   Compromiso:
   Empezar a tener vida de oración, diciendo varias veces al día: "Dios mío te amo".

lunes, 1 de diciembre de 2014

II Domingo de Adviento. Ciclo B. 7/12/214. Marcos 1, 1-8

   Este domingo nos llama a preparar nuestros corazones para recordar el nacimiento de Jesús. Es un hito en la historia que bien merece que el mundo lo tenga presenta, pero que además, nos trae realmente la vida y la fuerza del Espíritu Santo. Nos trae una vida interior maravillosa, que es realidad y no pura sugestión. Por eso, la primera lectura, tomada de Isaías (40, 1-5. 9-11), nos manda hablar al corazón del pueblo. Es la consigna del papa Francisco. Salir del templo y hablar de Dios a la gente. Debemos aprender a sacar en una conversación el tema de las cosas de Dios y hablar de ello, como se puede hablar de cualquier otro asunto. En el Adviento debemos preparar el camino al Señor. Nos lo pide esta lectura: súbete a lo alto del monte, alza con fuerza la voz y proclama: aquí está vuestro Dios.

   La segunda lectura (2ª carta de Pedro, 3, 8-14) nos traslada a la segunda venida de Cristo. Empieza afirmando que Dios está fuera del tiempo pues "para el Señor un día es como mil años y mil años son como un día". No obstante, para nosotros, el día de la vuelta del Señor llegará como un ladrón. Esa vuelta, Pedro la describe literalmente, con el género llamado apocalíptico. Es una forma que no se puede tomar al pie de la letra. Afirma simbólicamente la desintegración de todo, del firmamento y de la tierra. Sea como sea, debemos confiar siempre en la promesas del Señor y estar en paz con Dios.

   El primer evangelio que se escribe es el de Marcos y, hoy, leemos su comienzo. Insiste en la idea de la primera lectura: "Preparad el camino al Señor". Que se conviertan y se bauticen para que se les perdonen los pecados. Es lo que predicaba Juan en el desierto, anunciando a la vez la llegada de Jesús, del que afirma: "Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará  con Espíritu Santo". Aquí radica de verdad la fuerza de Jesús, la fuerza del evangelio. Por el bautismo que nos trae Jesús se nos comunica el Espíritu Santo, la vida divina. Es un misterio y una maravillosa realidad, pero que sólo sabe captarla la persona que tiene vida de oración. Como dice San Pablo, sólo los espirituales entienden las cosas espirituales.

   La vida del Espíritu es una verdadera realidad, pero que sólo es comprendida y realizada por y para aquellos que han entrado en esa dimensión a través de la fe en Jesús. Preparar el camino del Señor, siempre y en este Adviento, es adentrarse en esta vida del Espíritu y esto se hace por la fe y el amor a Jesús a través de la oración y la entrega.

   Compromiso:
   Si me he sentido alguna vez cerca de Dios en mi vida de oración, comprometerme a volver a esa situación con la ayuda de Dios.

 
Licencia de Creative Commons
Teología Ovetense by longoria is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-SinObraDerivada 3.0 Unported License.