lunes, 23 de agosto de 2021

XXII Domingo del Tiempo Ordinario. 29/08/2021. Marcos 7,1-18.14-23

    Hoy es un día de verdadero agradecimiento a Dios porque las lecturas de la misa nos ponen en una situación de ver en que consiste la verdadera religión. Como dice el Papa Francisco, es la autenticidad de nuestra obediencia a la palabra de Dios, sin contaminarse con lo mundano o cayendo en una interpretación literal de las cosas.


   La primera lectura se toma del Deuteronomio 4,1-2.6-8. En ella vemos como las leyes y los preceptos de los judíos son verdaderamente admirados por los demás pueblos. Y las vivencias que tienen son las de un Dios cercano de verdad a su pueblo. Se vive, de verdad la religiosidad.


   Repitamos en nuestro interior varias veces durante el día: "Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?".


   La segunda lectura se toma de Santiago 1,17-27. Tiene una palabra clave para la interpretación de la misma y es la palabra "injertar". La palabra de la verdad ha sido injertada en nosotros y nos hace vibrar. Quien nos hace vibrar no es el rito, la ceremonia, sino la verdad que ese rito expresa, verdad que debemos vivir con intensidad. Es necesario vivir el significado de los ritos, profundizar en lo importante, para no quedarse con una piedad hueca, sin profundidad. En la misa hay alguna ceremonia que, sin duda, está cargada de emoción y de significado. Por ejemplo, darse la paz. Si yo le doy la paz a mi esposa y a mis hijos con un beso y lo hago con verdadero amor y cariño expreso lo que más importancia tiene: lo que de verdad nos queremos toda la familia. Pero siempre que sea breve y sencillo. Sin embargo, este mismo gesto puede ser realizado de una forma, más o menos fría. Pero, puede expresar muy bien el cariño entre padres e hijos. O la buena relación entre amigos o vecindad. ¿Y el recuerdo de los difuntos? ¿Los recuerdo y los veo ciertamente ante el amor de Dios? ¿Los veo alegres junto a Dios? ¿Me veo en ellos, en su amor y en su cariño? Y así podría seguir llenando a la misa con pleno significado.


Y ya en el evangelio, se nos presenta la práctica de lavarse las manos antes de comer. En vez de tener un significado religioso expresado con sencillez, a modo de oración para dar gracias a Dios por todo lo que él nos da, los fariseos ponen todo el interés en restregarse las manos una y otra vez, como si el acercarse a Dios dependiese de nuestro esfuerzo puramente humano, cuando en realidad es un fruto del amor que va creciendo en nuestros corazones, que no quieren estar lejos de él. No nos apeguemos a un esfuerzo puramente humano, pues no estamos ante un precepto humano, sino ante un deseo cariñoso de Dios. Es pues necesario echarnos de verdad en los brazos de Dios, confiar en él, y los gestos humanos que debamos hacer, hacerlos con sencillez, porque le verdadero amor, aún el más entregado, es fruto de acciones sencillas que nacen de un profundo amor. En este caso, de amor hacia Dios, amor que va creciendo poco a poco.


Compromiso: resume en una frase cortita algo que te haya gustado. Y si te parece, aplícatela.



 
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