lunes, 26 de marzo de 2012

Domingo de Ramos. Ciclo B. 01/04/2012. Marcos, 15,1-39

   Como el evangelio de hoy es el relato de la pasión de Jesús, de todos muy conocido y bastante largo, vamos a hacer unas reflexiones sobre el mismo sin descender a todos los detalles. La pasión de Jesús habla por sí sola y su lectura es suficiente para quedar profundamente impresionados. Comienza con la entrega de Jesús a Pilato. Lo entregan los sumos sacerdotes y lo entregan con las manos atadas. ¡Los que mandan en los sacerdotes entregando a Jesús! ¿No estará rezando Jesús, para sus adentros, el salmo 73, v.19 cuando dice: "No entregues a las fieras el alma de tu tórtola"?

   Jesús, sólo responde una vez a Pilato que le pregunta: "¿Eres tú el rey de los judíos?" Jesús contesta: "Tú lo dices". Y ya no habla más hasta su final en la cruz. Como afirma el libro de Isaías, 53,7: "Angustiado y afligido, no abrió su boca, como cordero que llevan al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció y no abrió su boca". Pilato se maravilla de tanto silencio. Este maravillarse es más que una reacción psicológica. Nos hace ver lo extraordinario, lo divino. Es la oración del silencio. Cuando tengas un dolor, un malestar, una pena, una tristeza que no puedes quitar de encima, no te atormentes a tí mismo, pero ante lo inevitable, acéptalo en silencio, junto a Dios, y estarás haciendo una verdadera oración. Como hizo Jesús.

   En este evangelio se afirma que los sacerdotes entregaron a Jesús por envidia. Estos soliviantaron a la gente para que gritara en favor de la crucifixión de Jesús. El pueblo que había gritado hosanna el día de Ramos, ahora grita "¡Crucifícalo!". La muchedumbre, cuando no tiene una fe muy fuerte, es tremendamente versátil. De ahí, la suma importancia de dar solidez a la fe del pueblo que, generalmente, no la tiene.

   La flagelación se realizaba utilizando un látigo de cuero, con incrustaciones de trozos de hueso y metal.

   Realizan una representación teatral cuando lo visten con traje de rey. Es una impresionante descripción que adquiere viveza por el continuo cambio de quince verbos distintos en una pequeña descripción. Al show asisten por lo menos seiscientos soldados que, como mínimo tenía la cohorte.

   Cristo, en sus padecimientos, es modelo de los cristianos que se ven sometidos al escarnio y a la desgracia.

   Como en todo momento de dureza y escarnio, siempre hay reacciones que hacen aflorar lo más íntimo y divino que hay dentro de nosotros. El centurión dice: "verdaderamente ese hombre era Hijo de Dios". Y las mujeres miran desde lejos y, siguiendo la cruz, se convertirán en discípulas auténticas. Es el campo de la fe. Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.

   Compromiso:
   Buscar un espacio y tiempo para leer la pasión completa, atenta y meditadamente.

lunes, 19 de marzo de 2012

V Domingo de Cuaresma. Ciclo B. 25/03/2012. Juan 12,20-33

   El evangelio que vamos a comentar comienza afirmando que algunos de los que subían a dar culto en la fiesta eran griegos. No se sigue la traducción de la Vulgata, como hace la lectura del misal, sino la versión del original griego, en el que se afirma que los que subían eran griegos. Se trata de un dato importante para comentar los conocimientos de Jesús y para dar a conocer la apertura de los primeros cristianos a los que no eran judíos, a los gentiles.

   La vida de Jesús transcurrió en una Judea bastante helenizada. La lengua griega era conocida seguramente por la práctica totalidad de los súbditos de Herodes y, por lo tanto, empleada en multitud de circunstancias. Podemos asegurar que Jesús tenía bastantes conocimientos de la lengua griega y que la entendía, cuando le hablaban en ella por razones de su oficio o por otros motivos.

   Como viene al caso, se puede afirmar que Jesús, además, sabía hebreo pues era capaz de abrir el rollo de las Escrituras en las sinagogas, leerlo y comprenderlo (Luc. 4,16-20). Su idioma natal sería el arameo.

   Yendo a la enseñanza espiritual del evangelio de este domingo, dominan significativamente la palabra gloria y correspondientes al verbo glorificar. En el templo está la gloria de Dios y el manifestarse la gloria de Dios en Jesús significa la existencia del nuevo templo, que será el lugar de reunión de todos sus discípulos en que brilla el amor y la vida.

   El hombre posee muchas más potencialidades de las que a primera vista parecen. Cuando uno se da totalmente, es decir, cuando se dona a sí mismo por el amor, esas potencialidades se liberan y ejercen toda su eficacia. Por eso, afirma Jesús que si el grano de trigo caído en tierra se muere, da mucho fruto. Pero, es necesario donarse, morir.

   La fecundidad, la nueva evangelización de la que tanto se habla y nadie dice lo que es, no va a depender de la transmisión de un mensaje doctrinal, que será necesario. La nueva evangelización será la transmisión de una muestra externa de amor. Cáritas es una institución necesaria, pero que no muestra tu amor extremo ni el mío. Habría que buscar soluciones, recordando a Pablo cuando dice que el amor no es engreído. La imaginación al poder.

   Este es el mejor resumen del evangelio de hoy. Jesús muere como el grano de trigo. Nos ama hasta el extremo y su fruto va a ser notable. En el amor hasta el extremo está la nueva evangelización. Pero, donde aparezcan de verdad, no en anonimato, ni engreídamente, por supuesto, nuestro amor, el tuyo y el mío.

   Compromiso:
   ¿Cuál te parece que es la lección del evangelio de hoy? Ponla en práctica.

martes, 13 de marzo de 2012

IV Domingo de Cuaresma. Ciclo B. 18/03/2012. Juan, 3,14-21

   Comienza este evangelio con una referencia al Antiguo Testamento diciendo: "Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hombre, para que todo el que se adhiera a él tenga vida eterna".

   El Hombre equivale a decir bíblicamente el Hijo del hombre y se aplica al mesías, a Jesús. El evangelio de Juan lo llama también el Hijo o el Hijo único de Dios.

   El texto antes citado se refiere al libro de la Biblia llamado Números (21,9) cuando habiendo una plaga de serpientes venenosas, Moisés, por indicación de Dios, manda hacer una serpiente de bronce y la levanta en un poste. Todo aque que era mordido, si miraba a la serpiente puesta en alto, se curaba o, dicho según la expresión hebrea, vivía.

   La serpiente estaba puesta en alto como una señal. Debía ser vista y mirada, pues indicaba la localización de una fuerza salvadora. El Hombre, Jesús, levantado en alto, es la fuerza salvadora de Dios. Es Jesús en la cruz. Esta es la razón por la que se ha escogido este texto como lectura en la Cuaresma.

   El Hombre levantado a la vista de todos es, a la vez, el Hijo único de Dios. A él hay que prestarle adhesión. El que se la presta tiene vida para siempre y no perece. Jesús no vino para dar sentencia contra el mundo, sino para que se salve.

   Dios ama al mundo. Dios nos ama a todos. En cierta ocasión, un cliente charlaba en conversación con un militante ateo, filósofo español, y le recordaba precisamente esto, que Dios lo ama. Como el filósofo segúia negando a Dios con insistente fuerza, "muy bien, tú no amas a Dios, pero, a pesar de todo, Dios te sigue amando a tí".

   Mantengamos firme nuestra adhesión a Jesús, pues él nos salva.

   Los tres últimos versículos del evangelio de hoy usan un vocabulario distinto. El propio del comienzo del cuarto evangelio. Se trata de la oposición entre la luz y las tinieblas.

   El que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, a Jesús, para que no se le eche en cara su modo de obrar. Sin embargo, los que no tienen nada de que esconderse, los que obran el bien, se acercan a Jesús, de modo que se manifieste que su modo de obrar está basado en su unión con Dios.

   Compromiso:
   Cuando vea una señal indicadora de algo (una señal de tráfico, por ej.), acordarme de Jesús levantado en alto para indicarnos el camino.

lunes, 5 de marzo de 2012

III Domingo de Cuaresma. Ciclo B. 11/03/2012. Juan 2,13-25

   La escena evangélica de hoy, la expulsión de los mercaderes del templo, sucede en la primera de las tres Pascuas que se mencionan en el evangelio de Juan. La fiesta de la Pascua requería, para celebrarla, la peregrinación a Jerusalén, la capital. Todos los israelitas mayores de doce años estaban obligados a celebrarla y, por lo tanto, a ir a la capital. Para que nos demos cuenta de la importancia de la fiesta, siendo Jerusalén de unos 55000 habitantes, recibía en esas fechas unos 125000 peregrinos y se sacrificaban en el templo unos 18000 animales.

   Era pues, la fiesta de Pascua una hermosa ocasión para que Jesús comenzara su vida pública y manifestara su mesianidad. Su actuación tendría inmediatamente una resonancia nacional, e incluso más allá de las fronteras judías.

   Un texto bíblico (Zac. 14,21) anuncia el día del Señor diciendo: "Ya no habrá mercaderes en el templo del Señor de los ejércitos aquel día". El hecho de Jesús era pues una señal mesiánica clarísima. Jesús se manifiesta como Mesías. Además, el látigo, el azote, era un símbolo proverbial de forma que los judíos se imaginaban al Mesías con un azote en la mano para fustigar los vicios y las malas prácticas.

   El hecho evangélico de la expulsión de los mercaderes del templo es, pues, una forma de la manifestación de Jesús como Mesías, muy apropiada para la mentalidad judía. Es fácil de entender para ellos.

   Para mejor comprender el texto debemos afirmar que no hubo violencia o muy escasa. De haberla habido la policía hubiera intervenido rapidísamente. En esta fiesta de Pascua judía, los romanos llenaban la ciudad de numerosa fuerza pública por temor de una sublevación. No era la primera vez que sucedía algún intento. Por lo que, si Jesús hubiera usado la violencia, inmediatamente hubiera intervenido la policía, sobre todo en la zona del templo.

   El hecho de hoy es significativo, manifestativo de la mesianidad de Jesús y pacífico. Lógicamente, una sola persona no es capaz de echar del templo a toda una multitud. Que Jesús aprovechó para manifestarse como Mesías es cierto. Pero, también se puede asegurar que no hubo violencia sobre las personas y que, por lo tanto no se las provocó en demasía. Es todo un símbolo. Aparte, dos enseñanzas importantes. El templo es casa de oración, no de mercadeos. Eso no quita nuestro deber de orar en cualquier momento.

   Y recordemos la resurrección de Jesús en la contestación que da a los que le piden señales para poder obrar así: "Destruid este templo (su cuerpo) y yo lo levantaré en tres días".

   Compromiso:
   Estar siempre con respeto en la iglesia.

 
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