martes, 12 de febrero de 2013

I Domingo de Cuaresma. Ciclo C. 17/02/2013. Lucas, 4,1-13

   Jesús ha recibido el bautismo de Juan. Ha sido un momento decisivo para su vida y que significa un giro total para la misma. Jesús, sin duda, fue perfilando en el desierto las grandes líneas de la misión que iba a realizar. No sólo acogió el proyecto de Juan, sino que se adhirió, sin lugar a duda, a su grupo de colaboradores.

   Cuando Herodes Antipas ejecuta a Juan el Bautista, el grupo queda desamparado y desconcertado. ¿Qué será de ellos? Jesús reacciona de manera sorprendente. No sólo no abandona la idea que animaba al Bautista, sino que la hace mucho más radical llevándola a extremos insospechados.

   Jesús inicia un movimiento convencido de que Dios no va a abandonar al pueblo, sino que le manifestará su infinita misericordia. Pero, Jesús, dicho al modo humano, no sabe dónde se mete. Tendrá que enfrentarse a todo un cambio de mentalidad. Va a ser muy duro con los ricos que atesoran olvidándose del necesitado; va a romper moldes de convivencia comiendo con pecadores y prostitutas, pero siempre les hablará del Dios misericordioso. Se manifestará en contra de una religión oficial cuyos sacerdotes tan sólo piensan en acaparar riquezas y poder y cargan a los demás con pesadas cargas religiosas. En una palabra, Jesús tendrá que enfrentarse a una serie de problemas que le llevarán, sin duda a la muerte más cruel e inimaginable. Sin duda, Jesús ha pensado esto muchas veces y ha tenido un cúmulo de tentaciones pensando en abandonarlo todo.

   Las tentaciones de Jesús, que nos presenta el evangelio de hoy, representan la lucha interior de ese Jesús que ve lo que puede suponerle, de verdad, ser fiel a Dios Padre. Jesús ve las cosas con claridad, pero la lucha interior existe. El autor del evangelio ha expresado maravillosamente todo ello con el género literario de las tentaciones por el demonio en persona. En la Biblia, y por tanto en el Nuevo Testamento, el que escribe, a veces, está menos interesado por lo que realmente pudo suceder que por el significado literario de lo que escribe.

    Las tentaciones, tal como están redactadas, son una expresión y un resumen de la continua lucha interior en la vida de Jesús. Esa lucha será una de las razones que lo mueven a tener una fuerte vida interior de unión con Dios Padre, pasando largas jornadas de oración nocturna en plena naturaleza. Maravilloso ejemplo para nosotros, aunque no seamos capaces de imitar perfectamente a Jesús.

   (Si lo deseas, puedes ver el comentario de este mismo evangelio que se hizo el 21/02/2010).

   Compromiso:
   No arredarme ante la defensa de las cosas de Dios, cogiendo ánimos en la oración profunda y a solas con El.

 
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