martes, 27 de junio de 2017

XIII Domingo del Tiempo Ordinario

   Este domingo es una fuerte llamada a la fe desde distintos puntos de vista. Es necesario que volvamos a lo esencial no andando por las ramas. Hay que ir al núcleo de nuestras relaciones con Dios. Como frase para recordar, parece muy oportuna la siguiente: "Su morir (el de Jesús) fue un morir al pecado de una vez para siempre, pero su vivir es un vivir para Dios (Romanos 6,10)". Así, nosotros debemos morir al pecado y empezar a vivir para Dios.

   La primera lectura (2 Reyes 4,8-11.14-16a), se refiere al profeta Eliseo, continuador del profeta Elías. La mujer de esta lectura es de Sunem, al sur del Tabor y no lejos del Carmelo. Ella sabe descubrir a Dios y verlo en otra persona que nos habla de El. Por esta razón, ella ha dado a Eliseo una hospitalidad generosa. Y él, agradecido, aún cuando ella es anciana, le promete el nacimiento de un niño.

   La segunda lectura (Rom. 6,3-4.8-11) contiene la frase que se propone para memorizar y, además, es la base para entender la fidelidad que se nos propone hoy en el evangelio, Cristo muriendo, murió al pecado, pues murió por todos nosotros, pero El vive ahora para Dios. Así nosotros debemos estar muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús.

   Para entender el evangelio de este domingo, debemos situarnos en el ambiente que viven los cristianos del tiempo en que se escribió el evangelio de Mateo. Es decir, por los años 60-70. Por aquel entonces, los cristianos vivían en un ambiente muy difícil, con mucha oposición. Tenía problemas no sólo en el ambiente en que vivían, sino también entre su propia familia. La oposición de los fariseos y de la gente principal es enorme. Aquella primitiva iglesia encuentra un obstinado rechazo. Ante la experiencia de titubeo y debilidad de algunos de los miembros de la comunidad, el evangelista pone en boca de  Jesús palabras muy duras. El habla de la radicalidad del amor que le debemos a Dios. Sólo él puede exigirnos tanto. Las personas han de elegir, a menudo. Pero, han de elegir con libertad, con acierto y radicalidad si es necesario. Es en este ambiente o contexto en el que debemos leer el evangelio de hoy. Mientras unos países vivimos con cierta calma nuestra fe, otros la viven con tales dificultades que están avocados al martirio seguro. Lo sabemos bien por las noticias. Ahí, sí es de actualidad el evangelio de hoy. Y es tan contagiosa la verdadera fe de Jesús que, aún hoy en el siglo XXI, sigue siendo verdad el antiguo refrán que dice: "la sangre de mártires es semilla de cristianos".

   Compromiso:
   Leer siempre el evangelio antes de este comentario.

jueves, 22 de junio de 2017

XII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo A. 25/06/2017. Mateo 10,26-33

   La idea central de este domingo es que debemos ponernos en las manos de Dios Padre y suceda lo que suceda.  Debemos hacerlo en las alegrías y en las penas. Siempre.

   Como frase bíblica para memorizar y repetir durante la semana se propone la del evangelio de hoy, (Mateo 10,27): "Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a la luz, y lo que os digo al oído predicadlo desde las terrazas". Hay que hacerlo como aspecto importantísimo y necesario en la pastoral de hoy día.

   La primera lectura se toma de Jeremías 20, 10-13. A Jeremías le toca vivir el destierro de Babilonia. En el atrio del templo pronuncia un discurso muy  comprometido y es encarcelado por el jefe de policía. Se prohíbe escuchar la palabra de Dios. Jeremías sufre toda clase de escarnios pero, a pesar de todo, está lleno de confianza en Dios. Estaba en las manos de Dios.

   La segunda lectura (Romanos 5, 12-15) está dedicada al pecado original. Por medio de Adán empezó a haber pecado en el mundo, es decir, comenzamos a pecar todos, cada ser humano pecó. Pero, aún así, aún cuando pequemos, debemos mantener la confianza en Dios, echarnos en sus brazos, y pedirle que nos abrace y nos perdone y nos ayude a corregirnos.

   En el evangelio de hoy, hay una fuerte llamada pastoral a todos. Viene a decirnos: los que amáis a Dios, pregonazlo. Invitad a los demás a que lo amen. Hablad de Dios a los demás. Dad ejemplo: ¡Todo lo que habéis aprendido de Dios, pregonadlo desde las terrazas! Y estad siempre en las manos de Dios como los gorriones. Un gorrión vale siempre muy poca cosa. Su música no es precisamente de finas melodías. En esto les ganan muchísimos pájaros. Pero, además, la poca música que poseen no sirve para deleitarnos en casa pues, en una jaula, se ponen depresivos y amanecen fallecidos. No duran más de una noche. Y, sin embargo, nos afirma el evangelio de hoy, que Dios cuida de ellos. Y nosotros valemos mucho más que todos los gorriones juntos. Otra nueva llamada a ponernos en manos de Dios. ¡Y, cómo no, si Dios conoce cuantos cabellos tenemos en nuestra cabeza!

   Recordad la frase puesta para memorizar y practicar durante la semana. Los comentarios bíblicos deben servir para poner en práctica. Los necesitamos para nuestra vida de oración y de unión con Dios. Pero, además, como labor apostólica y pastoral a la que todos estamos obligados.

   Compromiso:
   Debemos tomar decisión nosotros mismos.

lunes, 12 de junio de 2017

Solemnidad del Corpus Cristi. Ciclo A. 18/06/2017. Juan 6, 51-58

   La Iglesia ha dedicado un día en el año para celebrar la Sagrada Eucaristía, no en el sentido de celebrar una misa, sin más, sino en el de alegrarnos efusivamente por este gran recuerdo que nos ha dejado el Señor.

   Es muy importante, importantísimo, recordar que la comunión tiene un carácter sanativo espiritualmente.

   Como frase para memorizar se propone: "Dice Jesús: yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que coma de este pan vivirá para siempre" (Juan 6,51).

Deuteronomio (8,2-3. 14b-16a) corresponde a la primera lectura. Nos presenta esta vida con sus caras y sus cruces, pero viene a decirnos que siempre debemos considerarnos en las manos de Dios. No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

   La segunda lectura (1 Corintios 10,16-17) nos recuerda que los que comulgamos, los que recibimos el cuerpo de Cristo quedamos todos unidos en ese mismo cuerpo. Es necesario pensarlo seriamente. ¿Nos unimos para extender el reino de Cristo? ¿O andamos solos de un lado para otro? ¿No sabemos organizarnos para ello? ¡Son más listos los hijos de las tinieblas que los hijos de la luz! Ellos saben organizarse.

   El evangelio de hoy es toda una enseñanza sobre la vida eucarística. Empieza y termina de la misma forma: "El que coma de este pan vivirá para siempre".

   No sería la primera persona que ve el reflejo de Dios en el rostro de las personas que vienen de comulgar. Ello ha servido a más de uno como punto de reflexión. Es maravilloso y extremecedor saber que el pan que Cristo nos da es su propia carne, para nuestra vida. No cabe duda que su realidad es la de un cuerpo resucitado, la de un cuerpo espiritual. No sabemos explicarlo de otra manera, pero ahí está Cristo. Y por esa razón, si no comemos la carne del Hijo del hombre y no bebemos su sangre no tendremos vida en nosotros. Es maravillosa la vida de Dios en nosotros. Para comulgar no hace falta confesarse. Basta una buena disposición. Querer amar a Dios. Que el recuerdo de Jesús y sus palabras nos animen a querer recibirlo en nuestra alma, en nuestro interior.

   Existe una encíclica en la que se afirma que si has escuchado la homilia y te mueve a comulgar, puedes hacerlo. El Papa Francisco ha recordado recientemente que la eucaristía tiene un carácter sanativo. No despreciemos esta sana doctrina, que es puro evangelio. Lo contrario es ideología. El evangelio de hoy nos recuerda que el que come la carne de Jesús y bebe su sangre, él mismo nos resucitará en el último día. ¡Qué nuestra vida de fe sea profundamente eucarística!

   Compromiso:
   Leer despacio este comentario y sacar alguna conclusión práctica.

miércoles, 7 de junio de 2017

Solemnidad de la Santísima Trinidad. Ciclo A. 11/06/2017. Juan 3,16-18

   El día de la Santísima Trinidad es el día en que la visión de Dios como misterio que jamás podremos comprender, nos lleva a amarlo cada vez más, pues es el incomprensible, que siéndolo, nos abraza tiernamente y nos ama de verdad.

   Como frase para recordar se propone una de la segunda lectura (2 Corintios 13,13) que dice así: "La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté siempre con vosotros" (2 Corintios 13,13)

   La primera lectura, Exodo 34,4b-6.8-9, contiene parte de un relato muy antiguo que no podemos tomar como verdadero al pie de la letra, sino en su profundo significado. Nos presenta una visión antropomórfica de Dios. Un Dios que no podemos imaginar, pero que perdona nuestras culpas y pecados y nos toma amorosamente como suyos.

   La segunda a los Corintios, 13,11-13 nos invita a la vida mística: si Dios nos perdona siempre nuestros pecados, debemos trabajar alegremente por nuestra perfección. Nos purificamos por la penitencia y la oración. Así tratamos de eliminar un gran número de pecados. Es la llamada etapa o vía purgativa. A continuación, viene la vía iluminativa en que pueden sentirse grandes tentaciones y nosotros debemos seguir la  luz de la fe y resistirlas, en busca de Dios. Así, el Dios del amor y de la paz estará con nosotros y le sentiremos muy cerca de nosotros. Eso nos dice la segunda lectura. Es la vía iluminativa de la mística cristiana. Es la forma de trabajar nuestra perfección, como nos dice esta segunda lectura.

   En el evangelio de hoy aparece cuatro veces el verbo creer, pero no se trata de creer verdades. La fe es entendida como confianza, lealtad. Se trata, en este evangelio, de tener confianza en Jesús, de serle leales. El que haga tal cosa, no perecerá, no será juzgado, pues ha tenido confianza en el nombre del unigénito de Dios.

   Como vemos, en el evangelio de Juan, no se trata tanto de creer verdades, sino de tener confianza en Jesús, de serle leales. Desde esta perspectiva, las cosas cambian. Nuestra vida de cristianos da preferencia al amor y a la fidelidad hacia Jesús. No estaría mal que al igual que en una profesión de fe se pregunta ¿creéis en Dios Padre Todopoderoso...?, se nos preguntara: ¿confiáis verdaderamente en Jesús? ¿tratáis de serle leales? ¿lo amáis de verdad? El evangelio de este domingo es corto, muy corto, pero de mucha enjundia, muy profundo. Nos conduce a la vida mística. En las otras dos lecturas hablábamos de la vía purgativa e iluminativa. En esta última, en alguna manera, experimentamos a Dios. Esta experiencia se da en todas las religiones que adoran al verdadero Dios. En España, tenemos grandes místicos como San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús.

   Nosotros debemos vivir el regalo de la comunión con verdadero amor y unción. Es fuente para sentir a Dios, para tener experiencia místicas en nuestro interior, para vivir unidos a Jesús y serle leales. Es decir, para creer en él según el sentido evangélico.

   Compromiso:
   Has sentido a Dios cerca de ti. Aprende a comportarte para vivir más cerca de Dios.

 
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