lunes, 30 de septiembre de 2013

XXVII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 06/10/2013. Lucas 17,5-10

   La primera lectura de hoy se toma del libro bíblico de Habacuc (1,2-3;2,2-4). Habacuc es uno de los profetas llamados menores y vivió a finales del siglo VII antes de Cristo. Es de la época del profeta mayor Jeremías.

   Comienza la lectura con una frase que repiten, hoy día, muchos creyentes: ¿hasta cuándo clamaré, Señor, sin que me escuches? A menudo, el creyente experimenta la sensación de que Dios está lejos, como ausente. Permanecer fiel es una excelente forma de crecer en la fe. Y la gran luz de Dios llegará.

   La segunda lectura tomada, como de costumbre, del Nuevo Testamento, y hoy, de la 2ª Carta de Pablo a Timoteo (1,6-8. 13-14), comienza recordando la imposición de manos que Pablo le hizo a este. Esta ordenación es una reinterpretación cristiana de la ordenación de los rabinos judíos y garantizaba la continuidad con la legislación mosaica, aún cuando el nuevo rabino podía interpretar la tradición de manera independiente.

   De una forma o de otra, la comunidad es responsable de elegir a sus dirigentes, cosa que hoy no sucede. Lo importante no es la sucesión de las personas o continuidad ininterrumpida, sino la sucesión ininterrumpida en la doctrina o tradición apostólica.

   Es importante el comienzo del evangelio de hoy. Dicen los apóstoles: "Señor, auméntanos la fe". Esta no es una posesión de verdades, sino una disposición a la fidelidad. "Auméntanos la fe" es como decir "Haznos gente fiel a tí, Señor", "Que confiemos siempre en tí".

   Dice el Señor: "Si tuvieseis fe como un grano de mostaza..." El grano de mostaza es una de las semillas más pequeñas. Jesús utiliza esta pequeña semilla para contrastarla con el gran árbol del sicómoro.
 
   A continuación, Jesús utiliza una hipébole o lenguaje exagerado, para demostrar el gran poder que tiene aún la fe más pequeña.
 
   La versión de Mateo habla de mover una montaña y no de trasladar un árbol al mar. Lucas nos recuerda que la fe más pequeña tiene un gran valor ante Dios. Y no es la fe la que puede lograr maravillas, sino el Dios que está detrás de nuestra fe. Es como el billete de 500 euros impreso en un papel que sólo vale unos céntimos. El billete tiene tanto valor porque cuenta con el crédito del gobierno. Así, nuestra fe tiene valor porque Dios nos bendice. La fe, es decir, la fidelidad a Dios, es un regalo suyo.
 
   Seguidamente explica Jesús la parábola del siervo. Un amo tiene un siervo que trabaja en el campo durante el día, y al llegar a casa, como siervo, debe preparar la cena del amo y, al final, limpiar la mesa. Es ahora, cuando el siervo puede reponer sus fuerzas y cenar. Con este ejemplo, se significa que Dios no nos debe nada por muchas obras buenas que hagamos. Las bendiciones de Dios no se pueden exigir, no se pueden ganar. Son pura gracia de Dios.

   Se trata de una verdad difícil de entender, pero es muy importante comprenderla. Dios nos pide que realicemos obras buenas pero, si las cumplimos, Dios no queda endeudado con nosotros aunque libremente nos premie. No podemos exigir nada a Dios por muchas obras buenas que realicemos, aunque él, libremente, nos premiará.

   Compromiso:
   Conforme a lo explicado, tratemos de comprender el final de este evangelio: somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer.

lunes, 23 de septiembre de 2013

XXVI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 29/09/2013. Lucas, 16,19-31

   La primera lectura de hoy, tomada del libro bíblico de Amós (6,1a.4-7) continúa la virulenta crítica contra los ricos indolentes. Critica a los que duermen en camas de madera con incrustaciones de marfil y que comen abundante carne. Esta era relativamente escasa en la antigüedad y privilegio de los ricos, que comían terneros engordados con granos en su establo.

   Los ricos a los que se refiere el profeta Amós disfrutaban de grandes juergas y orgías. Bebían vino con los recipientes llenos y se ungían con los aceites más valiosos. No les importa la miseria en que viven otros.

   Estos ciudadanos de élite, de primera clase, serán también los primeros en marchar al exilio, y sabrán lo que es pasar de una vida opulenta en grado máximo, a una de pobreza y miseria.

   El texto quizá esté haciendo referencia a Marzeah, un antiguo club de lujo, donde algunos encontraron la muerte por excesivo consumo de comida y alcohol.

   Comienza la segunda lectura (1 Tim, 11-16) dirigiéndose a Timoteo con la expresión "Hombre de Dios". Con ella, se recuerda a Timoteo su alta vocación y linaje espiritual y es la misma que se dio a Moisés, Elías y otros profetas. Es, pues, una persona que está al servicio de Dios, que habla por Dios y que representa a Dios.

   La fe, que Pablo recomienda a Timoteo, es la confianza personal que éste debe tener en Dios y su palabra ante el reto y los peligros de su ministerio.

   "Conquista la vida eterna" o mejor "echa mano de la vida eterna", como calidad de vida de la que nos debemos apropiar y aprovechar ahora, en la vida práctica.

   Las lecciones que nos da esta epístola son tan abundantes y tan ricas, que es imposible abarcarlas hoy.

   En el evangelio, se relata la parábola del rico epulón y el pobre Lázaro. Esta parábola cambió la  vida de Albert Schweitzer y lo llevó a dejar su confortable vida europea, para fundar el Hospital Lambarene en Africa.

   Dice el evangelio que el hombre rico vestía de  púrpura y de fino lino. La púrpura simbolizaba la riqueza y el poder, y los romanos según el estatus, podían llevar más o menos púrpura. Otra señal de riqueza era la finura del lino.

   Un mendigo llamado Lázaro estaba echado junto a la puerta del rico, y lleno de llagas. ¿Cómo se sentirá Lázaro al ser tan pobre, rodeado de tanta riqueza? Hoy, la extrema riqueza y la extrema pobreza, a menudo se encuentran tan cercanas, que es extremadamente insultante, creando un gran resentimiento. Millones de Lázaros sufren, hoy día, situaciones parecidas.

   Es muy significativo que Lázaro es la única persona que se nombra en todas las parábolas de Jesús. Su nombre significa que Dios sana o que Dios ayuda. Resulta paradógico. Sin embargo, sean lo que sean los azares de la vida, jamás debemos separarnos de Dios. Si es así, tendremos una experiencia iluminativa maravillosa.

   Conocemos el desarrollo de la parábola. Notar, sin embargo, que no se habla del entierro de Lázaro y sí se dice que el rico fue enterrado. En aquella cultura, no ser enterrado como es debido sería la última indignidad para quien llevó una vida realmente indigna.

   Pero, con la muerte se han invertido los papeles. Ahora es el rico que clama pidiendo la ayuda de Lázaro. Siempre es conveniente leer el evangelio entero para completar este comentario. Simplemente añadir ahora que, aunque viniese alguien del otro mundo a ponernos alerta de lo que hay en el más allá, no le creeríamos, buscaríamos explicaciones. Realmente, si tenemos buena voluntad, nos basta el testimonio de Jesús en los evangelios.

   Compromiso:
   Reflexionar sobre lo que más nos guste de los evangelios.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

XXV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 22/09/2013. Lucas 16,1-13


   Amós es uno de los profetas llamados menores y vivió en el siglo VIII antes de Cristo. Es uno de los primeros profetas que puso por escrito sus mensajes. Recogía el fruto de las higueras y era pastor de ovejas. La primera lectura de hoy se toma de Amós 8,4-7.

   Este profeta se siente enviado por Dios a Betel, en Israel, donde proclama valientemente el mensaje de Justicia y juicio contra la opresión y la avaricia. Los comerciantes, que se enriquecían abusivamente a base de trampas en el peso, y deseando que terminase pronto el día de descanso religioso para volver a acaparar riquezas con sus negocios sucios o abusivos, son la diana hacia donde apuntan sus dardos.

   La pregunta surge hoy día, en el siglo XXI, cuando ante tanta injusticia está totalmente silenciada la doctrina social de la Iglesia.¿Cuánto se predica de justicia social? ¡¡Nada!! Es verdad que no hace falta tanta doctrina social; bastaría con predicar la línea dura del evangelio, un día y otro día!

   La segunda lectura es de la primera Carta a Timoteo, 2,1-8. Timoteo, a quien se dirige esta carta, era natural de Turquía e hijo de padre griego y madre judía.

   En esta segunda lectura se vierten dos ideas principales. En la primera nos anima a hacer oraciones y acciones de gracias por todos los hombres para que podamos llevar una vida tranquila. En la segunda idea, afirma que sólo hay un mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús. Afirmación tajante que, por mucho amor que tengamos a la Virgen María, nos impide llamarla mediadora. En este sentido, y para que la verdad de Cristo resplandezca plenamente, debemos evitar las disquisiciones teológicas.

   Respecto al evangelio del administrador infiel, este ha demostrado ser inteligente y decisivo, rápido en la reacción. Esto es lo que Jesús alaba.

   Los hijos de este siglo comprenden como funciona el mundo, pero, a menudo, los hijos de la luz no comprenden como funciona el reino de Dios. Como nos dice Jesús: "Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos que los hijos de la luz".

   Dice Jesús: "Ganáos amigos con el dinero adquirido injustamente". A menudo, se obtienen riquezas injustamente y aunque se quiera devolverlas para obtener el perdón de Dios ya no se sabe a quien se ha de devolver. Pero esas riquezas siguen sin ser de quien ilícitamente las obtuvo. Para obtener el perdón debe desprenderse de todas, todas, todas ellas en bien de los pobres, que no es lo mismo que hacer una obra benéfica importante. Muchos roban y roban y, luego, hacen obras benéficas importantes, granjeándose las alabanzas incluso de la jerarquía eclesiástica. Pero es necesario, de una forma o de otra, devolver todo lo robado. Es la única forma de ganar amigos con el dinero injustamente adquirido.

   Compromiso:
   Conviene meditar lo que se refiere en este comentario.

 

miércoles, 11 de septiembre de 2013

XXIV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 15/09/2013. Lucas 15,1-10

   Esta primera lectura de la misa de hoy (Exodo 32,7-11.13-14) contiene un inestimable valor teológico, pues, al mismo tiempo que Dios está sellando su alianza con su pueblo elegido, por medio de Moisés, arriba en el monte, ese pueblo apostata. El dramatismo es grande.

   Dios pensando en el bien de su pueblo y, mientras tanto, el pueblo se fabrica un becerro de oro como idólo. Es verdad que el becerro era considerado como el escabel de la divinidad, pero el pueblo lo convierte en un puro ídolo al que adorarán. El infito amor de Dios por los hombres y la versatilidad, flaqueza y debilidad nuestra, frente a frente. Sin embargo, Dios siempre nos permanece fiel y amoroso. Dios perdona y olvida con facilidad.

   La segunda lectura se toma de la 1ª carta a Timoteo (1,12-17). Cuando se escribe esta carta Pablo ya había muerto mártir. Pero, un discípulo suyo, que conocía muy bien el pensamiento y la actitud de Pablo, la escribe simulando que es el mismo apóstol. En aquella época esta simulación se hacía frecuentemente y era signo seguro de autenticidad y veracidad del pensamiento expresado.

   ¡Qué bonito es que Pablo diga que no sabía lo que hacía cuando perseguía a los cristianos y que, sin embargo, Dios le dió la fe y el amor cristiano, perdonándole!

   El evangelio de hoy es un bonito exponente de la actuación de Dios con los pecadores. Lucas trata a  publicanos y pecadores muy favorablemente pues los considera abiertos al arrepentimiento y a ser discípulos de Jesús. Los publicanos están al servicio de los dominadores romanos y se llaman pecadores, no sólo a los que son culpables de faltas morales, sino también a los que no observan las leyes rituales, por ejemplo, los que no se lavan las manos o no se bañan cuando la religión lo ordena. En nuestra Iglesia Católica, por ejemplo, no son lo mismo los mandamientos de Dios que los preceptos que impone la jerarquía. Lo que Dios de verdad ordena debe cumplirse siempre. Sin embargo, ante lo que ordena la jerarquía tenemos mucha más libertad. Siempre es primero atender al necesitado de verdad que cumplir los preceptos eclesiásticos. Ante los mismos, tenemos una libertad evangélica muy grande y a quien los incumpla no se le puede llamar automáticamente pecador.

   A veces estamos tan preocupados con las leyes de la religión que ello nos hace olvidar  el amor de Dios hacia los pecadores. Jesús habla con publicanos y pecadores y es criticado por los hombres religiosos.

   El amor de Dios a los hombres es una característica de las tres lecturas de esta misa. Y Dios siempre sale al encuentro de los hombres en lo más íntimo de sus corazones. Ello queda bien caracterizado en las parábolas de hoy: El pastor que va en busca de la oveja perdida o la mujer que pierde una moneda. Correspondamos pues a este amor que Dios nos tiene.

   Compromiso:
   Fácilmente adoramos becerros y no a Dios. Busquemos adorar sólamente a Dios en nuestros corazones.

martes, 3 de septiembre de 2013

XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 08/09/2013. Lucas, 14,25-33

   ¿Quién puede conocer los designios de Dios? ¿Quién puede comprender lo que Dios quiere? La primera lectura (libro bíblico Sabiduría, capítulo 9, versículos 13-18) nos invita a reflexionar sobre la sabiduría de Dios y nos exhorta a pedirla.

   No podemos comprender muchas cosas de la actuación de Dios. No podemos explicar que Dios permita la existencia del mal y para algunos es motivo para no creer en El. Es que, cuando se trata de seres creados, la sabiduría de la cruz adquiere un gran sentido. Ante Dios, como criaturas que somos, somos muy poca cosa, somos nada. Y cuando nos sentimos nada y pecadores estamos en la verdadera sabiduría.

   Para obrar así, debemos pedir a Dios dicha sabiduría. El nos iluminará dándonos el Espíritu Santo, como dice esta primera lectura.

   La carta de Pablo a Filemón es el escrito más corto del Nuevo Testamento. Hoy comentamos los versículos 9b-10.12-17. Onésimo, esclavo del cristiano Filemón, se había escapado de su amo y había ido a refugiarse a donde Pablo. Esto constituía un delito grave y el dueño podía matar al esclavo fugitivo.

   Onésimo es convertido a Cristo por Pablo y este le entrega una carta de recomendación para que la presente a su amo Filemón. De dicha carta se toma la segunda lectura de la misa de hoy.

   Aunque la esclavitud es incompatible con el cristianismo, sin embargo, Pablo es hijo de su tiempo y no la condena. Pero, Pablo lanza unos principios subversivos que forzosamente acabarán con ella. Son los principios que emanan del evangelio: el amor y la fraternidad, pero con la circunstancia de que el esclavo Onésimo es ahora hermano en Cristo para Filemón, su dueño.

   El evangelio tiene como tema el ser discípulo de Jesús. Pero hay algo muy importante: los que desean seguir a Jesús deben saber el precio antes de decidir. Deben aborrecer a sus seres más queridos: padres, hijos, hermanos, e incluso la propia vida. Naturalmente, esto va contra la propia enseñanza de Jesús, contra el mandamiento del amor. En realidad, los judíos usan mucho la hipérbole o exageración para llamar la atención del que escucha, para lograr algún efecto. La exageración es un estilo literario muy usado por los judíos y, por lo tanto, no debe tomarse nunca al pie de la letra. Es una exageración para causar efecto, para que se recuerde más facilmente y no se quite de la memoria. El significado es que debemos a Cristo sobre todo, pero sin olvidar que el mismo Jesús nos manda amar a nuestra familia. Esta es la enseñanza de todo el Antiguo Testamento sobre Dios. (Veánse los libros bíblicos de Génesis 29,30-33; Proverbios, 13,24; Malaquías, 1,2-3).

   Jesús dijo que la señal de sus discípulos es amar a todos, incluso a nuestros enemigos y, por lo tanto, no es posible que Jesús nos mande aborrecer a nuestros familiares más queridos.

   Sigamos, pues, fielmente a Cristo hasta dar nuestra vida, si es necesario, para no renegar de él.

   Compromiso:
   Examinar mi amor a Jesús y entregarme a él de verdad.

 
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