Versículo 21. <
En tiempos de Jesús, Cafarnaún era una ciudad importante, sutuada junto al lago de Tiberíades, también llamado mar de Galilea. Cafarnaún era cruce de caravanas en la ruta que iba desde Damasco al puerto de Tolemaida en el Mediterráneo. Ocupaba, pues, una posición estratégica desde la que se propagan rápidamente las noticias. Quizá por ello, será el centro de la actividad de Jesús en Galilea.
La sinaoga era el centro religioso y cultural. Constituía la presencia de la institución judía a nivel local. Allí, los sábados se reunía el pueblo para participar en el servicio religioso y escuchar la predicación.
Jesús no entra en la sinagoga para asistir al culto religioso. Entra e <
Como hemos visto el domingo anterior, la enseñanza de estos primeros momentos consiste en enmendarse y recibir <
Versículo 22. <
Los predicadores escribas no hablaban de una experiencia personal, se limitaban a repetir una y otra vez lo que tenían de costumbre, aprendido de sus maestros o de la institución. Jesús habla de su propia experiencia, salta por encima de la institución, tiene ideas propias, sabe a dónde va y lo enseña sin miedos. Lo hace con verdadera autoridad. Se podría decir que Jesús despierta el espíritu crítico de la gente y trata de hacerles libres.
Versículo 23. <
¡Un espíritu inmundo donde está representada la institución religiosa judía! Por lo que va a pronunciar, se trata de un defensor incondicional de la institución y no quiere que se vea perjudicada.
Versículo 24. <<¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres, el santo de Dios>>.
Por el contexto, <
El poseído llama Nazareno a Jesús por ser éste natural de Nazaret. Era un pueblo de la montaña de Galilea, conocida por su exaltado nacionalismo. Por ello, Jesús debería responder a dichos valores dentro de la línea de la institución judía. Pero Jesús va a tener una forma distinta de actuación.
La expresión <
Versículos 25-26. Jesús no acepta dicha forma de pensar: <<¡Cállate y sal de él!>>. Expulsar el espíritu inmundo significa eliminar el influjo de la institución judía sobre aquel hombre. Jesús quiere la libertad del hombre y su amor a la verdad, pero no su sumisión a una ideología.
Versículos 27-28. La gente está desconcertada por la nueva forma de enseñar de Jesús, con autoridad e ideas nuevas. Ante ello, la institución judía queda eclipsada y surge una explosión de fama que se extiende a toda Galilea.
Aplicación: urge romper el gran cerrojazo dado al Concilio Vaticano II. En sus documentos hay una profunda renovación de ideas que, comprendidas y propagadas por obispos y sacerdotes, harían exclamar a la gente algo parecido a como hicieron con Jesús en la sinagoga. Estudiar el Vaticano II y extenderlo es obligación de todos. La Iglesia debe renovarse si quiere ser fiel al evangelio en el mundo actual. El Vaticano II, entre otras cosas, habló de la Iglesia como <
martes, 27 de enero de 2009
Domingo IV del Tiempo Ordinario. 01/02/2009. Evangelio Marcos 1, 21-28
miércoles, 21 de enero de 2009
Domingo III del Tiempo Ordinario. 25/01/2009. Evangelio Marcos 1, 14-20
El llamamiento de los discípulos Andrés y su hermano Simón se presenta en el evangelio de hoy de manera bastante distinta a como se hizo el domingo pasado. En Juan 1, es el Bautista el que viendo a Jesús, dice a Andrés y a otro: <
Versículo 14c. <<...y se puso a proclamar la buena noticia de parte de Dios>>. Cada evangelista escribe su evangelio desde un determinado punto de vista o alrededor de una idea. El programa teológico de Marcos se basa en la <
Versículo 15. <
El <
Versículo 16. <
En el Antiguo Testamento, excepto en un caso (Ez. 47), la metáfora de la pesca tiene siempre en los profetas carácter de guerra y conquista. Quizá esto indique que estos hermanos son de espíritu nacionalista y violento, como los zelotas. Jesús ve que están comprometidos para lograr un cambio más justo y tiene confianza en que abandonen la violencia y sean aptos para expandir la <
Versículos 17 y 18. <
He expuesto lo esencial del evangelio de hoy, aunque más cosas podrían decirse.
Propuesta: reflexionar sobre nuestra adhesión a Jesús. No se trata de una adhesión a una doctrina, sino a una persona que nos da vida; nos da el Espíritu de Dios que nos hace hijos. Sin duda, tenemos experiencias de Dios en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad. Valorémoslas y que nos sirvan de oración agradecida. Gocémos hablando de ellas con los demás.
lunes, 12 de enero de 2009
Domingo II del Tiempo Ordinario. 18/01/2009. Evangelio Juan, 1, 35-42
Es necesario advertir que Juan el Bautista se presenta como una figura estática, al que, en el evangelio de Juan, nunca se le aplican verbos de movimiento. Así, hoy, se dice del Bautista que "de nuevo estaba presente" usando un verbo de quietud: "estaba".
- Versículo 36. Jesús es el que tiene la actividad: "Jesús camina"; el Bautista: "dijo", verbo de quietud; señala hacia Jesús diciendo: "Mirad el Cordero de Dios".
- Versículo 37. ""Al excuchar sus palabras (las del Bautista), los dos discípulos siguieron a Jesús". Ahora, adquiere importancia el verbo "seguir". Seguir a un maestro, en este caso, seguir a Jesús, es un término técnico que se aplica a los discípulos. Expresa que el discípulo tiene el deseo de vivir con su maestro, para conocer sus objetivos, adoptarlos y, así, poder colaborar en su misión.
- Versículo 38. "Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les preguntó: ¿Qué buscáis?. Le contestaron: Rabí (que significa "Maestro") ¿dónde vives?".
Creo que aquí está la enseñanza fuerte del evangelio de hoy. Cuando los dos discípulos llaman "Maestro" a Jesús, están indicando que desean tomarlo como guía y seguir sus instrucciones.
En el tiempo de Jesús, el discípulo no sólo recibía una doctrina de su maestro, sino que aprendía del mismo su forma de vivir. La vida del maestro era pauta para la del discípulo. De ahí que los dos discípulos deseen conocer dónde vive Jesús. Quieren estar cerca de Jesús, vivir directamente bajo su influencia.
- Versículo 39. Jesús "Les dijo: Venid y lo veréis. Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde".
Podemos decir que a esa hora está empezando la primera comunidad cristiana. Esos discípulos van a recibir la vida y por el Espíritu se van a hacer hijos de Dios; como se deduce de todo el primer capítulo de Juan. Jesús no va a ser un maestro espiritual de individuos aislados, va a constituir una nueva comunidad.
- Versículos 40-41. "Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús. Fue a buscar primero a su hermano Simón y le dice: Hemos encontado al Mesías (que significa, Ungido)". Andrés va en busca de su hermano porque siente gran necesidad de darle a conocer a Jesús. ¿Sentimos nosotros esa necesidad de dar a conocer el evangelio o la experiencia maravillosa de Jesús? ¿Es que no hemos tenido alguna experiencia divina junto al Señor? ¿Y ello no nos invita a comunicarlo a otros?
- Versículo 42. Andrés, a su hermano Pedro "Lo llevó a Jesús y este le dijo: Tú eres Simón, el hijo de Juan; a tí te llamarán Cefas (que significa, Piedra)". Según alguna exégesis, muy afinada por cierto, "el hijo de Juan" quiere decir que Simón era discípulo de Juan Bautista.
Entre Andrés y su acompañante existe una diferencia grande con relación a Simón Pedro. Jesús llama a los dos primeros; a Pedro, no. Jesús no invita a Pedro a que lo siga y este tampoco se ofrece. Pedro no expresa reacción alguna favorable a Jesús. Andrés ha tenido ya su experiencia de Jesús y lo muestra llamándole Mesías. Pedro no tiene algún comentario que hacer de su encuentro con Jesús. Y tú, ¿hablas con Jesús y de Jesús?.
Reflexión: es necesario entrar en contacto personal con Cristo. Como dice Danielu, "la fe está basada en ese contacto personal". Busquemos a Jesús, por la fe, la oración, la mirada fija hacia su cruz, viendo a Jesús en el prójimo...Pero busquémoslo y experimentemos lo que nace de nuestro contacto personal con él. No es pura sensiblería, es realidad sobrenatural que proviene del Espíritu de Jesús y nos mueve a obras de amor.
miércoles, 7 de enero de 2009
Domingo del Bautismo del Señor. 11/01/2009. Evangelio Marcos, 1, 7-11
Juan el Bautista, a la vez que bautiza en el Jordán, va anunciando la presencia de Jesús.
(versículo 7) Existía entre los judíos la ley del levirato cuya finalidad era asegurar, en lo posible, descendencia al hombre que hubiera muerto sin hijos. La ley ordenaba que un hermano o pariente próximo del difunto se casara con la viuda, y que los hijos que nacieran se consideraran hijos del difunto. Si el que tenía más derecho a casarse con la viuda renunciaba a ello, debería transmitir sus derechos a otro, dejando que este le desatase la correa de las sandalias. Era así la costumbre.
La alianza de Dios con el pueblo de Israel, no fructificó. Ahora, Israel será sustituída por la nueva comunidad cristiana, el nuevo Pueblo de Dios. El puesto de Dios lo recobra Dios hecho hombre, Jesús de Nazaret. Juan Bautista no es quien para desatar la correa de las sandalias de Jesús, porque este se hace cargo de que la nueva alianza fructifique en abundancia. Sus hijos serán numerosos.
(versículo 8) Juan sólo dispone de agua para bautizar. Jesús dispone del Espíritu de Dios. El efecto propio del Espíritu es hacer que el hombre pertenezca a Dios. El hombre queda introducido en la esfera divina y consagrado en la fidelidad a Dios.
La fidelidad de los judíos a Dios se demostraba en el cumplimiento de la ley. Ahora, para el nuevo pueblo de Dios, la fidelidad a Dios nace del Espíritu, de la nueva vida comunicada al hombre. La norma externa, o ley, desaparece y queda sustituída por el impulso que sale del interior. Ese impulso interno, o impulso del Espíritu Santo, es la caraacterística de la nueva alianza.
(versículo 9) En el bautismo de Juan, los judíos que acudían a él confesaban públicamente sus pecados, sobre todo de injusticias y se comprometían a ponerles fin. Sin embargo, Jesús no confiesa sus pecados. No los tiene. De hecho, en la escena, aparece solo, no mezclado con otros. Su vida es distinta.
(versículo 10) Cuando Jesús sube del agua, se rasga el cielo y el Espíritu baja como paloma hasta él. El bautismo de Juan era un bautismo por inmersión. Cuando Jesús sube del agua, el Espíritu baja hacia él. Va uno al encuentro del otro. Al subir del agua, Jesús <
(versículo 11) Todos somos hijos de Dios, pero <
Consideración: es un evangelio digno de meditarse para conocer cada vez más a Jesús. Hazlo.
jueves, 1 de enero de 2009
2º Domingo de Navidad. 04/01/2009. Evangelio de Juan, cap. 1, 1-5, 9-14
Un primer tema del evangelio de hoy, es el de la vida y la luz. Es un tema que lleva una gran carga catequética. La "Palabra" divina es "proyecto" antes de realizarse y luego se traduce en realidades. Pero esta Palabra siempre contiene vida. Como resultante, el evangelio de Juan debe leerse en clave de vida, de la cual nos llega la luz.
Para los judíos, todo lo procedente de las leyes de Moisés, incluídos los mandamientos, eran la luz que nos lleva a la vida. Por eso era muy importante cumplir toda la Ley de Moisés. Juan, en este evangelio, lo invierte todo, le da la vuelta. Lo primero es la vida, no es la luz. La Palabra contenía la vida (Juan, 1, 4a) y la vida era la luz del hombre (Juan, 1, 4b). Al revés del pensamiento judío. En éste, primero es la luz o Ley de Moisés, y de su cumplimiento o recepción nos viene la vida. Para Juan, reflexionamos primero sobre la vida y de ella nos vendrá la luz. La vida se experimenta y se formula, se sacan conclusiones. Pero sin formulaciones que lleven a la negación de la vida. Sería un absurdo disparar tiros contra la luz que desprende nuestra propia vida. De la vida viene nuestra propia luz. Para el hombre, la única luz es el resplandor de la vida humana, y de la vida divina cuando acampa entre nosotros. Toda vida procede de la Palabra creadora.
Nuestra propia vida podemos experimentarla y expresarla, al menos por aproximación, ya que es una vivencia.
Las conclusiones que podemos sacar de reflexionar sobre nuestra propia vida humana nos conducen a las de la vida divina que va a acampar entre nosotros. Nuestra vida está contenida en el proyecto de Dios Creador; por eso, nuestra vida contiene el proyecto de vivir siempre, el deseo de persistir. El anhelo de vida para siempre es constitutivo de nuestro ser. Por eso, de la vida, de la reflexión sobre la vida, sobre nuestra vida, viene la luz, la luz que es deseo de eternidad. De ahí lo que dice Juan (1,4): <
El proyecto creador es que el hombre realice en sí mismo el proyecto para el que Dios le dio vida, vida para siempre. Todo lo que se oponga a esta luz que proviene de la vida, que desea ser vida para siempre, es de por sí una ideología que busca poder, cegando a los demás.
Era ella la luz verdadera (Juan 1,9). Esta luz dada por la vida procede de Dios creador, no de Dios como legislador. Las leyes de Moisés, ni siquiera los mandamientos, no dan vida. Pretenden guiar la conducta de los hombres, de las personas, pero no son luz de verdad, no dan vida. La Palabra creó la vida, nuestra propia vida, pero ella misma, la misma palabra, se hizo vida entre nosotros. Y a cuantos la aceptaron, los hizo capaces de hacerse hijos de Dios si mantienen la adhesión a su persona (Juan 1,12).
La Palabra Creadora hecha vida entre nosotros, es Jesús. Sobre esta segunda parte, iré reflexionando durante el año. Hoy quise profundizar en la primera.
Consejo: Reflexiona, a menudo, sobre el deseo de vivir siempre. La vida que hay en ti, pide vivir siempre. Tu, que reflexionas sobre tu propia vida, lo sabes. Y el creador que puso en ti ese deseo, va a cumplirlo para que la vida tenga sentido. ¡Deja que la vida te ilumine! Cree en la semilla de eternidad que Dios creador puso en ti. No olvides esa luz. No dejes que se apague. La vida se transforma en otra vida, pero no se apaga. Porque tu reflexión no es inútil. Tu reflexión culmina en que de verdad somos Hijos de Dios como se irá viendo a través del año.