jueves, 8 de febrero de 2018

VI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 11-2-2018. Marcos 1, 40-45

   Conviene recordar que hoy se celebra la colecta de la campaña contra el hambre en el mundo.

   Por otra parte, las lecturas de este domingo tienen una gran transcendencia en el tiempo en que vivimos. Sólo tenemos constancia de un mínimo porcentaje de la oposición que se hace al Papa Francisco. La realidad es que esta oposición es grandísima, según las crónicas. Las instituciones del Vaticano se han pasado condenando a buenos teólogos, de los que el Papa Francisco ya ha rehabilitado algunos. Por aquí van las enseñanzas bíblicas de hoy. Y recordemos que la Santa Biblia es Palabra de Dios.

   Como frase a recordar:"Se acercó a Jesús un leproso pidiéndole de rodillas: si quieres, puedes limpiarme". Pero recordémosla conforme a su verdadero significado.

   En la primera lectura (Levítico 13,1-2.44-46) se presenta la mentalidad que imperaba en tiempos de Jesús y que debemos tener en cuenta para el comentario del evangelio.

   La segunda lectura (1Corintios 10,31-11,1) nos presenta una enseñanza importantísima para nuestra propia vida cristiana. Debemos hacerlo todo para gloria de Dios, nos dice San Pablo. Pero, según la experiencia de los místicos cristianos, debemos vivir recordándonos de Dios, es decir, debemos vivir en su presencia. Humanamente es imposible vivirla de modo continuo. Pero sí podemos acordarnos de Dios varias veces al día y decirle que lo amamos. Escojamos cuatro o cinco momentos para ello y vivámoslo así diariamente.

   Sobre el evangelio debemos empezar afirmando que en tiempos de Jesús el leproso no tenía acceso posible a Dios, no pertenecía por tanto al pueblo elegido. Jesús derrumba los cimientos teológicos existentes en su época, en el pueblo de Dios. En parte es la misión que se presenta hoy día al Papa Francisco: proponer una teología conforme al evangelio. De hecho, es lo que ya pidió a los teólogos. A través de los tiempos, los organismos y congregaciones vaticanas han ido acumulando obligaciones y criterios que terminan alejándose de la voluntad divina y alejándose del evangelio.

   La lepra era una enfermedad de la piel, con inflamaciones, sarna, llagas y otros signos que alejaban totalmente de Dios. El leproso era el prototipo de toda marginación. Dios no lo miraba. Sabiendo esto, le dice a Jesús: "Si quieres puedes limpiarme". Con el verbo limpiar, el evangelista subraya el aspecto religioso, equivalente a purificar. Y Jesús, conmovido, lo toca. El verbo conmoverse, en el Nuevo Testamento, se aplica solo a Dios y a Jesús. Aquí, Marcos le da a Jesús un atributo divino: es Hijo de Dios, se comporta como Dios.

   La ley religiosa prohibía tocar al leproso, pero Jesús lo toca. Para Jesús, antes que la ley está la persona. Y eso que según la ley Jesús quedaría impuro al tocarlo. Esta es la batalla que le toca liderar a Francisco: poner a la persona y al evangelio por encima de algunas leyes que hay en la iglesia. La oposición que tiene es muy grande. Recemos mucho por él.


   Compromiso: en tus oraciones acuérdate del Papa. Reza poniendo interés en lo que dices.


 
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