lunes, 23 de julio de 2012

XVII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 29/07/2012. Juan 6,1-15

   Este evangelio de la multiplicación de los panes no puede entenderse correctamente si no se tiene en cuenta lo que sigue en el evangelio de Juan y que no se lee en la misa de hoy. En efecto, si hoy hemos escuchado la multiplicación de los panes, a continuación el Nuevo Testamento nos dice que Jesús es el pan vivo bajado del cielo y que quien lo come vivirá eternamente.

   La multiplicación de los panes no se nos presenta como milagro, sino como signo. En efecto, es un calco del Antiguo Testamento. En 2 Reyes 4, 42-44, primera lectura de la misa de hoy,  vemos que uno ofrece veinte panes al profeta Eliseo. Este manda dárselo a la gente para que coma. Es muy poco, pero no hay problema porque dice el Señor: "Comerán y sobrará". Dice el texto que "Entonces el criado los sirvió, comieron y sobró, como había dicho el Señor". Es así como el evangelista Juan, sirviéndose de un relato literario antiguo, presenta a Jesús como el verdadero profeta, mayor que Eliseo.

   Existen tres palabras clave en este evangelio de la multiplicación de los panes: hombres, recostarse y lugar. Las tres palabras se encuentran en el versículo 10, que usando una traducción mejor que la de la misa dice: "Jesús les dijo: Haced que esos hombres se recuesten". Había mucha hierba en el lugar. Como en tantos sitios, se vislumbra una referencia constante a la primera comunidad cristiana. Los cristianos son hombres adultos, es decir, hombres acabados por el Espíritu Santo. Por otra parte, comer recostados era propio de los hombres libres, como deben considerarse los seguidores de Jesús.

   "El lugar" es la manera con que, a menudo, se denomina el templo. Pero, Jesús, en este momento de la multiplicación de los panes, se encuentra en un monte. Y el monte representa el lugar donde reside la gloria de Dios. En Juan, la gloria de Dios se identifica con su amor leal, manifestado en Jesús. En el monte, donde se manifiesta Dios y, con él, Jesús, está el verdadero templo, el verdadero lugar. Jesús es el verdadero templo. Y, en ese lugar, hay mucha hierba, nos dice el evangelio de hoy, es decir, hay mucha fecundidad. Es lo propio de los tiempos mesiánicos.

   La importancia del evangelio de hoy, para la primera comunidad cristiana se pone de manifiesto en las pinturas de las paredes de las primeras catacumbas cristianas de Roma, de finales del siglo II d.C. En ellas, es típica la presencia de unas figuras masculinas, sentadas a la mesa, compartiendo dos peces y cinco panes. Lo mismo sucede en los primeros relieves e inscripciones funerarias cristianas.

   Hoy, Jesús se nos presenta como el más grande de los profetas y portador de la gloria de Dios. Seamosle fieles.

   Compromiso:
   En la naturaleza, en los montes, sepamos ver la gloria de Dios, cuyo reflejo es Jesús.

 
Licencia de Creative Commons
Teología Ovetense by longoria is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-SinObraDerivada 3.0 Unported License.