lunes, 10 de mayo de 2010

Ascensión del Señor. 16/05/2010. Lucas 24,46-53

Tres ideas se presentan en el evangelio de hoy. La primera es que se ha de predicar la conversión y el perdón de los pecados a todo el mundo. En la segunda, es que serán revestidos de la fuerza de lo alto. Finalmente, Jesús bendice a los discípulos y se separa de ellos subiendo hacia el cielo.

Con bastante frecuencia, el Nuevo Testamento habla de una u otra forma de la exaltación de Jesús. Así aparece en un himno antiguo citado en la epístola a los Filipenses, cap.2, versículos 6-11. Así también en la epístola a los hebreos 1,3-4. En este y otros pasajes se afirma que tras los sufrimientos en este mundo, Jesús, el Hijo, es investido por Dios con una autoridad suprema sobre el cosmos.

Jesús ordena a los discípulos, no sólo a los apóstoles, predicar la conversión y el perdón de los pecados a todo el mundo. No se trata sólo de predicar el perdón de los pecados sino de que se realice dicho perdón. Predicarlo, a secas, no valdría gran cosa. La conversión es imprescindible y comprende, fundamentalmente, el dejar de cometer injusticias. A través de todo el evangelio, el ser humano es muy importante y nuestra conversión es, en pricipio, crear un mundo en el que desaparezcan las injusticias y, por ello, bendecir a Dios. El que ingresa en la comunidad cristiana tiene como exigencia primera no cometer injusticias y amar a todos como Dios nos ama.

Una segunda idea del evangelio que se comenta es que recibiremos una fuerza de lo alto, es decir, el Espíritu que Jesús nos envía. Si cultivamos ese Espíritu siguiendo sus inspiraciones sabremos lo que es experimentar a Dios en nosotros. Si hubiésemos sabido llevar a la juventud hacia una experiencia real de Dios tendríamos, sin lugar a duda, otro tipo de creyentes.

En cuanto al tercer aspecto, es decir, la ascensión de Jesús a los cielos después de tanto sufrimiento es necesario recordar que Jesús ya había tenido, que sepamos, la experiencia mística de ser arrebatado por Dios el dia de su transfiguración. Tal día como hoy, Jesús vuelve a ser arrebatado por su Padre de una forma definitiva. Este camino es nuestro porpio camino. O, mejor, debe ser nuestro camino. Se debe promover de forma correcta la experiencia mística entre todos los discípulos. Una experiencia auténtica, no una seudoexperiencia. Pero es muy necesario en los tiempos actuales.

Propósito:
Aprender a contactar con Jesús a través de la fe, la oración y la comunión y siempre ayudando a los demás con el mismo amor que Dios nos tiene.

 
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