miércoles, 24 de marzo de 2021

Domingo de Ramos. 28/03/2021. Marcos 15, 1-39

   Las palabras antaño pronunciadas por Jesús resuenan, vívidas y presentes, como mensaje de decisión y salvación. Son pronunciadas ahora por los que somos sus discípulos, por toda la Iglesia. Son pronunciadas por tí y por mí. Tú y yo las pronunciamos, hablamos de ello a los demás. Las pronuncian no sólo los sacerdotes. Las pronunciamos tú y yo. Todos hablamos de Dios con mucha alegría. Sin avergonzarnos. (¡Ojalá fuera verdad!).

   Hoy, Domingo de Ramos, empezamos con gran alegría esta fiesta del Señor. Aunque sabemos que, a continuación, empieza la Semana Santa, semana de dolor.

   La primera lectura de la misa es de Isaías 50, 4-7. ¡Qué sepamos dar a los demás una palabra de aliento, cuando veamos que lo necesitan! Que sepamos estar cerca de Dios cuando recibamos ultrajes de los demás. Debemos saber que Dios nunca nos defraudará. Creerlo confiadamente. Así, nuestras vivencias del salmo 21 nos acercarán cada vez más a Dios. Serán una verdadera oración.

   La segunda lectura es de la carta a los Filipenses 2,6-11.En ello, se manifiesta la condición divina de Jesús y su nombre sobre todo nombre, de modo que ante Jesús toda rodilla se doble y toda lengua proclame que Jesús es Señor para gloria de Dios Padre.
   
   La gran lectura de este domingo es la Pasión de Jesús. Leetela bien, despacio, meditándola según vas leyendo. Es de Marcos 15,1-39. Las acusaciones que le hacen son tantas que Jesús no contesta a ninguna. Y tiene una gran serenidad. No manifiesta rabia. Tiene una gran tranquilidad porque tiene un amor infinito al Padre, se ha echado en sus brazos, y en su corazón no anida el odio. Pilato cede a lo que le piden, agotan a Jesús y manda que lo crucifiquen. Pero, antes, le hacen la gran burla. Lo visten de púrpura, como si fuera el rey, y le ponen la corona, pero de espinas. ¡La gran burla! Con una caña... ¡Sería con un palo fuerte! empiezan a golpearle la cabeza para que la corona (de espinas) no se caiga. Añade todas las burlas que puedas imaginarte. No, por favor, no las añadas. Ni las imagines. Reza en lo más profundo de tu corazón. Abraza a Jesús. Llora con Él. Emociónate. ¡No sé qué decirte!¡Porque Jesús es todo amor!¡Vive la gran presencia de Dios en todo momento!¡Y tú (y yo) procuremos imitarlo!

Y cuando Jesús muere, el centurión que estaba de frente, haciendo guardia... dijo: ¡verdaderamente este hombre era Hijo de Dios! ¡ Y tú ¿qué dirías?...!


   Compromiso: ¡Qué dificil es proponerte uno hoy! Creo que la lectura de todo esto puede ayudarte mucho a que logres sacar uno.

 
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