jueves, 22 de mayo de 2008

Fiesta del Cuerpo y Sangre de Cristo. 25/05/08. Juan 6, 51-58

Al final de este evangelio, lo lógico sería que se mencionase la reacción final de los judíos, que ya antes habían criticado muy seriamente a Jesús. Pero esto no sucede. Jesús se reitera nuevamente en lo dicho y no pasa nada. Sucede como en el dicho popular: "Aquí paz y después gloria". Da la sensación de que en este trozo evangélico Juan enseña directamente al grupo de creyentes y les habla del sentido de su adhesión a Cristo y de la interpretación de la eucaristía, fudamentalmente. Alrededor de estas ideas gira el evangelio de hoy.
Empieza Juan afirmando que él es: "El pan vivo bajado del cielo". Los judíos también llamaban pan a la Ley religiosa y cuya observancia, según la doctrina rabínica, aseguraba la vida para el mundo futuro. Era el pan ofrecido por la Sabiduría (Proverbios, cap. 9, versículo 5). Ahora, es Jesús quien definitivamente comunica al hombre la vida propia para siempre. Ya no es el cumplimiento de la Ley. Sólo Jesús es el pan de vida. Es necesaria la adhesión a él, al pan de vida.
Versículo 51b: "Además, el pan que yo voy a dar es mi carne, para que el mundo viva". Hasta ahora, se estaba haciendo referencia al maná y ahora, sin salir de la simbología el libro del Exodo, se pasa a la figura del cordero. Este y el maná eran alimentos. Ahora es Jesús el verdadero alimento. Ese Dios que no puede ser visto ni tocado, quiere entrar en el campo de la experiencia humana, y entra de verdad. Bien lo sabemos los que nos hemos adherido a Jesús. Dios lo consigue sin estar nosotros alienados. Es una verdad experiencial, dentro de una mente clara, pacífica, tranquila, con una paz y un amor que salen de lo más profundo del ser, sin hacernos por ello unos iluminados en el sentido peyorativo de la palabra.
Dice el versículo 52 que los judíos se "peleaban" unos con otros diciendo: "¿Cómo puede este darnos a comer su carne?". Si antes las palabras de Jesús provocaron una crítica (Juan, 6, 41), ahora provocan una pelea entre los mismos judíos. Jesús ha precisado que ese pan es su misma realidad humana, no una doctrina, como lo era la Ley de los judíos. Como ya decía en algunos de los primeros evangelios que yo expliqué, el género llamado "evangelio" consiste en exponer un mensaje a través de lo que parece ser una biografía. No quiere decir que los datos no sean reales, pero sí acomodados al caso. No olvidemos, además, lo dicho al comienzo de esta explicación: seguramente Juan está hablando para los miembros de su comunidad, durante una celebración eucarística.
En los versículos 53-54, continúa la simbología del Cordero Pascual (Juan 1,29). La carne del cordero fue alimento para la salida de la esclavitud; su sangre liberó de la muerte. Ahora, con la misma realidad, afirma Jesús: "Si no coméis la carne de este Hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros...". Adherirse con verdadera fe a Jesús, se expresa con el comer su cuerpo y beber su sangre.
Nosotros vivimos por Jesús como él vive por el Padre (vers. 57). Como una advertencia final para entender bien este evangelio, debe tenerse en cuenta que el versículo 60 y s.s son continuació de cap. 6, versículo 21. Hay por el medio una inclusión en la que se encuentra el evangelio de hoy.
Reflexión: ¿No crees que, echándote en los brazos misericordiosos de Dios, podrías comer muchos domingos el cuerpo de Jesús?

 
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