martes, 21 de abril de 2015

IV Domingo de Pascua. Ciclo B. 26/04/2015. Juan 10,11-18

   En las lecturas de este domingo, se pone de manifiesto lo que Dios hace en Jesucristo Buen Pastor y en nosotros los creyentes a través suyo.

   En la primera lectura (Hechos 4,8-12), Pedro lleno, del Espíritu Santo nos presenta a Jesús como Piedra angular y de nombre salvador. Lo anuncia Pedro lleno del Espíritu Santo. Los Padres griegos veían a este como quien traducía lo divino a los términos en que los seres humanos pueden, de alguna manera, captar y comprender. Así, un cristiano que celebra y recibe la eucaristía, es decir, que comulga, siente de alguna manera la presencia de Jesús en su alma. Es la obra del Espíritu Santo. De igual manera, Pedro lleno del Espíritu Santo sentía y experimentaba la salvación que nos trae Jesús.

   La segunda lectura (1 Juan 3,1-2) es maravillosa. Nos presenta como hijos de Dios, afirmando que nosotros lo veremos tal cual es. ¡Esto sí que es realidad gracias a la fuerza del Espíritu Santo! Dios hace en nosotros verdaderas virguerías.

   Y, ya en el evangelio, se nos presenta a Jesús como el Buen Pastor. Las ovejas en el evangelio de Juan son el pueblo dominado por los dirigentes. El que nos preside en la fe, Francisco, ya advirtió que en nuestra fe se había filtrado una parte de ideología y esta siempre crea sometimiento indebido. Insiste Francisco en que el buen pastor debe oler a oveja. En esto nos da el mejor ejemplo Jesús. El, actualmente, desea que haya un solo rebaño, es decir, desea la unidad de todos los cristianos. Debemos ir unos al encuentro de los otros y trabajar juntos por el reinado de Cristo. Entre Jesús y cada uno de los suyos existe una relación de amor. Como ya se reflejaba en las dos primeras lecturas, sentir y vivir ese amor es obra del Espíritu Santo. El nos traduce las cosas divinas, de alguna forma, a experiencias humanas: Jesús entrega su vida por las ovejas y entregándola la recupera, y este es el mandamiento que él recibe del Padre. Jesús no está sometido al Padre, sino que se identifican en el amor. Así, también nosotros debemos cumplir el mandamiento del amor que nos da Jesús. Este mandamiento no es una orden. Lo cumplimos si nos identificamos con Jesús. Es toda una cadena: Jesús se identifica con el Padre y nosotros nos identificamos con Jesús. Jesús recibe del Padre un solo mandamiento que es el del amor hasta el extremo y así es el Buen Pastor. Y así Jesús nos da la vida definitiva. Así, con el infinito amor de Jesús, debemos amar a los hermanos separados  y a todos los seres humanos. Debemos aprender del Buen Pastor. Así celebraremos con plenitud este día. Y manifestaremos al mundo que somos discípulos de Jesús.

   Compromiso:
   Hablar con cristianos que no son de mi Iglesia, como discípulos de Jesús que lo son de verdad y caminemos juntos hacia la unidad.

 
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