martes, 25 de diciembre de 2012

Tiempo de Navidad. Sagrada Familia. 30/12/2012. Ciclo C. Lucas, 2, 42-52

   Jesús va con sus padres al templo, a Jerusalén. Tenía Jesús doce años. No vuelve a casa con sus padres y estos, al darse cuenta, retroceden para buscarlo. Lo encuentran en medio de los maestros y todos ellos están asombrados de su talento. Jesús llama al templo, donde está, la "casa de su Padre".

   Esta es la única historia que se encuentra en los evangelios del Nuevo Testamento, sobre la infancia de Jesús. Otras historias de su infancia se encuentran en los evangelios apócrifos pero, aunque algunas pueden ser históricas, los cristianos no las hemos hecho oficiales. Para nosotros, los evangelios oficiales o canónicos son los cuatro de siempre.

   En el judaísmo, la madurez religiosa del chico se alcanza a los trece años de edad. Entonces, al muchacho se le llama "hijo del precepto" y adquiere todas las obligaciones del varón. El evangelista Lucas presenta a Jesús a los doce años, es decir, un año antes de la madurez religiosa, seguramente para darlo a conocer como poseedor de una extraordinaria cultura y experiencias religiosas, de forma que asombraba incluso a los doctores de la ley bíblica.

   Por primera vez, en los evangelios, Jesús se refiere a Dios como su Padre. "¿No sabíais que yo debo estar en la casa de mi Padre?" contesta a sus padres. Jesús tiene una relación especial con Dios y esta conciencia es muy importante para conocer su calidad religiosa, sus vivencias espirituales y la realidad de su ser.

   Sus padres y familia no comprendían este modo de proceder de Jesús, pero María guardaba todas estas cosas en su corazón. No cabe duda que, ante la pérdida de su hijo, José y María sufrieron enormemente. El evangelista Lucas procura equilibrar este comportamiento poco filial, con el convencimiento de que fue un niño modelo, cuya primera virtud era la obediencia.

   Volviendo a su conciencia de Dios como Padre, es algo que le brota con fuerza desde dentro. Tan desde dentro, que al dirigirse a Dios, lo invocaba con una expresión desacostumbrada. Lo llamaba "Abbá" que se traduce como "Padre mío querido". O como "Padrecito" o "Padre mío querido". Este es el rasgo más característico de su oración. Esta forma de orar produjo tal impacto en las comunidades cristianas de habla griega, que dejaban sin traducir la expresión aramea "Abbá" como recuerdo de la experiencia personal de Jesús.

   Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y gracia, delante de Dios y de los hombres. Es una forma de hablar para indicar que se iba haciendo mayor. Gracia, pues, no se refiere a lo que llamamos gracia santificante, sino que está en relación con la sabiduría y la estatura.

   Compromiso:
   Acostúmbrate a hacer oración sin texto, oración que tú vas inventando sobre la marcha. Que te salga de dentro y que puedas llamar a Dios, Padre. Es una experiencia preciosa y enriquecedora. Empieza, aunque no sepas cómo. Y todos los días.

lunes, 17 de diciembre de 2012

IV Domingo de Adviento. 23/12/2012. Ciclo C. Lucas, 1, 39-45

   La visita de María a su prima Isabel es el contenido del evangelio de este domingo. La ciudad de Ein Karem, cerca de Jerusalén, se ha identificado tradicionalmente como el pueblo de Judea a donde fue María para visitar a Isabel, la madre de Juan Bautista.

   El propósito del evangelio de Lucas parece mostrar que los dos hombres, Jesús y Juan, estaban muy unidos desde el momento de su concepción y que forman parte de un gran plan divino, pero dejando clara la superioridad de Jesús, la cual es conocida tanto por Isabel como por el hijo que lleva en su vientre. Esto es fundamental en el evangelio de este domingo.

   En el pasaje evangélico de hoy, se vive un ambiente religioso extraordinario. Es verdad que el relato es un género literario en el que no deben tomarse las palabras al pie de la letra, sino poéticamente. Pero, es de una gran espiritualidad y ternura. Cuando la religiosidad se alía estrechamente con el arte, sea pintura, escultura o literaria como aquí, nos ayuda a vivir de una forma creativa, tanto en las alegrías como en las penas, en la salud como en el dolor. María desea comunicar una gran alegría a su pariente Isabel. Entra en su casa sin llamar porque tiene que entrar rápido, tiene prisa por comunicar la emoción. Entra como se hace en muchos pueblos. Isabel se emociona al oir el saludo de María, con tal emoción que se expresa diciendo que el niño saltó de gozo en el vientre de su madre. Isabel se llenó de Espíritu Santo, es decir, lo divino se hizo humano. Isabel experimentó y vislumbró algo de lo divino, algo de lo normalmente inaccesible, porque es Dios.

   Son muchos los cristianos que, más o menos llenos de Espíritu Santo, tienen experiencias de Dios que está con ellos. Y son personas normales. Por desgracia, muchas personas no son conscientes de esta cercanía de Dios que, aunque sea en lo más oculto de su ser, los conduce en lo recóndito, en el misterio. Se necesita que los predicadores y enseñantes manifiesten la posibilidad y abundancia de estas experiencias místicas, aunque sean en grado ínfimo. Pero, tales experiencias no deben buscarse. No están en nuestras manos, no se deben a nuestro esfuerzo. Es obra de Dios. Obra y regalo. Una buena formación de los fieles, en este sentido, daría su fruto. Como decía Danielú: la fe está basada en un contacto personal con Cristo.
 
    Termina el evangelio de hoy diciendo Isabel a María: "¡Dichosa tú, que has creído!". Dichosos también nosotros si aceptamos con fe el mensaje de Jesús.
 
   Compromiso:
   En las experiencias sobre la belleza, como cuando nos extasiamos ante un paisaje maravilloso, sepamos buscar a Dios y vivir su cercanía.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

III Domingo de Adviento. Ciclo C. 16/12/2012. Lucas, 3,10-18

   En este evangelio, como en otros, se procura dar una parte importante de instrucción porque se considera que no basta con ser buenos, sino que se necesita estar formados y preparados. Hoy día, nuestros cristianos leen una serie de libros que, partiendo  de ideas científicas y exegéticas verdaderas, llevan después el agua a su molino dando una interpretación que cientificamente no siempre es correcta. Se ven deslumbrados por ideas verdaderas, pero con las que nunca se les puso en contacto y que, presentadas de golpe, les producen perturbación.

   Hoy día, se habla ya mucho del documento o la fuente Q. Los escritores de los cuatro evangelios fueron recopilando materiales, datos, procedentes de testigos oculares. Los evangelios de Marcos, Mateo y Lucas tienen además muchísimas coincidencias en el vocabulario, el orden de las palabras, el estilo y la estructura de las frases. El orden de los temas es también muy similar. A partir del siglo XVIII, empezaron los estudiosos a investigar. La posible explicación de todo ello, generalmente aceptada es que, por lo menos, existe un evangelio anterior o Documento Q, del que copiaron Mateo y Lucas y que fue la forma primitiva del evangelio de Marcos.
 
   ¿Por qué hablamos hoy del Documento Q? Porque gran parte del evangelio de hoy se encuentra en ese llamado Documento Q. Se cree que Q fue escrito en Galilea, a juzgar por el estilo y vocabulario. Se han hecho varias reconstrucciones y se fecha entre el 50 y el 70 d. de Cristo.
 
   Ya en otra línea, en el evangelio de hoy, preguntan a Juan Bautista "¿Qué tenemos que hacer?" La respuesta se resume en ayudar al prójimo y no explotarlo. Cierto, pero todo ello no se resume en dar una monedita al que pide a la entrada de una iglesia. Tenemos que reflexionar y pensar en las mil ocasiones que tenemos con los que están a nuestro alrededor.
 
   Juan anuncia que detrás de él viene uno que bautizará con Espíritu Santo y fuego. Se refiere a Jesús. Los primeros judíos cristianos con la expresión "Espíritu Santo" se referían a la presencia de Dios actuando dentro de cada uno de nosotros, llenándonos de una energía realizadora y capacitándonos para comprender el significado más profundo de la misión de Jesús. Nos hace posible vislumbrar algo de lo divino, que de otra manera nos sería inaccesible. Es como la percepción humana de Dios, que en sí mismo es inefable e incognoscible.

   Jesús hablará y con su claridad quedará automáticamente separado el trigo de la paja. A esta la quemarán como era costumbre pero aquí no se habla del infierno.

   Compromiso:
   Ir formándome, poco a poco, como creyente y practicante.

  

lunes, 3 de diciembre de 2012

II Domingo de Adviento. 9/12/2012. Ciclo C. Lucas 3,1-6

   El domingo pasado comenzaban las lecturas del ciclo C, es decir, el evangelio de Lucas.

   Se calcula que entre la segunda mitad del año 27 y la primera del 28, aparece en Palestina un profeta que realiza un fuerte impacto religioso en todo el pueblo. Se llama Juan y es hijo de una familia sacerdotal en el campo. Según bastantes autores, este sería un dato auténticamente histórico de la infancia de Jesús, aportado por el evangelio de Lucas.

   Juan el Bautista rompe con el Templo y todos sus ritos de purificación y se lanza a predicar su bautismo de conversión y perdón de los pecados. Se siente arrebatado por el Espíritu y, sin estar legitimado por ninguna autoridad religiosa que apruebe su actuación, empieza a realizar un rito inusitado y sorprendente en las aguas del Jordán. Rito que no existía en la comunidad religiosa. Por la conversión manifestada en el bautismo que  predica Juan, los pecados quedan perdonados. Dios los perdona. Convirtiéndose, es decir, pidiendo perdón a Dios, Dios perdona. Y esto, no sólo a los judíos de aquella época, sino a todas las personas que vamos pasando por este mundo. Si las personas se arrepienten sinceramente de sus pecados, Dios ¡siempre! los perdona. Nosotros los cristianos no estamos en peores condiciones que los judíos.

   Juan hace que la gente tome conciencia de sus pecados y los exhorta a convertirse. Es muy importante que tomemos conciencia de nuestros pecados y de nuestras injusticias. Como es muy importante saber arrepentirse, lo es creer de verdad que hemos sido perdonados por Dios.

   Si queremos ver la salvación de Dios, como nos dice el profeta Isaías, citado por el evangelio de hoy, debemos contemplarla en el horizonte maravilloso que se admira desde una inmensa llanura. En efecto, lo primero es lograr esa inmensa llanura allanando los senderos, elevando los valles, rebajando los montes y colinas. Todo un lenguaje metafórico que debemos aplicar a nuestra conducta y a nuestras relaciones con los demás. Es necesario hacer más sencilla nuestra vida. De esta forma todos veremos la salvación de Dios. Esto es preparar el camino del Señor y es lo que empezó a predicar Juan el bautista.

   Compromiso:
   Pide perdón a Dios de los pecados que has cometido contra él y contra el prójimo. Párate un momento a pedir este perdón con sinceridad y ten la completa seguridad de que Dios te ha perdonado.

martes, 27 de noviembre de 2012

I Domingo de Adviento. 02/12/2012. Ciclo C. Lucas 21,25-36

   Como ya decía en un domingo anterior, los pueblos paganos adoraban al sol, la luna, las estrellas y todos los demás astros. El mar majestuoso también representa las fuerzas diabólicas. Todos ellos, como dice este evangelio, temblarán.

   Todo ello representa un cambio decisivo de rumbo en la historia, pero no es el final de la misma como, a menudo, se dice. Se trata de un lenguaje mitológico que no compromete para nada la concepción de la Biblia, y en concreto el Nuevo Testamento. Hemos de saber captar el significado de dicho lenguaje, sin tomarlo al pie de la letra. Cometeríamos un grave error si pensáramos que, de verdad, los astros temblarán, se pararán o danzarán como se ha dicho sobre alguna aparición de la Virgen.

   Si sabemos captar el mensaje de este lenguaje mitológico, tendremos uno personal que eliminará falsas concepciones, recibiendo una luz mucho más intensa.

   Dice el evangelio de hoy: "Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación".

   A lo largo de la historia irán cayendo todos los dioses falsos y todas las fuerzas del mal. Cada vez que uno de ellos se derrumba es una nueva venida del reino de Dios: viene el Hijo del hombre. Pero, no siempre es fácil que las fuerzas del mal se derrumben. A veces, costó mucha sangre inocente. Por algo dice el refrán que "sangre de mártires es semilla de cristianos". ¡Cuántos mártires de Cristo alumbraron después de unas florecientes comunidades cristianas! Por ello, "debemos estar siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y mantenernos de pie ante el Hijo del hombre (Jesús)". Jesús nos pone en alerta para todas las calamidades y persecuciones que la historia y la fidelidad a Dios nos depare.

   Con este evangelio no celebramos el fin del mundo, ni, por supuesto, la venida del Hijo del hombre al final de los tiempos. Hoy, celebramos que la Navidad está cerca. En ella, Dios asume la naturaleza humana y nace para enseñarnos que Dios nos ama de verdad. Dios se hace el Hijo del hombre.

   Y seguirá viniendo de forma misteriosa cada vez que celebramos la cena del Señor, la Eucaristía; cada vez que las fuerzas del mal se derrumban y cuando de verdad ayudamos a nuestros semejantes y sabemos perdonar.

   Compromiso:
   Lo dice el evangelio de hoy: que no se embote nuestra mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida. Dedica algún tiempo a decirle a Dios que lo amas.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

XXXIV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 25/11/2012. Juan, 18, 33-37

   Celebramos hoy la solemnidad de Jesucristo, Rey del universo. En este evangelio, Jesús afirma su realeza, pero deja bien claro que ella no tiene ninguna semejanza con la realeza del mundo. En Jesús, ser Rey es ser el Mesías, el Salvador de todos. Es la forma de hablar que usaban los judíos.

   Israel era un nombre teológico, es decir, recordaba que Israel había sido escogido por Dios. Ahora, como han rechazado a Jesús, ya no son algo escogido por Dios (Israel) sino que, simplemente, son el pueblo judío. "¿Eres tú el rey de los judíos?", pregunta Pilato a Jesús.

   No cabe duda que los judíos y los sumos sacerdotes odian a Jesús más que a los invasores romanos y a ellos lo entregan.¡Cuántas veces nos avergonzamos de defender a Jesús, su evangelio, su doctrina, su enseñanza! ¡O de hacerle una reverencia! No nos damos cuenta que, de esa forma, estamos ayudando al enemigo a ir contra nuestro propio amor que es Jesucristo. Pero, debemos tener claro que defender a Jesús no siempre es defende a la jerarquía. Esta no siempre tiene un recto proceder, como se ve a través de la historia y, a veces, a cada poco. Además, no siempre tenemos obligación de estar de acuerdo con todo lo que dice. Así ha de ser, como se deduce de la encíclica "Fides et ratio", cuando dice las condiciones en que se considera que una persona ha llegado a la edad madura. El mismo concilio Vaticano II afirma que la Iglesia, antes que jerárquica, es misterio y pueblo de Dios. Lo primero es Jesús y después todo lo que ayude a estar a su lado. Jesús es el Rey. Esta es la fiesta que celebramos hoy.

   Jesús descarta la realeza que se apoya en la fuerza. No quiere la realeza de los reyes, que se apoya en las armas. Renuncia a ellas. La teología de la liberación ha tenido el gran acierto de dar al pueblo de Dios toda la categoría que se merece, pero debería tener muy claro que en el evangelio de Jesús nunca se recurre a las armas. La violencia engendra violencia. Son necesarios otros caminos.

   Termina el evangelio de este domingo afirmando Jesús que, en efecto, es rey. Para eso ha venido al mundo. Pero, su realeza consiste en ser testigo de la verdad, en dar testimonio de ella. Y añade, "todo el que es de la verdad, escucha mi voz".

   La verdad de la que Jesús da testimonio es su propia experiencia, la de su Espíritu que es vida y amor. Es la misma experiencia maravillosa que hemos recibido de Jesús, cuando buscamos su amor.

   Como vemos, las dos características de Jesús, como rey, son la renuncia al uso de la fuerza y su misión de dar testimonio de la verdad, que en nosotros se convierte en la propia experiencia de Jesús. Experiencia real y no sensiblería.

   Compromiso:
   Recuerda las experiencias íntimas que tú has tenido sobre Jesús o sobre Dios Padre.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 18/11/2012. Marcos 13, 24-32

   Querer leer el evangelio sin unas notas explicativas, es no saborearlo de verdad. Es un libro de hace 2000 años y, además, inmerso en una cultura muy anterior. Con lo que, a menudo, la misma traducción por acertada que sea, puede llevarnos por derroteros no acertados.

   Comienza este evangelio de Marcos con una referencia a los cuerpos celestes: "el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor". Nos equivocaríamos si pensáramos que esto va a suceder al pie de la letra. Para comprenderlo, debemos saber que Marcos hace numerosas alusiones al Antiguo Testamento y se aprovecha de su lenguaje figurado, que no podemos tomar al pie de la letra. No se trata, pues, de un cataclismo universal, como podrían pensar algunos.

   En el A.T. los astros reciben culto idolátrico. Por este motivo, en Roma, circulaban monedas que llevaban las imágenes del dios Sol y de la diosa Luna. Mientras los judíos sólo adoran a Yahvé, el Dios único, los paganos practican la idolatría. Y, en concreto, adoran los astros. Por esta razón, el sol y la luna representan al mundo pagano. Si el sol y la luna se oscurecen, si las estrellas caen y los astros se tambalean, no es que esto suceda en la realidad; significa que la religión pagana pierde su brillo, como se dice del sol y la luna. El paganismo entra en crisis.

   Lo que se consideraba verdadero aparece como falso y sus valores son inaceptables. Pero, esto no sucederá de pronto. Las estrellas van cayendo, no caen todas a la vez.

   Pero, el paganismo, los paganos idólatras, con sus poderes opresores, caerán. Cada caída de un poder pagano opresor, será un triunfo del Hombre, del Hijo del Hombre, de Jesús. Y, si, como dice el texto evangélico, las estrellas no caen todas a la vez, así también, la llegada del Hijo del hombre tampoco será única, sino iterada. Cada triunfo del bien sobre la idolatría, en cualquier sentido, es una nueva venida del Hijo.

   El texto evangélico de este domingo no habla, pues, de una sóla llegada final, sino de llegadas sucesivas a lo largo del período histórico. Y, en cada llegada, viene con gran poder y majestad. Ese poder representa la potencia de vida, la vida que Jesús da en grado sumo, como se ve en diversos pasajes de Marcos. La experiencia de Jesús que los cristianos del Nuevo Testamento ponían sumo cuidado en transmitir.

   En Marcos, se ve a los hombres identificados con los ángeles. Así, se equiparan a ángeles los que han obtenido la resurrección. Reunir a los elegidos es la última misión de los seguidores de Jesús. Los que ayudaron a realizar la obra, ayudan también a recoger el fruto. Y esto una y otra vez según van cayendo las estrellas. En definitiva, se trata de recibir el evangelio y ser fieles al mensaje de Jesús.

   Los exégetas afirman que, al final del evangelio de hoy, se da un cambio y se habla de la destrucción de Jerusalén. No tenemos espacio para explicar las razones, pero es así. El verano que llega expresa la cosecha de hombres que comenzarán a aceptar en gran número el mensaje de Jesús, después de la destrucción.

   Compromiso:
   Hablar con otros en sentido positivo de Jesús o de Dios.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

XXXII Domingo del Tiempo Ordinario. 11/11/2012. Ciclo B. Mc. 12,38-44

   El evangelio de este domingo es un evangelio que si no se queda en una predicación piadosa y si no se apoya en una exégesis auténtica, pierde su real significado de crítica al Templo del pueblo de Dios, es decir, de Israel, y por tanto, de crítica aplicable a la jerarquía de nuestra Iglesia Católica. Obsérvese que digo "la nuestra" porque, a pesar de todo, es la mía y no renuncio a ella. En ella conocí la fe en Jesús y eso me basta.

   Los escribas gustaban de los mejores asientos. ¿Y no hacen algo parecido algunos de nuestros celebrantes, cuando en vez de poner la sede a un lado del altar, la ponen dando la espalda al Sagrario y restándole a este su explendor? ¿No podrían poner la sede a un lado, como se hace en muchas iglesias?

   Los escribas, con sus formas externas lograban que el pueblo no pudiera prescindir de ellos, con lo que no llegaba a ser adulto, las personas no se desarrollaban debidamente, no siendo capaces de pensar rectamente por cuenta propia.

   Jesús, en este evangelio, nos invita a darnos cuenta de lo que, a veces, tenemos ante los ojos y no nos enteramos. Hoy, Jesús no nos propone teorías ni conclusiones propias, simplemente enuncia hechos comprobables. Es necesario ser objetivos, saber juzgar y evaluar por uno mismo, para ser libres. En la propia religión, no todo es cosa de Dios, hay también cosas de hombres, y estas, a menudo, nos restan libertad sin darnos cuenta. Jesús quiere liberar al pueblo de la trampa religiosa que lo mantiene esclavo.

   En la segunda parte de este evangelio, Jesús se sitúa frente al cepillo del templo. Esa preposición "frente a" tiene en Marcos un sentido hostil. En verdad, Jesús es hostil al gran tesoro del templo que después no se emplea debidamente. Jesús no se detiene a observar la gente que está rezando u ofrecimiento sacrificios, pero sí observa como la gente echa dinero para el tesoro del templo. Y llegó una viuda pobre que echa dos monedas de ínfimo valor. La mujer ofrece su propia vida porque ha echado todo lo que tenía para vivir. Aquí, los donativos son figura de la entrega personal a Dios. Pero, tengamos en cuenta que Jesús no invita a los discípulos a seguir el ejemplo de la viuda.

   Esta mujer es digna de lástima, es víctima del sistema y se queda sin lo necesario para vivir. Dios no quiere eso. Y, además, los discípulos no reaccionan de ninguna manera a las palabras de Jesús. Con ello, se da a entender que o no las comprenden o no las aceptan. Y nada sugiere que Jesús ponga a la viuda como ejemplo.

   Motivo de meditación ante tanto mercadeo en centros marianos como Lourdes o de santos como Asís. La oración, el amor a Dios y al prójimo van en otra dirección.

   Compromiso:
   Leer el evangelio del domingo antes de este comentario

martes, 30 de octubre de 2012

XXXI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 04/11/2012. Marcos, 12, 28-34

   Si ciertamente en los relatos evangélicos de domingos anteriores veíamos la existencia de presentes históricos, que nos trasladaban más allá de los tiempos de Jesús y nos situaban ante los problemas de los primeros cristianos, en la perícopa evangélica de hoy están totalmente ausentes. Jesús, en ella, no trata de decirnos lo que tiene que ser el cristiano, sino lo que habría debido ser el judío. Por supuesto, que si ya debía haber sido obligación para el judío, también lo será para el cristiano.

   Jesús, en este mismo capítulo 12 del evangelio de Marcos, ha tenido como interlocutores a los fariseos y herodianos (12, 11-17) y a los saduceos (12, 18-27). Aún estaban presentes, cuando se le acerca un escriba y le pregunta: "¿Qué mandamiento es el primero de todos?" Jesús contestó: "Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser. El segundo es este: Amarás a tu prójimo como a tí mismo. No hay mandamiento mayor que esto".

   El escriba ya tenía formada su opinión y, al oir la respuesta de Jesús, la califica de muy acertada, con lo que llama a Jesús "Maestro", cosa que no había hecho al principio.

   Jesús contestó más de lo que el escriba le había preguntado. El mandamiento primero de todos no es un sólo, sino que va unido a otro del que no puede separarse. Y este mandamiento de doble aspecto es el mayor de todos. Los judíos tenían hasta 613 mandamientos u observancias obligatorias. Ahora, con la respuesta de Jesús, el mandamiento del amor es el único que debe regular la vida de los israelitas, ninguna otra práctica es esencial.

   Jesús recuerda que se debe amar a Dios con todo el alma y con toda la mente. El escriba, sin embargo, dice que "con todo el entendimiento", poniendo así el acento sobre el conocimiento y no sobre la vida. A menudo, los católicos conocemos o sabemos muchas cosas, pero no las practicamos, no las llevamos a la vida. Hacemos como el escriba.

   Lo esencial de la vida del creyente es el mandamiento del amor en su doble dimensión.

   El hombre, a semejanza de Dios, ha de darse a los otros con un amor sin medida, sabiendo que así está amando a Dios. No puede concebirse una figura sin una pluralidad de dimensiones. Al menos, el largo y el ancho. Así, tampoco se concibe un cristiano sin el doble amor.

   El problema está en concretar, en aplicar y precisar como unir los dos amores en la práctica, cuando en realidad no son dos amores sino uno. Es difícil al ser humano sentir en una sola vivencia los dos amores.

   Compromiso:
   Medita sobre las ideas del evangelio de este domingo.

   

  

martes, 23 de octubre de 2012

XXX Domingo del Tiempo Ordinario. 28/10/2012. Ciclo B. Marcos, 10, 46-52



   Jesús pasa por Jericó sin aludir para nada a la gran gesta de la conquista de la ciudad por los israelitas. Esa gesta costó muchas vidas humanas y el evangelista no quiere recordar los hechos de guerra y el espíritu triunfalista de su nación. Todo lo contrario de lo que hoy se aplaude en muchas partes del mundo.

   Aparece un ciego del que no se conoce el nombre. De él se afirma que es el hijo de Timeo, expresado en griego y, a la vez, expresada en hebreo, la misma filiación. Esto último, al ser una sola palabra (Bar-Timeo) es lo que provoca la confusión. Bartimeo significa también "el hijo de Timeo". Por esta y otras razones, los exégetas afirman que aquí hay un sentido figurado. Y, por varias razones, concluyen que representa a los seguidores de Jesús procedentes del judaísmo y, por lo tanto, a los Doce como ya se vió en otros domingos.

   El ciego personifica pues la situación de los discípulos judíos, y en concreto a los Doce incluído, por tanto, Pedro. Ellos aunque ven, no perciben. Ellos siguen pensando que Jesús, aunque les anuncia repetidamente su Pasión, sin embargo, va a proclamarse Mesías-Rey en Jerusalén. Esto es lo que se refleja en domingos anteriores. Recordemos la petición de Santiago y Juan (10,37): "Que uno esté sentado a tu derecha y el otro a tu izquierda". Es la dichosa ideología de poder, la propia del mesianismo davídico, y la que a muchos cautiva.

   El ciego al oir que era Jesús el Nazareno, se puso a gritar: "Hijo de David, ten compasión de mí". Nazaret pertenecía al sector extremadamente nacionalista de Galilea y mucha gente y los discípulos o Doce atribuían a Jesús ese mismo espíritu. Es el ambiente que le rodea. Se refuerza la idea de que el ciego representa a los discípulos. Además, al llamar a Jesús "Hijo de David", está dando su adhesión a un modelo de rey guerrero y triunfador encarnado en Jesús. Esta es la clave tradicional judía y, por tanto, la de los Doce, para entender incorrectamente a Jesús.

   En el versículo 48, aparece un grupo de "muchos", que no son la gran multitud. Este grupo quiere impedir que el ciego llame a Jesús "Hijo de David", pues Jesús no es un rey guerrero. La lectura del evangelio, leída en la misa dice: "Muchos le regañaban para que se callara". Es una traducción del original griego, muy deficiente. En vez de "regañaban", debería decir "conminaban", que es el verbo que Jesús usaba para expulsar los demonios. Es una palabra que indica fuerza, potencia.

   De nuevo, en este evangelio se usa un presente histórico. Donde dice que llamaron al ciego debería traducirse: "llaman al ciego". Nos traladamos, pues, a un problema que sigue existiendo después de muerto Jesús, entre los cristianos procedentes del judaísmo. Por el contrario, el grupo de los "muchos", mencionados antes, serían los cristianos no judíos. Estos se oponen frontalmente al concepto que los discípulos, los Doce en este caso, como ya se dijo en otro momento, tienen de Jesús.

   Al final, el ciego ya no llama a Jesús "Hijo de David", sino "Maestro". Ya ha abandonado la antigua concepción sobre Jesús y, por eso, es curado.

   Los exégetas, basándose en determinadas pistas, coinciden en que esta ceguera equivale a un modo de pensar equivocado. El ciego, en su contacto con Jesús, cambia de forma de pensar y es curado.

   Compromiso:
   También hoy existen, en la Iglesia de Dios, dos grupos: conservadores y no conservadores o progresistas. Piensa en la posible solución, buscando el avance del reino de Dios.

martes, 16 de octubre de 2012

XXIX Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 21/10/2012. Marcos, 10,35-45

   Aunque Jesús ya anunció por tercera vez su pasión, muerte y resurrección, los Doce no se dieron por aludidos.

   De nuevo nos encontramos con un presente histórico y, por lo tanto, Marcos está aplicando el pasaje del evangelio de hoy también a la comunidad cristiano-judía de su tiempo. No sé por qué tanto empeño en traducir el presente por un pasado. Debería decir "se le acercan" en vez de "se le acercaron".

   Santiago y Juan piden a Jesús poder sentarse uno a su derecha y el otro a su izquierda, el día de la gloria. No piensan en el terrible sufrimiento por el que debe pasar Jesús y que por tercera vez les anunció. Sólo piensan en ser ellos los que lo gobiernen todo. Identifican la gloria con la enronización de Jesús como rey, a su llegada a Jerusalén. No les importa ayudar a Jesús a extender el reino, sólo les interesa el mando. Y no olvidemos el significado que intuímos detrás de tanto presente histórico en el evangelio de Marcos. Ese deseo de mandar en la comunidad cristiana y tener poder, parece ser que afectaba a la comunidad cristiana procedente del judaísmo, frente a los cristianos que venían del paganismo.

   ¿Es que no hay pruebas de que eso mismo está sucediendo en nuestra Iglesia Católica donde los católicos conservadores consideran vitandos a los católicos más aperturistas, y no por ello antievangélicos. Ahora mismo, se ha visto con el fallecimiento del cardenal Martini: nada más fallecer los conservadores se le han echado encima.

   Es verdad que Santiago y Juan son capaces de beber el cáliz que Jesús va a beber y de ser bautizados con el bautismo que él va a recibir.

   Beber el cáliz o la copa equivale, en castellano, a "pasar el trago". El trago de la pasión. Mejor que traducir "ser bautizado", sería decir: "ser sumergido por las aguas", las aguas del profundo sufrimiento.

   Santiago y Juan están tan mediatizados por el deseo de mando, que ni se enteran de la pregunta que Jesús les hace: ¿sois capaces de beber el cáliz que yo voy a beber? Lo somos, contestan rápidamente. Se olvidan de la enseñanza que, domingo tras domingo, les enseña Jesús, dicho de una u otra forma: "los últimos serán los primeros y los primeros, los últimos". O "quien acoge a uno de estos chiquillos..." de domingos anteriores.

   Cuando los otros diez se enteran de la propuesta que Santiago y Juan le hacen a Jesús, se indignan contra ellos. La mención aquí de los diez por oposición a los dos, del versículo 35, recuerda el cisma de las tribus de Israel que se relata en 1Re12.

   En la Iglesia, el deseo de poder y la ambición traen siempre resquebrajamientos de la misma. Por eso, Jesús convoca a los discípulos para hablarles y, entre otras cosas, les dice: ·El que quiera entre vosotros ser el primero tiene que ser esclavo de todos". El francés Marcel Légaret distinguía "la religión de autoridad" de "la religión de llamada". La primera ofrece certezas absolutas y estructuras seguras; exige obediencia absoluta, por lo mismo. No ayuda a la maduración personal de los fieles. Es lo que se lograría con el autoritarismo de Santiago y Juan. La religión de llamada no impone, sino que propone un camino a seguir.

   Compromiso:
   Suavizar el autoritarismo religioso concibiendo la religión como propuestas de amigo que Dios nos hace. Y adquirir la mentalidad de servicio.

lunes, 8 de octubre de 2012

XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 14/10/2012. Marcos, 10,17-30

   En el judaísmo se había llegado a tener que practicar un cúmulo tal de prácticas y mandamientos para obtener la vida eterna, que era muy difícil conseguirla. Esta es la razón por la que un rico pregunta a Jesús: "¿Qué haré para heredar la vida eterna?". Esta pregunta no se refiere a un cambio personal sino a qué prescripciones o prácticas son las esenciales para obtener la vida definitiva. Prácticas que no obligan a despegarse de las riquezas que uno ha adquirido.

   Jesús contesta al rico haciéndole ver lo esencial de los mandamientos: no matar, no cometer adulterio, no robar, no dar falso testimonio, no estafar, sustentar a los padres. Jesús, en este caso, no menciona ni un solo elemento religioso, igualando así a los judíos con los demás hombres. Se trata de garantizar la convivencia básica entre todos los hombres. Además, como el pobre no puede estafar por falta de recursos, inserta este mandamiento para el rico.

   Es fundamental tener claro que las convicciones religiosas no son lo decisivo, como lo eran para los judíos. El código ético que propone Jesús al rico es universal, no sólo judío. Es válido para cualquier ser humano, en la cultura que sea. Y todo eso ya lo cumple el rico de este evangelio. Es lo que Jesús le pide para que pueda salvarse.

   Pero, si quiere, además de ir al cielo, tener un tesoro en él, debe venderlo todo y dárselo a los pobres. Sin embargo, este rico no tiene amor pleno y se marcha triste. Rehuye una vida plena de Dios. Rehuye el trabajar por los demás.

   Ahora, puede alcanzar la vida definitiva en el cielo, pero no entrar en el Reino de Dios. Este reino se refiere a la comunidad de Jesús. Recuérdese que, en los evangelios de domingos anteriores, los chiquillos o niños eran los cristianos provenientes del paganismo, no los de los judíos. Eran los últimos de todos y los servidores de todos. Y la posibilidad de que los ricos sean como los "chiquillos" es una opción muy difícil. Sin embargo, es donde Jesús pone la mirada, pues a la comunidad cristiana proveniente del judaísmo tiene que estar corrigiéndola continuamente. Y eso que en ella están los Doce, incluído Pedro. Pero, al tener una conducta no aceptable por Jesús, a los doce los llama simplemente discípulos.

   En el judaísmo, la riqueza era considerada una bendición de Dios. Los considerados buenos no buscan un cambio en la sociedad ante las injusticias, sino que piensan en unas sencillas reformas. Jesús utiliza un lenguaje hiperbólico (el del camello) para hacernos ver la incapacidad de los ricos. Los discípulos comentan que sin las riquezas "¿quién puede subsistir?" y no "¿quién puede salvarse?" como dice la mala traducción de la lectura vulgata de la misa. Pero, para Dios no hay nada imposible.

   Debemos fijarnos en el último párrafo, en que se recibe cien veces más de todo lo que se dejó, menos "padres". Los padres, en aquella época representaban, no la autoridad, sino el autoritarismo más rabioso. Recordemos que el evangelio es, ante todo, amor.

   Compromiso:
   Aprender a usar bien las riquezas y ser desprendidos ante las necesidades del prójimo.

lunes, 1 de octubre de 2012

XXVII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 07/10/2012. Marcos, 10,2-16

   El evangelio de Marcos sigue usando presentes históricos que no se reflejan en la traducción al español. Como en los domingos anteriores, sigue aludiendo a problemas que existían entre los cristianos del tiempo en que se escribe Marcos. Siguen reunidos, en la casa de Cafarnaúm, las dos comunidades cristianas, la de origen judío y la de origen pagano, manifestándose los problemas que existen entre ambas y que se retrotraen a la época de Jesús. Ahora, Marcos desea actualizar la cuestión de la igualdad entre el hombre y la mujer. Esto insinúa que todavía en las comunidades del tiempo de Marcos, había quienes no aceptaban la igualdad de sexos.

   Preguntan a Jesús si está permitido al hombre repudiar a su mujer. Entre los judíos, Moisés permitió redactar un acta de divorcio y repudiarla. Al provenir de Moisés, lo tomaban como una ley divina. Pero, no todo lo escrito en la Ley refleja la voluntad de Dios, viene a decir Jesús. La ley escrita no refleja siempre la voluntad de Dios ni tiene, por ello, valor permanente.

   Jesús pone como fundamento de la unión de un hombre con una mujer la diferencia de sexos, pero sin ligarla a la procreación y sin relacionar el mutuo compromiso con ritos e instituciones.

   Aparece bien claro en las palabras de Jesús, que el divorcio es inviable. "Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre". El ha sido el primero en elevar a la mujer a una dignidad moral igual a la del hombre. Exalta la unión por amor del hombre y la mujer, siendo lo primero en el matrimonio el desarrollo personal de los dos mediante el amor. Concebido así, el matrimonio es un potencial enorme para el desarrollo humano. No obstante, estas enseñanzas de Jesús no deben verse como rígidos reglamentos para atormentar al infortunado sino, como queda dicho, para poder darnos cuenta del mencionado potencial que encierran las relaciones matrimoniales, que permiten a la pareja desarrollar una profunda confianza y solidaridad.

   Antes habían sido los fariseos los que habían hecho la pregunta sobre el repudio de la mujer. Ahora vuelven a hacer la pregunta los discípulos. Jesús contesta: "Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera, y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio".

   Que la mujer repudiase al marido era impensable entre los judíos, sin embargo, entre los paganos era posible. Esta es la razón por la que Jesús menciona los dos casos, afectando así también a los cristianos provenientes del paganismo.

   Los chiquillos o niños tienen en Marcos desde el capítulo 9, un sentido figurado. Son las personas que dieron la adhesión a Jesús procedentes del paganismo. Son los últimos para los judíos y, por lo mismo, son mirados de lado por los cristianos judíos, en concreto por los Doce, incluído Pedro al que Jesús le dió el apelativo de Satanás. Los Doce no toleran que haya cristianos que no acepten los ideales del judaísmo. Son una amenaza para el nacionalismo. De ahí, todo lo que dice Jesús sobre esos "chiquillos o niños".

   Compromiso:
   Reflexiona sobre el enorme potencial para el desarrollo humano que proporciona un matrimonio en que los dos se fundamentan en el amor, el perdón y ayuda mutuas.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

XXVI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 30/09/2012. Marcos 9,38-48

   El evangelio que vamos a comentar tiene una fuerte vertiente ecuménica. Realmente, es una exigencia de  respeto mutuo y colaboración entre las diversas iglesias cristianas, pues en todas actúa el Espíritu de Cristo y en todas hay frutos de santidad, como dice el concilio Vaticano II. Dichos frutos de santidad se dan en nombre de Jesús de Nazaret, aunque sea en una iglesia distinta a la nuestra.

   Por otro lado, en este evangelio se reflejan, sin duda, conflictos entre los cristianos del tiempo en que se escribió el evangelio de Marcos. Este evangelista se manifiesta contra los grupos de cristianos judaizantes.

   La primera lectura de este domingo manifiesta la libertad con la que Dios reparte sus dones. Es del libro bíblico llamado "Números" (11,25-29). En él, se afirma que el Señor derramó su espíritu sobre setenta ancianos y se pusieron a enseñar. Lo derramó también sobre otros dos que empezaron a profetizar en el campamento. Josué pide a Moisés que se lo prohiba. Moisés contesta que ojalá todos fueran profetas y recibiesen el espíritu del Señor.

   En el evangelio, vemos que Juan, como portavoz de los Doce (esta vez no es Pedro), habla a Jesús de un hombre que, no siendo del grupo de ellos, expulsa los demonios invocando el mismo nombre de Jesús. Juan, al identificar a Jesús con el grupo, está excluyendo todo seguimiento de Jesús que no conlleve la pertenencia al grupo. Ignora que cada seguidor está vinculado a Jesús sin intermediarios.

   Hoy día, todavía son muchos los que consideran que el único sitio donde se sirve a Jesús es dentro de la Iglesia Católica. Quizá, por aquello que se decía de que fuera de la Iglesia no hay salvación. Los que todavía siguen con esa mentalidad, se sitúan fuera del Vaticano II. En general, es propio de una mentalidad integrista, conservadora. El Vaticano II demanda la colaboración de todos los creyentes en Jesús, sean de la denominación que sean, colaboración que se ha de traducir tanto en lo material como en lo espiritual y apostólico.

   Los Doce siguen apegados a las categorías del judaísmo. De ahí, que desean impedir la acción de los que piensan de otra manera. Jesús trata de instruirlos, pero tiene muy difícil cambiarles la mentalidad judaizante que los domina. Los exégetas están de acuerdo en que aquí se refleja la polémica entre cristianos judaizantes y cristianos procedentes del paganismo. De hecho, los "pequeñuelos" son los seguidores de Jesús que no proceden del judaismo.

   Para entender lo que sigue, diré que ser tirado al mar supone una muerte sin sepultura, algo que causaba horror a los judíos. El fuego que no se apaga alude al lugar donde se quemaban las basuras. En él, el alma y el cuerpo serían aniquilados por el fuego eterno. No se habla aquí del infierno. Se trata de que se urge a los cristianos judaizantes para que fraternicen y acojan a los cristianos provenientes del paganismo. Todos tienen a Jesús por el Señor.

   Compromiso:
   Saber confraternizar con los cristianos de otras iglesias.

martes, 18 de septiembre de 2012

XXV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 23/09/2012. Marcos 9,30-37

   El evangelio de este domingo contrapone la actitud de los Doce, es decir, de los judíos que siguen a Cristo y la de los cristianos no judíos, procedentes del paganismo. Es decir, el evangelista sitúa el pasaje evangélico,  a la vez, en tiempos de Jesús y en las primeras comunidades cristianas. Para ello, como siempre, se vale de un recurso literario: el uso del presente histórico. Un tiempo presente con significado también de pasado. Por ejemplo, en el versículo 35: "y les dice". Las traducciones ocultan, a menudo, este matiz.

   Jesús aprovecha su último viaje a Jerusalén para enseñar a los Doce. Por esta razón, rehuye el contacto con las multitudes. Instruye a los discípulos sobre su muerte y resurrección, cosa que ellos no entienden y no se atreven a preguntarle. Por fin, llegan a la casa de Cafarnaún. Es la casa donde se construyó la primera comunidad mixta, la casa donde estaban a la mesa los discípulos y los recaudadores, excluídos estos del pueblo judío y, por lo tanto, pecadores (Marcos, 2,14-15).

   Acompañan a Jesús los Doce, que, por el camino, habían discutido sobre quién de ellos era el más grande. En el evangelio de hoy, los llama discípulos y sólo ahora, cuando los llama, se habla de los Doce. La denominación "los Doce" incluye a todos los israelitas que han dado su adhesión a Jesús. Ellos son el Israel mesiánico. Las doce tribus o los doce pratiarcas de Israel representan el antiguo pueblo de Dios. Ahora, los Doce representan el nuevo pueblo de Dios.

   Este Israel mesiánico debe inyectar una nueva savia a la humanidad y desechar las categorias del antiguo. En el nuevo pueblo de Dios, Jesús no admite que alguno pretenda un rango más elevado que los demás. El primero debe ser el último de todos y servidor de todos. Ser el primero no significa superioridad respecto a los demás, sino la cercanía a Jesús identificándonos con sus actitudes.

   "Si uno quiere ser el primero, ha de ser el último de todos y servidor de todos". Ese "todos" no se refiere aquí a la humanidad en general, sino a los miembros de la comunidad. Los Doce discuten sobre quién va a mandar. Si no se hubiese dado un cerrojazo al concilio Vaticano II ¡Cuántas cosas ya habrían cambiado en la Iglesia, en el sentido del evangelio de hoy!

   El texto litúrgico de hoy presenta una deficiente traduccíon. Jesús no acerca un niño. Jesús coge al chiquillo, es decir, al pequeño sirviente de la casa. Dice a los Doce: "El que acoge a uno de estos chiquillos (sirvientes) en mi nombre, me acoge a mí, y el que me acoge a mí, acoge al que me ha enviado". Estupendo final.

   Compromiso:
   No sé si tendrás o no cargo en la Iglesia. Si lo tienes, reflexiona.

martes, 11 de septiembre de 2012

XXIV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 16/09/2012. Marcos 8, 27-35

   En este evangelio, como en el del anterior domingo, Jesús sigue oponiéndose a la ideología exclusivista de los judíos de despreciar a los pueblos paganos, pues sólo desde el universalismo se puede seguir a Jesús.

   Jesús sigue fuera del territorio judío como quien desea que sus discípulos estén fuera de la presión ideológica de los mandatarios del judaísmo. No quiere tener impedimentos para la comprensión de su persona.

   Después de preguntar Jesús a sus discípulos qué dice la gente sobre él, les devuelve la pregunta y les dice: "Y vosotros ¿quién decís que soy?". En este caso, los discípulos son los Doce, pero Jesús no los llama así, pues todavía no ve en ellos los representantes del nuevo Israel. Han de impregnarse primero de universalismo.

   A la pregunta hecha, Pedro se adelanta y contesta: "Tú eres el Mesías". Pero, al comienzo del evangelio de Marcos (1,1) se dice que Jesús es Mesías, Hijo de Dios. Aquí, Pedro omite Hijo de Dios, lo que daría un sentido universal al mesianismo de Jesús. Para Pedro, Jesús es el Mesías nacionalista de los judíos que carece de universalismo.

   De nuevo aquí, el original está en presente histórico (Pedro contesta) con lo que se insinúa que la idea mesiánica nacionalista sigue estando presente en los primeros cristianos, es decir, en los de la época del evangelista Marcos.

   Como consecuencia, Jesús no puede admitir la mentalidad de Pedro y no desea que la transmitan ni él ni los demás discípulos. Lo prohíbe terminantemente. Les "conmina" a que no digan eso de él. Cuando Marcos pone el verbo "conminar" en boca de Jesús, se dirige siempre a los espíritus inmundos.

   Ante el fracaso, puesto de manifiesto en la respuesta de  Pedro, Jesús se dedica a enseñar directamente a los discípulos (es decir, a los apóstoles, en este caso). Les presenta un mesías no triunfalista y por tanto no judío. Por el contexto, el Hijo del hombre es el mismo Mesías. El Hijo del hombre tiene que padecer mucho y morir, pero, no por decreto de Dios, sino por la oposición de los hombres al plan de Dios. Los que se oponen a Jesús, además de enemigos personales suyos, son también enemigos del ser humano. Son los dirigentes que buscan conservar su posición de poder. Pero, al final, viene la resurrección.

   Después, Pedro "conmina" a Jesús como si lo que éste dice fuesen cosas del espíritu inmundo. Vergonzoso.

   A continuación, Jesús habla de los que desean seguirle. Ha de ser una decisión personal y libre. Jesús no profiere ninguna amenaza a los que no aceptan su oferta. Pero, los que optan por seguirle deben renegar de sí mismos, que es la condición para el amor universal. Deben también tomar su cruz, (de ellos) es decir, el rechazo de la sociedad, el descrédito o la marginación. El que sigue a Jesús debe mantenerse libre y valiente.

   Compromiso:
   Manifestarme libre y valiente en la fidelidad a Jesús.

lunes, 3 de septiembre de 2012

XXIII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 09/09/2012. Marcos, 7, 31-37

   Para este evangelio, como para otros, es importante situarse en el lugar donde sucede la escena. Hoy, Jesús se encuentra con sus discípulos en territorio pagano, no judío, es decir, en la orilla oriental del mar de Galilea, en la Decápolis.

   Los anónimos colaboradores, como tantas veces sucede, llevan a Jesús, en este caso, un sordo tartamudo para que le imponga las manos. Se usa aquí un presente histórico. Es decir, "llevan", "presentan" a Jesús, que se traduce por "llevaron", "presentaron". Cuando el verbo está en presente histórico, el evangelista Marcos quiere decirnos que el hecho se repite actualmente, que sucede todavía en su tiempo. El sordo no acude a Jesús para que lo cure, lo llevan. Ello indica que el sordo no siente necesidad de cambio.

   En el Antiguo Testamento, nunca se relata la curación de sordomudos. La sordera se usa siempre de un modo figurado, para expresar la resistencia de los judíos a escuchar lo que Dios les dice.

   El hecho de situar este pasaje en territorio pagano nos pone de manifiesto la mentalidad judía de los discípulos, cerrados al mensaje universalista de Jesús e indiferentes a la suerte de los demás pueblos. Los discípulos no quieren oir (sordos) el mensaje de Jesús y lo que predican está deformado (tartamudez).

   Los discípulos subordinan la misión de Jesús a lo que piensan ser una revelación divina inamovible.

   Habría que preguntarse si este fenómeno no se repite hoy día. Consideramos algunas cosas como inamovibles, cuando realmente no lo son. Un ejemplo es la existencia del limbo. Todos los mayores habíamos estudiado la realidad del limbo en el catecismo. Y lo creíamos como dogma de fe. Hoy, ya nadie se acuerda de él. No era tal dogma de fe.

   Después de Trento, los teólogos fueron dando lugar a diversas formulaciones que se hicieron casi definitivas, como si fuesen dogmas. Sin embargo, las investigaciones de hoy día, tanto bíblicas como del mismo concilio de Trento, nos hacen ver que a dicho concilio se le atribuyen cosas que no son así. Y esta equivocada teología caló profundamente en los libros y en las mentalidades. Se hacía derivar de Trento lo que realmente no venía de él, y se creó una teología de los últimos 300-400 años.

   El Vaticano II trató de corregir algunos aspectos de esa teología, pero sin resultados. Peor. Hoy día, se ha creado una feroz oposición al Vaticano II, promovida por las fuerzas conservadoras de la Iglesia. El cerrojazo dado al concilio es tremendo. Al parecer, el Espíritu Santo no estaba allí. El Espíritu de Jesús estaba ausente.

   Algunos están sordos y tartamudean. Se cierran a signos conciliares, a lo que Jesús nos enseña. Es verdad que, al final, se les abrirán los oídos y se les soltará la traba de la lengua como al sordomudo del evangelio. Pero, las iglesias se quedarán cada vez más vacías, mientras domine en la Iglesia una teología ideologizada. ¡Asumamos el Vaticano II sin miedos! Y, a continuación, vayamos con alegría hacia un Vaticano III.

   Compromiso:
   Saber ver signos de los tiempos y captar los que no tienen por qué oponerse a Jesús.

martes, 28 de agosto de 2012

XXII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 02/09/2012. Marcos 7, 1-8, 14-15, 21-23

   En este domingo, se presenta una disputa de gente preparada judía y Jesús. En efecto, se acerca a Jesús un grupo de fariseos con algunos letrados de Jerusalén. El original griego dice: "Se congregaron alrededor de él". El verbo "congregarse" hace referencia a las reuniones en la sinagoga y por lo tanto, algo importante y oficial. Se presenta una ideología propia del judaísmo. Los fariseos dominan la sinagoga y los letrados son los maestros oficialmente reconocidos. Los jefes religiosos están alarmados con la gran actividad de Jesús. Ven que algunos discípulos comen el pan de la multiplicación de los panes sin haberse lavado primero las manos, cosa rigurosamente prohibida por la ley. El pan, para los judíos, representa la comida en general. Como dice la Biblia: "Ganarás el pan con el sudor de tu frente".

  El lavado ritual de las manos antes de comer era de grave obligación religiosa y daba seguridad de pertenecer al pueblo consagrado por Dios. No lavar las manos impedía el acceso a Dios.
   Los fariseos y letrados preguntan a Jesús: "¿Por qué tus discípulos comen con las manos impuras (sin haberlas lavado)?". Los discípulos no admiten que el acercamiento de la gente a Dios necesite de esas observancias, requisitos y precauciones. Están de vuelta de tantas cosas desde que siguen a Jesús, que van a lo esencial: el mandamiento del amor y la adhesión a Jesús expresada en lo fundamental.
   Los exégetas siguen encontrando en este evangelio, indicios de que unos cuarenta años después de la muerte de Jesús, algunas comunidades cristianas procedentes del judaísmo habían roto con la tradición judía. Sin embargo, otras seguían con dicha tradición y, por lo tanto, debían lavarse las manos para purificarse religiosamente antes de comer. Marcos trata de aclarar las cosas y pone en boca de Jesús la afirmación de que, muchas veces, se enseñan como verdadera doctrina lo que son simples preceptos humanos.
   Así, en el catolicismo, afirmar que hay obligación de confesar los pecados mortales a un sacerdote, es un precepto humano que no se encuentra en el Nuevo Testamento, ni siempre fue así en la práctica de la Iglesia. Afirmar que cualquier hecho contra el sexto mandamiento es grave, es un precepto humano no divino. Así, también lo es afirmar que una comunidad cristiana no tiene derecho a intervenir en la elección de sus sacerdotes. Y otras cosas más. Todo esto se prueba con Nuevo Testamento en la mano y el manejo correcto de la historia. Estas afirmaciones pueden hacerse siendo sinceramente católico.

   Termina Jesús afirmando que nada que entre de fuera nos hace impuros. Lo que nos hace impuros es lo que puede salir de dentro, como el libertinaje, robos, homicidios, adulterios, codicias, maldades, engaño...

   Compromiso:
   Dentro de un serio comportamiento cristiano, reflexiona sobre lo puede ser pecado.

miércoles, 22 de agosto de 2012

XXI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 26/08/2012. Juan 6,60-69

   Se cierra la escena de la disputa de Jesús con los dirigentes judíos, ya comentada en el evangelio del domingo pasado, y se vuelve a las dificultades con los discípulos.

   Como sucede a menudo, en el evangelio se reflejan los problemas existentes en la comunidad cristiana, en este caso, en la comunidad cristiana de Juan. No todos los cristianos se creen con fuerzas de cumplir todo el programa de Jesús, sobre todo de ayudar al prójimo, y algunas veces piensan en abandonarlo. Asimilarse a Jesús es, a veces, demasiado duro y no se entiende el fruto que ello puede dar.

   Dice Jesús: "El Espíritu es quien da vida, la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida". A menudo, los cristianos -consciente o inconscientemente- queremos imponerle a Jesús nuestra visión del cristianismo. Los discípulos de Jesús deseaban proclamarlo rey después de la multiplicación de los panes. Pero, no era esta la intención de Jesús. Aquellos discípulos entienden las señales del poder y no las del amor. Esa es la razón por la que, "desde entonces, muchos de sus discípulos se echaron atrás y ya no andaban con él".

   Se origina una fuerte crisis en el grupo. Muchos lo abandonan definitivamente. No es quizá por las mismas razones, pero también hoy son muchos los que abandonan la práctica religiosa. Esta es la razón por la que el Papa anterior llamó a la nueva evangelización. Oficialmente, nadie se atrevió a decir en qué puede consistir. Sin embargo, las fuerzas conservadoras de la iglesia se apresuran a hacer una oposición muy frontal y, a la vez, muy disimulada al concilio Vaticano II.

   En efecto, aumenta el número de personas que vuelve a comulgar en la boca, con el consiguiente peligro de transmisión de enfermedades. Se quiere volver al latín en la misa para que la única Iglesia de Cristo sea más patente. ¡Cómo si la Iglesia de Cristo no se hiciera más patente por el Espíritu que por la carne! No se quiere modernizar la teología situándola más en la línea evangélica que en las derivaciones históricas. Y se sigue enseñando, en muchos seminarios y universidades, la teología oficial de antes del Concilio. Teología de aspectos trasnochados por los estudios del Nuevo Testamento.

   Y, al final, los católicos más progresistas no se irán por lo del evangelio de hoy: "Señor, ¿a quién vamos a acudir?". Pero, los demás, que no saben adaptarse a una Iglesia conservadora y ansían los signos positivos de la historia, se irán. Y las iglesias se quedarán vacías por mucho que resurjan las fuerzas conservadoras. Se quiere re-evangelizar sin tener los pies en el mundo y en el evangleio a la vez. Pero, eso no es la "nueva evangelización".

   Compromiso:
   Piensa: ¿Cómo te gustaría que fuese la Iglesia hoy?

miércoles, 15 de agosto de 2012

XX Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 19/08/2012. Juan, 6, 51-58

   En el evangelio de hoy se continua con el tema de la necesidad de alimentarse espiritualmente de Jesús, como pan vivo bajado del cielo. Continuamente se habla de vida para el que come de ese pan. Se dice que vivirá para siempre, que es la vida del mundo, que tendrá vida eterna, que vivirá con la vida de Jesús. Con Jesús todo es vida en medio de las calamidades de este mundo. Vida que seguirá en el otro.

   Mientras parecía que Jesús hablaba metafóricamente, los jefes religiosos judíos no tenían mayor problema en entenderlo. Pero, Jesús ha dicho muy claro que ese pan es su misma realidad humana, no una doctrina. Por eso, los judíos peleaban unos con otros y se preguntaban ¿cómo puede Jesús darnos a comer su propia carne?

   Sin duda, como sucede a menudo, Juan, autor supuesto de este evangelio, tiene presente su propia comunidad cristiana. Esta celebra la eucaristía y Juan hace sus reflexiones sobre la misma. El primer párrafo de este comentario es un resumen perfecto del evangelio de hoy y de lo que es la eucaristía.

   Jesús es la plenitud del amor al entregarnos su carne y su sangre en la cruz, como cordero pascual, y continuar alimentándonos en la eucaristía.

   El hombre se realiza en plenitud cuanso se asimila a Jesús resucitado. Debemos comer su carne y beber su sangre si deseamos tener vida en nosotros. De esta forma nos asimilamos a Jesús gracias al Espíritu que de él recibimos. Ese Espíritu nos lleva a la misma entrega a la que llevó Jesús, que no se detuvo ni ante una muerte de cruz. La vida de Jesús, es vida de plenitud de amor y de un amor que se nos transmite.

   "El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él" dice Jesús. Se da una mutua y fuerte adhesión del uno hacia el otro. Esa adhesión a Jesús no queda en lo externo, sino que es una realidad que fluye internamente, en la interioridad. Es una adhesión viva, transformadora, que remueve las entrañas más íntimas. Es la inhabitación del Espíritu en nosotros.

   La misma vida que existe entre Jesús y el Padre es la que existe entre los discípulos y Jesús.

   Al final de esta escena evangélica, queda como difuminada la disputa de los judíos con Jesús y no hay reacción ninguna por parte de los que lo habían criticado tan fuertemente. Tanto discutir para nada. Al evangelista sólo le interesó subrayar la incomprensión de los judíos y no el final de la disputa. Los judíos no entienden lo que los cristianos afirman de la eucaristía. Nosotros comemos el cuerpo de Cristo en la Eucaristía y ellos no lo comprenden. Esa es la polémica.

   Compromiso:
   Se insiste en que comulgues con frecuencia. Crece en el amor a Jesús. Arrepiéntete ante Dios de los pecados que puedas tener y comulga con plena confianza.

lunes, 6 de agosto de 2012

XIX Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 12/08/2012. Juan, 6,41-51

   En este evangelio, como en anteriores domingos, se sigue presentando a Jesús como el pan vivo bajado del cielo y que nos sirve de verdadero alimento espiritual.

   Los adictos a la institución religiosa judía critican a Jesús porque sólo ven en Jesús la parte humana, el lugar de nacimiento, su padre y su madre. No comprenden que pueda decir que ha bajado del cielo. Siendo un hombre de carne y hueso es inadmisible que pueda decir esas cosas. Así piensan aquellos hombres.

   Los hombres, muchas veces, no sabemos abrirnos al Espíritu, a la vida que Dios comunica a los hombres. Jesús nos da una vida del Espíritu, que sólo puede captarse con la mirada del espíritu, con la mirada del alma. Para eso hay que creer en el inmenso amor que Dios nos tiene.

   Aquellos dirigentes judíos estaban atrincherados en su teología, que les impedía ser dóciles a Dios y aceptar a Jesús. Ese mismo peligro lo tenemos hoy día nosotros. El concilio Vaticano II desea que sepamos captar los signos de los tiempos y aceptar los que sean compatibles con el evangelio. El concilio nos hace ver que Dios también nos habla a través de la historia, a través de los signos de los tiempos. Sin embargo, el estar anclados en una teología desfasada, propia de las últimas centurias y que desconoce los últimos estudios sobre el Nuevo Testamento, estudios que son irrebatibles y que nos trasladan a la realidad de la primera Iglesia. Realidad en la que muchas o algunas cosas se hacían de manera distinta a la de hoy, y que podrían ser aceptadas por los signos de los tiempos actuales.

   Volviendo a la idea anterior de abrirnos al Espíritu, se debe afirmar que la enseñanza de Jesús se ofrece a todos y a todos es posible aceptarla. Debemos conocer la enseñanza y dejarnos empujar sin oponer resistencia. Al final encontraremos un paraíso de luz y felicidad, en medio de las dificultades y penas de esta vida.

   Jesús nos dice en este evangelio que si vamos a él, si lo aceptamos, si nos adherimos a él, él nos resucitará en el último día. Entre los judíos, sólo los fariseos admitían y defendían la resurrección, pero como premio a guardar los mandamientos y toda la Ley. Sin embargo, para Jesús, no depende de la observancia de la Ley sino de la adhesión a él. Y el que se adhiere a él está obligado a amar de verdad al prójimo. Con Jesús, Dios no es ya Dios de Israel, sino el Padre universal.

   A Dios nunca lo vió nadie, pero con Jesús podemos tener una experiencia divina.

   Jesús es el pan de vida. La Ley era llamada pan, pan de vida. Ahora, el pan de vida es Jesús, no es la ley. La observancia de la ley, según los rabinos judíos, aseguraba la vida futura. Ahora es la adhesión a Jesús quien la asegura.

   El pan que nos da Jesús es su propia carne para vida del mundo. Jesús deja la comparación con el maná y pasa a la del cordero que era comido en la Pascua. Como maná o como cordero Jesús nos da vida con tal que le demos nuestra adhesión.

   Compromiso:
   Proponte recibir más veces en la eucaristía el pan vivo bajado del cielo.

lunes, 30 de julio de 2012

XVIII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 05/08/2012. Juan, 6,24-35

   El versículo anterior al evangelio de hoy es importante para comprenderlo bien. Se dice en él: "Cerca del lugar donde habían comido cuando el Señor pronunció la acción de gracias". Se refiere a la multiplicación de los panes. Cuando a Jesús se le llama "Señor" se está haciendo referencia al Jesús ya resucitado y por lo tanto a las primeras comunidades de cristianos. Se está viendo este episodio desde la práctica de la eucaristía entre ellos. Por tanto, el evangelio de hoy es preciso verlo desde el prisma del banquete eucarístico cristiano.

   La gente pregunta a Jesús: "¿Qué obras debemos hacer para trabajar en lo que Dios quiere?" Los judíos estaban acostumbrados a que Dios les dijese los mandamientos que debían cumplir y las obras que debían realizar. No conocen el amor gratuito, creen que Dios pone precio al cielo. La respuesta a la pregunta la encontramos en el versículo siguiente (v. 29). Dice Jesús: que prestéis adhesión al que Dios ha enviado.

   Comprenden que Jesús se presenta como algo más que un profeta. Un profeta lo consideraron en la multiplicación de los panes, pero, ahora para la adhesión los judíos le recuerdan a Jesús que sus antepasados comieron el maná, el pan del cielo.

   Jesús es rotundo en la contestación: "Nunca Moisés os dio el pan del cielo, sino que es mi Padre quien os da el verdadero pan del cielo". Así entra Jesús de lleno en la verdad de la eucaristía. Recordemos que ya antes se le había llamado Señor y a continuación se le va a volver a llamar "Señor". Le dicen: "Señor, danos siempre de ese pan". Le llaman Señor, haciendo referencia, como se dijo, al Señor resucitado.

   Se está jugando con la experiencia de un Jesús resucitado que los cristianos tienen en la comunión, en el banquete eucarístico, y, a la vez, recordando algún suceso real de la vida de Jesús. "Señor, danos siempre de ese pan", le habían dicho, pero no hablan de la verdadera adhesión a él.

   El pan, en la Biblia, es también símbolo del amor. Comer a Jesús es, por lo tanto, amar a Jesús, darle nuestra adhesión. Pero, una verdadera adhesión. Así, la eucaristía hará su efecto en nosotros. La eucaristía es, en realidad, un banquete de los cristianos alrededor del Señor. Quien se acerca a Jesús nunca pasará hambre y el que cree en él, nunca tendrá sed. Así termina la lectura evangélica de este domingo. Pero, esto contradice a lo que se dice de la Sabiduría en la Biblia (Eclo, 24,21): "El que me come tendrá más hambre, el que me bebe tendrá más sed". Pero, Jesús no centra al hombre en búsqueda de la perfección propia sino en el darse, en el don de sí mismo. La perfección es abstracta, es una meta ilusoria. Pero, el don de sí mismo es concreto. Esto es el amor y el significado de la eucaristía.

   Compromiso:
   Cuando comulgue me comprometeré a hacer alguna obra concreta en favor de los demás. Pero, con esta disposición, comulgaré con frecuencia y "veré" el don de Dios.

lunes, 23 de julio de 2012

XVII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 29/07/2012. Juan 6,1-15

   Este evangelio de la multiplicación de los panes no puede entenderse correctamente si no se tiene en cuenta lo que sigue en el evangelio de Juan y que no se lee en la misa de hoy. En efecto, si hoy hemos escuchado la multiplicación de los panes, a continuación el Nuevo Testamento nos dice que Jesús es el pan vivo bajado del cielo y que quien lo come vivirá eternamente.

   La multiplicación de los panes no se nos presenta como milagro, sino como signo. En efecto, es un calco del Antiguo Testamento. En 2 Reyes 4, 42-44, primera lectura de la misa de hoy,  vemos que uno ofrece veinte panes al profeta Eliseo. Este manda dárselo a la gente para que coma. Es muy poco, pero no hay problema porque dice el Señor: "Comerán y sobrará". Dice el texto que "Entonces el criado los sirvió, comieron y sobró, como había dicho el Señor". Es así como el evangelista Juan, sirviéndose de un relato literario antiguo, presenta a Jesús como el verdadero profeta, mayor que Eliseo.

   Existen tres palabras clave en este evangelio de la multiplicación de los panes: hombres, recostarse y lugar. Las tres palabras se encuentran en el versículo 10, que usando una traducción mejor que la de la misa dice: "Jesús les dijo: Haced que esos hombres se recuesten". Había mucha hierba en el lugar. Como en tantos sitios, se vislumbra una referencia constante a la primera comunidad cristiana. Los cristianos son hombres adultos, es decir, hombres acabados por el Espíritu Santo. Por otra parte, comer recostados era propio de los hombres libres, como deben considerarse los seguidores de Jesús.

   "El lugar" es la manera con que, a menudo, se denomina el templo. Pero, Jesús, en este momento de la multiplicación de los panes, se encuentra en un monte. Y el monte representa el lugar donde reside la gloria de Dios. En Juan, la gloria de Dios se identifica con su amor leal, manifestado en Jesús. En el monte, donde se manifiesta Dios y, con él, Jesús, está el verdadero templo, el verdadero lugar. Jesús es el verdadero templo. Y, en ese lugar, hay mucha hierba, nos dice el evangelio de hoy, es decir, hay mucha fecundidad. Es lo propio de los tiempos mesiánicos.

   La importancia del evangelio de hoy, para la primera comunidad cristiana se pone de manifiesto en las pinturas de las paredes de las primeras catacumbas cristianas de Roma, de finales del siglo II d.C. En ellas, es típica la presencia de unas figuras masculinas, sentadas a la mesa, compartiendo dos peces y cinco panes. Lo mismo sucede en los primeros relieves e inscripciones funerarias cristianas.

   Hoy, Jesús se nos presenta como el más grande de los profetas y portador de la gloria de Dios. Seamosle fieles.

   Compromiso:
   En la naturaleza, en los montes, sepamos ver la gloria de Dios, cuyo reflejo es Jesús.

lunes, 16 de julio de 2012

XVI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 22/07/2012. Marcos, 6,30-34

   El evangelio de hoy es de mucha importancia pensando en la evangelización en uso y, por contraste, en la nueva evangelización que piden los signos positivos de los tiempos. Los enviados insisten en predicar el mensaje desde su punto de vista, contradiciendo lo que Jesús desea. No se trata de los apóstoles, como traduce el libro utilizado en la misa. Son los enviados por Jesús. Nuevamente, algunos exégetas afirman que este pasaje se dirige a los primeros cristianos también y, por lo tanto, a nosotros hoy.

   Los enviados se dedicaron a enseñar, cosa que Jesús no les había mandado. Enseñar, en Marcos, significa proponer el mensaje citando textos del Antiguo Testamento. Sólo lo hace Jesús cuando habla solamente a judíos. En los demás casos, no cita el Antiguo Testamento. No tendría razón de ser. Y Jesús no autorizó a los enviados a enseñar. Sin embargo, ellos enseñaron y, por lo tanto, se dedicaron a los judíos, segurísimamente proponiendo un mensaje nacionalista. No tenían autorización para hacer lo que hicieron. Jesús los envío para que se universalizaran y dejaran de ser xenófobos, como veíamos el domingo anterior, pero ellos no salieron de lo fácil, de su propio ambiente nacionalista judío.

   Jesús los lleva aparte. Así en el original. Marcos utiliza esta expresión "aparte" para señalar la incomprensión de los discípulos. Es palabra técnica para ello.

   Marcos retrocede en la narración. Dice que eran tantos los que iban y venían a ver a los enviados, que no encontraban tiempo ni para comer. Los enviados recibían muchas adhesiones de los judíos a quienes habían "enseñado", sin duda nacionalistas. Suscitaron el entusiasmo por el grupo cuyo líder es Jesús y renovaron la esperanza en la restauración de Israel. Y Jesús sin comerlo, ni beberlo. Jesús no les había dado el encargo de enseñar, sólo quería que conociesen y conviviesen con gentes de otra mentalidad, cultura y religión.

   Los enviados no realizaron el cambio de mentalidad que Jesús quería. El Vaticano II nos urgió a que valorásemos los signos de los tiempos. Dios nos habla por medio de ellos. Pero, no estamos haciendo caso. Juan Pablo II propuso una nueva evangelización, pero nos quedamos con la repetición de la antigua evangelización. Ignoramos cómo se fue desarrollando la teología y la historia de la Iglesia. Si lo conociéramos veríamos que no siempre las cosas fueron como hoy día y que pueden ser de otra manera más en consonancia con los tiempos actuales y con los signos de los tiempos, desde el punto de vista de la revelación neotestamentaria.

   Por ejemplo, en la iglesia no siempre existió la confesión ante un sacerdote. Es más, cuando empezó esa costumbre fomentada por los frailes irlandeses, hubo un papa que lo prohibió. ¿No sería, hoy día, más en consonancia con los tiempos, fomentar la absolución colectiva sin necesidad de confesión, pero sí con arrepentimiento. Así se hace en muchísimos lugares.

   Compromiso:
   Aprender a arrepentirse sinceramente ante Dios y sentirse perdonado de verdad. Recordad que el arrepentimiento sincero exige pedir perdón a quien se ofendió.

martes, 10 de julio de 2012

XV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 15/07/2012. Marcos, 6,7-13

   Haré primero una explicación del evangelio de este domingo y a continuación propondré una aplicación actual del mismo.

   Se empieza afirmando que Jesús convoca a los Doce. En el Nuevo Testamento, la mayoría de estos no son más que nombres. Son los discípulos en cuanto constituyen el nuevo Israel. Representan a las doce tribus o a los doce patriarcas de Israel. Con la elección de los Doce se quiere expresar la existencia de un nuevo Israel universal que viene con Jesús. Es un símbolo de la nueva comunidad escatológica universal de todos los hombres, no sólo de los judíos.

   Esa universalidad del reinado de Dios no es aceptada por los discípulos que siguen aferrados a los principios del judaísmo. Jesús va enviando a los Doce, pero no a la vez. No les da el encargo de proclamar un mensaje ni dice que les da autoridad para expulsar los demonios. Simplemente les da autoridad sobre los espíritus inmundos, lo que no implica su expulsión. No se dice que los espíritus inmundos sean los que agitan a otras personas. En efecto, el relato del torbellino de viento en la tempestad es una figura literaria que presenta a los discípulos como portadores de un mal espíritu que consiste en el convencimiento de la superioridad judía, que negaba la igualdad entre los pueblos. No se trata, pues, de expulsar los malos espíritus que existan en otros, sino de vencer los propios.

   En este envío, a Jesús no le interesa que los discípulos prediquen pues no tienen este encargo. Sólo le interesa que aprendan de otras gentes, que entren en contacto con ellas. Que se abran al trato con toda clase de gente que no sea judía. Para algunos exégetas, existen datos que apuntan a que este relato del envío se dirige a los cristianos del primer tiempo para los que escribe Marcos. Los cristianos, pues, debemos llevar un mensaje de humanidad, de igualdad, de fraternidad entre todos los hombres, por encima de las diferencias de religión o cultura. Esto era muy difícil para los discípulos judíos, por esta razón no deben llevar dinero ni distinción de riqueza, para así depender totalmente de los demás, aún cuando sean paganos y no judíos. Así, aprenderán a convivir con todo el mundo. Y captarán muchos signos de los tiempos, unos positivos y otros negativos, aprendiendo a quedarse con los positivos. Constatarán que hay mucha gente humana y acogedora por encima de las ideologías y de las religiones.

   El conocimiento del verdadero Dios depende del modo de actuar: quien no refleja en su conducta el amor universal de Dios, no es bueno. Y entonces, el discípulo puede sacudirse el polvo de sus sandalias, como indicando que no hay diálogo posible, por su culpa.

   Según los versículos 12-13, lo que hacen los discípulos no coincide en absoluto con lo encargado por Jesús. Este no les mandó predicar, y menos, la enmienda, ni ungir, ni curar, ni expulsar demonios. No se cumplió la idea que Jesús tenía.

   Tampoco, hoy día, se cumple el ConcilioVaticano II. Nos habló, en concreto, de la obligación de atender  a los signos de los tiempos, que conllevan la nueva evangelización. Pero, la jerarquía no está por la nueva evangelización, sino por la antigua que ya no va con los signos positivos de los tiempos.

   Compromiso:
   Escrutar alguno de los signos positivos (no los negativos) de los tiempos y vivir la vida de cristiano conforme a ellos.

lunes, 2 de julio de 2012

XIV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 08/07/2012. Marcos, 6,1-6

   Jesús llega a su tierra, juntamente con discípulos suyos y, por lo que se ve, nadie se interesa por él. Se aproxima un día de precepto y Jesús aprovecha la ocasión, como para hacer la presentación oficial en su pueblo. Así, el encuentro de Jesús con la gente, es decir, con los fieles de la sinagoga, se realiza sin que ellos puedan evitarlo.

   La fama de Jesús ha llegado, no faltaba más, a su pueblo de Nazaret, donde se preguntan con mucha incredulidad: "¿De dónde le viene a este esas cosas? ¿Qué sabiduría es esa que le han enseñado? ¿Y de dónde le viene esa fuerza que sale de sus manos?"

   Jesús se puso a hablar en la sinagoga y la gente, mientras tanto, lo está criticando.

   En el lenguaje de Marcos, estar endemoniado es estar dominado por el sistema religioso-político; es ser un fanático, un dominado por la parte de ideología de que está contaminada la religión. Y, a eso se refieren cuando la gente se pregunta de dónde le viene a Jesús el poder que sale de sus manos y con el que cura a los endemoniados, es decir, con el que les hace abandonar la ideología político-religiosa existente.

   No ven la fuerza de Dios en sus palabras. Y con las preguntas que se hacen no buscan solucionar sus interrogantes, pues ya tienen su opinión formada sobre Jesús.

   Lo mismo hacemos hoy con Jesús, ante la urgentísima necesidad de una nueva evangelización. La parte conservadora de la iglesia ha logrado silenciar y anular por completo el Concilio Vaticano II. Intentó soplar con fuerza el Espíritu de Dios, pero se le acalló totalmente. Los conservadores no quieren oir hablar de las conclusiones que salen del Vaticano II y se confunde la nueva evangelización con la repetición de la antigua. ¡Claro, que para ello es necesario tergiversar el Vaticano II! Pero, se hace ¡Cómo se hacia con los hechos y las palabras de Jesús!

   En este evangelio, aparece también la familia de Jesús: "¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? ¿Y sus hermanas no están con nosotros aquí?"

   Se menciona la familia para distraer la atención de lo que enseña Jesús. Pero, dejando esto aparte, el oficio de carpintero incluye, en aquella época, además de lo propio de un carpintero, las funciones de un artesano, albañil e, incluso, herrador. Es lo que significa la palabra griega uradaaquí.

   No podemos extendernos hablando de los hermanos de Jesús.

   Compromiso:
   Si Dios, a veces, habla a través de los signos de los tiempos, piensa cómo crees que debería ser la iglesia hoy, permaneciendo fiel al Señor.

lunes, 25 de junio de 2012

XIII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 01/07/2012. Marcos, 5,21-43

   En este evangelio comentaré sólo la curación de la hija de Jairo. No se concreta en que lugar se encuentra Jesús, pero se sabe que hay sinagoga. Al no concretar de qué lugar se trata se supone que lo que se afirma puede referirse a toda Galilea.

   Jesús ha sido excomulgado como se ve en Marcos 3,22 donde se toma como endemoniado, hijo de Belcebú, lo que equivale a considerarlo excomulgado. La gente lo sabe y, sin embargo, acude a él, porque está en desacuerdo con la institución religiosa judía. Sin embargo, la gente no ha captado aún la novedad del mensaje de Jesús. Se reunen con Jesús, pero como si fuese en la sinagoga judía. Esto significa el original griego del verbo empleado para decir que estaban reunidos (se refiere a la sinagoga). Por desgracia, muchos de nuestros cristianos, como aquellos judíos que se reunían con Jesús, no han captado la novedad del mensaje. Esta es la razón de por qué algunos acaban abandonando la cercanía con Jesús.

   Jairo, el jefe de la sinagoga, cae a los pies de Jesús. Por no querer romper con la institución religiosa existente, ha puesto en grave peligro la vida de su hija. Al fin, se atreve a acercarse a Jesús, y este llega a tiempo, pero por los pelos.

   Al acudir al excomulgado, como lo está Jesús, muestra Jairo hasta qué punto está dispuesto a saltarse todos los condicionamientos religiosos en que vive, con tal de poder salvar la vida de su hija. Es esta una lección muy importante que todos debemos asimilar, para que Dios pueda conducirnos, con nuestra libertad, hacia donde él quiere. Si no aprendemos a soltar determinadas ataduras de la institución religiosa, conservando el amor a Dios y aprendiendo a echarnos en sus brazos, viviendo de la fe y desconfiando de esas ciertas ataduras religiosas, no dejaremos a Dios las manos libres para que nos moldee.

   Jesús siempre busca el bien del hombre como lo primero.

   Como se dijo al comienzo, al no concretar el nombre del lugar o ciudad en que se encuentra Jesús, se confirma que las figuras de Jairo y su hija son prototipos de situaciones.

   La gente pensaba que Jesús ya no podía cambiar la situación en que se vivía. Pero, Jesús recomienda no ceder al miedo y mantener la fe en él. Jesús expone un mensaje de vida, mientras que la institución ya no lo hace así. En aquella época se trataba de evangelizar. Hoy, se trata de la nueva evangelización. No de repetir la antigua con nueva organización de sacerdotes. Así, ante la creciente increencia, nada haremos.

   Obsérvese que, cada vez que se habla o se alude a la muerte, aparece la referencia al jefe de la sinagoga. La casa, pues, no es la casa de una familia, sino el lugar de una institución religiosa oficial. Todo hace ver que esa institución debe renovarse totalmente, o morirá.

   Compromiso:
   Dejarme moldear por Dios.

lunes, 18 de junio de 2012

XII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 24/06/2012. Lucas, 1,57-66

   Celebramos hoy la fiesta de San Juan Bautista. Juan era de familia sacerdotal. Vivía en un ambiente campesino de aldea. Ambiente rural. Tiene un lenguaje rudo y las imágenes que emplea en su lenguaje lo reflejan todo. Hay bastantes autores que afirman que esto sería el único dato que puede ser aceptado como histórico, dentro del relato que nos transmite el evangelio de Lucas sobre la infancia de Juan.

   Como se sabe, ya de mayor, Juan abandona su ministerio sacerdotal y rompe con el templo de Jerusalén y con todo el sistema de ritos de purificación y perdón de los pecados que se realizaban en el templo.

   Juan el Bautista se marcha al desierto, arrebatado por el Espíritu, y empieza a gritar y predicar su mensaje en contra de las injusticias y pidiendo el arrepentimiento.

   Enseguida, llegará Jesús para ser bautizado por él. Hasta aquí, una breve síntesis de la vida de este hombre cuya solemnidad celebramos hoy.

   El evangelio de hoy sólo nos habla del nacimiento y circuncisión del niño, con toda la problemática del nombre que se le va a imponer. Para terminar, queda en el aire la pregunta de "¿Qué va a ser este niño?"

   Más arriba decía que el ambiente campesino sería el único dato histórico de la infancia de Juan el Bautista. Y, entonces, todo lo demás que nos dice este evangelio sobre la imposición del nombre, ¿no es histórico? Debemos tener en cuenta que en las biografías antiguas se contaban anécdotas, más o menos modeladas, pero significativas para comprender la vida del personaje. No se trata de que lo que se dice sea verdad al pie de la letra, sino de que sirva para expresar que, en este caso, en niño Juan va a ser algo importante. Y, para lograrlo, se establece todo el relato sobre la imposición del nombre.

   Y, ¿por qué va a ser importante Juan? Porque va a iniciar un movimiento que predicará a todo Israel un bautismo de conversión y abrirá las puertas a la predicación de Jesús. En esto consiste el valor de la vida de Juan el Bautista. Y es la aplicación que podemos hacer del evangelio de hoy, en lo concerniente a nuestra vida cristiana. Se empieza a hablar incesantemente de la necesidad de una nueva evangelización. Y esta nos concierne a todos. Hoy, el mundo piensa de una forma muy distinta a la de no hace muchos años. Y no debemos olvidar que Dios nos habla, a menudo, a través de los signos de los tiempos. Pues, al ser creyente de verdad no obliga a someterse a todas las normas que establece la Iglesia como institución. Jesús nos da una libertad y debemos usarla. Pues bien, exponer ante amigos nuestra forma de pensar, aunque no sea la que la institución nos pone como obligatoria, puede estar en la línea de la nueva evangelización, por obedecer a unos signos de los tiempos que nos ayuden a penetrar mejor la verdad del evangelio.

   Compromiso:
   Lee bien la última parte de esta explicación y ponla en práctica.

 
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