lunes, 29 de noviembre de 2021

II Domingo de Adviento. 05/12/2021. Lucas, 3, 1-6.

Hemos entrado en el Adviento y aprovechamos el tiempo para amar cada vez más a Dios y al hermano. No desaprovechemos el tiempo. Son tiempos de muchísima alegría por la venida de Jesús que se nos acerca. ¡Animos, que llega la Navidad! Por algo hoy, es un día de gran alegría. Nos dice la primera lectura del día de hoy. Cada uno que se exprese como pueda, pero con gran alegría. ¡Quita tu traje de luto! ¡Quítalo de una vez! Que tus difuntos te quieren, te esperan. Tus padres difuntos, tu esposo difunto, todos en el cielo esperan tu llegada. ¡Y sólo falta un momentito! Y, en efecto, sólo faltaba un momentito. Tres o cuatro minutos fueron. Así lo expresaban sus propios hijos. Y así era la sincera fe de esa mujer. Así manifestaba su fe ante los suyos. Como dice esta primera lectura (libro bíblico de Baruc 5, 1-9), despojémonos del vestido de luto, vistamos las galas perpetuas de la gloria que Dios nos concede. ¡Cuándo nos llegue la muerte, que la recibamos gozosos echados en los brazos de Dios! Y, digamos varias veces al día, durante la semana, "El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres". Es del Salmo 125, 1-6. La segunda lectura es de la carta a los Filipenses 1, 4-6. 8-11. Cuando de verdad tenemos colaboradores para trabajar, todos juntos, para el reinado de Dios, nos cambia totalmente el carácter, nos da una inmensa alegría y nos hace gritar: "Testigo me es Dios del amor entrañable que os tengo, en Cristo Jesús". Que nuestra oración sea la del salmo ya dicho, el 125. Y repitámosla con frecuencia. Así, mantendremos la presencia de Dios en nosotros. Y llegamos al evangelio. Aquí tiene Jesús un excelente colaborador que es Juan, el hijo de Zacarías que predica un bautismo como señal de arrepentimiento y de que nuestra unión con Cristo se renueva a cada momento. Experimentemos la cercanía de Dios, sintamos a Dios cerca, muy cerca. Tengamos momentos de oración íntima. Echémonos en brazos de Dios. Es lo que debes hacer cuando no podemos hacer otra cosa. Y ya llegará la luz. Ya se abrirá y se despejará el camino y daremos gracias a Dios. Recordemos que nuestro bautismo es un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. Es un bautismo de conversión continua y por eso vamos rellenando o allanando el camino. En cada momento lo que corresponda. De esta forma, iremos viendo la salvación que Dios nos trae. Hoy, tienes de verdad ideas para hacer un propósito. ¡Venga, hazlo con verdadero amor a Dios!

lunes, 22 de noviembre de 2021

Domingo I de Adviento. 28/11/2021. Lucas 21, 25-28. 34-36

Lo primero que debemos hacer este domingo es mentalizarnos de que ha llegado el comienzo del Adviento. Está próxima la Navidad y debemos mentalizarnos de dicha cercanía. En las lecturas de la misa de hoy se comienza destacando el anuncio de la Navidad para continuar con el intermedio y, finalmente su realización. Como vemos, el tiempo de Navidad quiere meterse de verdad en nuestro interior y remodelarnos con vivacidad. No nos que más remedio que decir "ojalá sea así". La Navidad verdadera es el deseo de tantos pueblos martirizados por el hombre, por la injusticia, por la guerra. Es el deseo de los que necesitan algo de verdad. Pero, no debemos quedarnos sólo en eso. Debemos acudir a Dios, al Señor. La oración, el contacto con la divinidad, es imprescindible. En todo momento debemos ser capaces de mirar hacia Dios, de decirle algo en nuestro interior. Dios, nos dice la primera lectura en Jeremías 33, 14-16, va a suscitar una persona legítima que haga justicia y derecho en toda la tierra. Pidamos sinceramente que dicha realidad sea pronto verdad en todo el mundo. Tomemos el salmo 24 y repitamos varias veces durante el día: "A tí, Señor levanto mi alma". Aprendamos de esta manera a recordarnos de Dios varias veces. Así, aprenderemos a estr en la presencia de Dios. La segunda lectura de hoy se toma de la 1 Tesalonicenses 3, 12-4, 2. Que el Señor nos haga rebosar de amor mutuo y nos haga santos e irreprochables para seguir adelante. Es lo propio de esta segunda lectura. Cada uno debe pensar cómo podemos rebosar de amor mutuo y llevarlo a la práctica. Y, teniendo en cuenta lo dicho, recordemos todo lo que sabemos sobre como amar a Dios. Y no tengamos miedo. Y continuando con Lucas 21, evangelio de hoy, cuando todo lo que se dice de catastrófico sobre el fin del mundo empiece a suceder, hay que conservar la tranquilidad. Debemos estar siempre cerca de Dios. Y amarlo de verdad. Notaremos como él va penetrando nuestros corazones y nos tranquiliza a la vez que nuestro amor va creciendo de verdad. Y, de esta forma, sentiremos que ciertamente, sea como sea, nuestro corazón ama cada vez más. Como quiera que sea, nos mantendremos firmes y con amor ante el Hijo del hombre.

lunes, 15 de noviembre de 2021

Domingo XXXIV del Tiempo Ordinario. Jesús, Rey del Universo.

Hoy, y para siempre, debemos celebrar la fidelidad a Jesucristo, Rey del Universo. Si pecamos, sabiendo arrepentirnos de verdad, no olvidando al Jesús de Nazaret. ¡Siempre con Jesús, mirando hacia él! Porque él, de verdad, no aparta su mirada de nosotros. Nos quiere con inmensa ternura. Jesucristo se vió en una situación verdaderamente humillante que sólo pudo superarla con verdadero amor hacia cada uno de nosotros. Jamás seremos capaces de expresarlo con nuestras propias palabras. Por lo tanto digamos sencillamente: Jesús me ama, lo sé. Digámoslo una y mil veces. Jesús me ama de verdad y profundamente. La primera lectura se toma del libro bíblico de Daniel 7, 13-14. El anciano recibe el poder, el honor y el reino. Es un lenguaje metafórico pero verdaderamente real, profundo y misterioso. Porque el amor que Dios nos tiene es inexpresable pero abarca toda la realidad. Dejèmonos seducir por él, no le pongamos trabas. Echémonos en sus brazos en una especie de éxtasis. Sintámonos felices con él. Es una forma de rezar. Suscitar en nosotros sentimientos de estar a gusto. Decirle a Dios con el pensamiento, con el corazón, que lo amamos. El reino de Dios no acabará. Así termina la primera lectura. Repitamos durante el día del salmo 92, el versículo: "El Señor reina, vestido de majestad". El Apocalipsis 1, 58 nos proporciona la segunda lectura 1, 5-8. Nos recuerda que Jesucristo nos ama, nos libra de los pecados y nos hace sacerdotes para Dios, padre de Jesús. Ser sacerdotes para Dios es la máxima categoría que se nos puede dar después de haber perdonado todos nuestros pecados. Por eso tiene tanto valor la oración, aún la hecha con el pensamiento, en nuestro interior. Juan 18, 33b-37 es la tercera lectura, la evangélica. Sin lugar a duda, Jesús es rey y da testimonio de la verdad y nosotros debemos escuchar su voz. Aquí se resume todo. Amemos a Jesús de verdad. Durmámonos en sus brazos. Disfrutemos con él. Seámosle fieles. Confiemos que nos perdona nuestros pecados. Escuchemos su voz ya que somos de la verdad. No lo olvidemos. En este mensaje tenemos muchas ideas para pensar y meditar esta semana. Mejor diría, ideas para vivir y para sentir. No sé que verbo escoger para expresarme mejor. Decide tu mismo. Pero hazlo. En tus manos lo dejo. No te contentes sólo con leer. Y habla de la abundancia de tu corazón. Comunica a los demás tus métodos, tus experiencias, tus vivencias de Dios. Es muy importante que nos atrevamos a hablar de todo ello. Aunque también tenemos derecho a nuestras intimidades.

lunes, 8 de noviembre de 2021

Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario. 14/11/2021. Marcos 13, 24-32

Hoy es el día mundial de los pobres y el día de cada una de las diócesis que hay por el mundo. Por lo tanto, es un día muy especial para el recuerdo del que necesita ayuda para sobrevivir. Ayudémosle. Es, tristemente, su día. Además, es nuestro día como creyentes que somos. Vivimos nuestra fe cristiana en comunión con otros. ¡Qué se note nuestra unión! Hoy día tenemos muchos enemigos. Esto es cierto. Debemos concienciarnos. ¡Ellos saben hacerlo! Saben cómo hacerlo. Nuestros hijos o nietos, a menudo piensan que los demás que han hecho su primera (y última o casi última) comunión seguirán comulgando porque aman a Dios de verdad. Pero, no es así. Los hay que celebran la "no comunión". Y algunos así lo hacen, sabiéndolo. Nosotros debemos defender siempre a Dios, a quien queremos de verdad. La primera lectura se toma del libro bíblico Daniel, 12, 1-3. Nos dice que dormiremos ya en el polvo de la tierra, pero cuando llegue el momento, saldremos del polvo de la tierra y resucitaremos para brillar con Dios por toda la eternidad. Hagamos nuestra esta verdad y repitamos con frecuencia durante el día el versículo del salmo 15 que dice: "Protégeme Dios mío, que me refugio en ti". Es una forma de vivir en la presencia de Dios. No te olvides. Hazlo. Ahora nos toca Hebreos 10, 11-14.18; nos recuerda que sólo Cristo puede perdonar los pecados. El, dando su vida por nosotros una sola vez, ya dejó perdonados todos nuestros pecados. Sólo nos queda arrepentirnos y aceptar su perdón. ¡Hagámoslo! Y, no pequemos. La lectura evangélica se toma de Marcos 13, 24-32. Este evangelio se expresa de manera muy gráfica. Todo el firmamento se bamboleará. Los ángeles cumplirán su misión y reunirán a los elegidos. ¡Qué nuestro ángel de la guarda nos cuide y nos acompañe hasta la presencia de Dios! Ante Dios no hay tiempo. Dios lo tiene todo presente. Como dice, a su manera, este evangelio, en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre. No tengamos miedo. Dios nos acompaña. El está siempre con nosotros. Nos quiere, nos ama. Y, volviendo al comienzo de este breve comentario, tengamos un recuerdo especial para los pobres de nuestra comunidad, a los que conocemos y tenemos más cerca. Y, como cristianos que somos, busquemos la unión entre todos nosotros, la necesita la iglesia. Y el consejo que dábamos un poquito más arriba: vivamos la unión con Dios. Es una forma muy bonita de hacer oración.

miércoles, 3 de noviembre de 2021

Domingo XXXII del Tiempo Ordinario. 07/11/2021. Marcos 12, 38-44

La primera lectura es de Reyes 17,10-16. El profeta Elías se fué a la Sarepta y vió a una mujer viuda reccogiendo leña por el camino. El profeta le pide agua y un trozo de pan. Pero, no sabe que la mujer está recogiendo palos que encuentra por el suelo para preparar algo de pan cocido y cenar con su hijo. Lo comerán y luego, juntos, morirán. Elías, el profeta, le pide que prepare primero lo de él y luego hará lo de ella y lo de su hijo. ¡Qué atrevimiento! Pensemos que el profeta desea que ella ponga toda su confianza en Dios. En efecto, el profeta le afirma que la harina no le va a faltar, ni el aceite... hasta que vengan las lluvias y acaben con la total sequía y el hambre. La segunda lectura se toma de Hebreos 9, 24-28 y la enseñanza principal es que Cristo se ha manifestado una sola vez, al final de los tiempos, para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo. Cristo, si lo aceptamos, destruye los efectos de nuestros pecados. Pero, tenemos que acostumbrarnos a aceptarlo. Acercarnos a Cristo, a Dios es la base de toda nuestra vida cristiana. Es la base de toda la vida de santidad. Si decididamente empezamos a caminar de verdad en esta dirección, una práctica que no podemos olvidar es la de acordarnos de Dios con el pensamiento varias veces al día. Somos humanos y no podemos vivir continuamente en la presencia de Dios. Además, abundan los peligros de la vida, coches que pueden atropellarte, etc. y no podemos exponernos. Por eso, a la vez que deseamos vivir en la presencia de Dios continuamente, debemos echarnos en los brazos del Señor y no perder el contacto con la realidad de este mundo para no correr peligros. Dios ve nuestros buenos deseos de amarle continuamente y es suficiente. Pero esos buenos deseos tienen que existir. Es el comienzo de una vida espiritual fuerte e intensa. El evangelio de este domingo denuncia la opresión instrumentalizada de los débiles. La sabiduría popular, a menudo, es muy acertada y matiza con mucha dureza. Pero, es así. Lo dice con claridad: encima de cornudos, apaleados. Es lo que a veces le toca al pobre, todas las pulgas van a él. Debemos tenerlo muy presente los creyentes. Jesús, en el evangelio de hoy, por el contrario, alaba sinceramente a la viuda pobre que se acerca al templo y sólo echa dos moneditas en el cepillo de las limosnas. No puede dar más. Mejor dicho, lo necesita todo para vivir. Dios no la obliga a nada. Pero, ella ama a Dios y no es quien a pasar sin echar algo. También ella quiere ayudar a pagar los gastos del templo. ¡Bendito sea Dios! Jesús llama a los discípulos y les dice: Esta viuda pobre es la que más ha echado, pues los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta echó de lo que necesitaba para vivir. ¡Qué contraste el de esta pobre mujer con el nefasto presumir de algunas personas de la Iglesia! Lo dejamos así, cada cual que lo piense y lo medite. Propósito: Me parece que el propósito que puedes hacer ya lo tienes en el pensamiento, en lo íntimo de tu corazón. Hazlo y no lo pienses más. Decídete.

 
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