viernes, 4 de octubre de 2019

XXVII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 06/10/2019. Lucas 17,5-10

   En las tres lecturas de esta misa se hace referencia a la fe. Ellas proclaman, de una u otra forma, su importancia.

   Como frase que nos sirva para recordarlo y vivirlo se propone de la primera lectura (Habacue 2,4) la siguiente: "El justo por su fe vivirá".

   En la primera lectura, Habacue (1, 2-3; 2, 2-4) se plantea un problema frecuente entre los mismos creyentes. A veces se encuentran cristianos que afirman haber dejado de practicar porque Dios no los ha escuchado. Ha muerto un esposo o un hijo porque El no atendió sus plegarias. Comienza esta lectura dirigiéndose el profeta a Dios y preguntándole: "Hasta cuando, oh Dios, clamaré y no oirás". Sin embargo, el creyente no debe perder esta oportunidad de echarse en los brazos de Dios porque, de esta manera, se va camino de una mayor santidad y se encuentra un mayor significado a la vida. Por eso, esta lectura termina afirmando que el justo vivirá por la fe.

   La segunda lectura es de 2 Timoteo 1, 6-8. 13-14. Nos recuerda esta lectura que debemos reavivar continuamente el don de  Dios que hay en nosotros. Dediquemos un tiempo a hacerlo. No nos avergoncemos de hablar de Dios y de dar testimonio. Vivamos la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús. Hoy es un día que podemos dedicar a vivir la fe de verdad. Nos invitan a ello las tres lecturas.

   El evangelio comienza con una auténtica exageración para indicarnos el gran valor de la fe. En efecto, dice que si tuviésemos fe como un grano de mostaza diríamos a una morera: "arráncate y vete a plantarte en el mar", y así sucedería. Pero aquí Jesús usa la exageración o hipérbole literaria para hacernos caer en la cuenta del gran valor de la fe en nuestra vida religiosa, en nuestra vida de creyentes. No se trata de satisfacer nuestros deseos, sino de echarnos en los brazos de Dios. Así se encuentran personas que han dejado de creer porque Dios no ha curado a su pareja. Están defraudadas. Se han quedado sin su cónyuge o sin su hijo. No saben profundizar en el amor que Dios nos tiene y en el que tiene a nuestros seres queridos. Si supiéramos la realidad, daríamos mil gracias a Dios. Por mucho que se repita la expresión: "echarse en los brazos de Dios", siempre será poco, porque su significado es de una gran profundidad espiritual. Por desgracia, muchos cristianos no alcanzan esta espiritualidad que, no cabe duda, mantenerla hasta el final cuando se acercan la enfermedad, el dolor, la vejez o la muerte, es difícil. Pero si lo hacemos, podremos exclamar con el evangelio de hoy: "somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer".

Compromiso:
   Piensa en determinadas situaciones y mira a ver si tu serías capza de echarte en brazos de Dios. Se entiende que hablamos de situaciones "inevitables".


 
Licencia de Creative Commons
Teología Ovetense by longoria is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-SinObraDerivada 3.0 Unported License.