martes, 10 de julio de 2012

XV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 15/07/2012. Marcos, 6,7-13

   Haré primero una explicación del evangelio de este domingo y a continuación propondré una aplicación actual del mismo.

   Se empieza afirmando que Jesús convoca a los Doce. En el Nuevo Testamento, la mayoría de estos no son más que nombres. Son los discípulos en cuanto constituyen el nuevo Israel. Representan a las doce tribus o a los doce patriarcas de Israel. Con la elección de los Doce se quiere expresar la existencia de un nuevo Israel universal que viene con Jesús. Es un símbolo de la nueva comunidad escatológica universal de todos los hombres, no sólo de los judíos.

   Esa universalidad del reinado de Dios no es aceptada por los discípulos que siguen aferrados a los principios del judaísmo. Jesús va enviando a los Doce, pero no a la vez. No les da el encargo de proclamar un mensaje ni dice que les da autoridad para expulsar los demonios. Simplemente les da autoridad sobre los espíritus inmundos, lo que no implica su expulsión. No se dice que los espíritus inmundos sean los que agitan a otras personas. En efecto, el relato del torbellino de viento en la tempestad es una figura literaria que presenta a los discípulos como portadores de un mal espíritu que consiste en el convencimiento de la superioridad judía, que negaba la igualdad entre los pueblos. No se trata, pues, de expulsar los malos espíritus que existan en otros, sino de vencer los propios.

   En este envío, a Jesús no le interesa que los discípulos prediquen pues no tienen este encargo. Sólo le interesa que aprendan de otras gentes, que entren en contacto con ellas. Que se abran al trato con toda clase de gente que no sea judía. Para algunos exégetas, existen datos que apuntan a que este relato del envío se dirige a los cristianos del primer tiempo para los que escribe Marcos. Los cristianos, pues, debemos llevar un mensaje de humanidad, de igualdad, de fraternidad entre todos los hombres, por encima de las diferencias de religión o cultura. Esto era muy difícil para los discípulos judíos, por esta razón no deben llevar dinero ni distinción de riqueza, para así depender totalmente de los demás, aún cuando sean paganos y no judíos. Así, aprenderán a convivir con todo el mundo. Y captarán muchos signos de los tiempos, unos positivos y otros negativos, aprendiendo a quedarse con los positivos. Constatarán que hay mucha gente humana y acogedora por encima de las ideologías y de las religiones.

   El conocimiento del verdadero Dios depende del modo de actuar: quien no refleja en su conducta el amor universal de Dios, no es bueno. Y entonces, el discípulo puede sacudirse el polvo de sus sandalias, como indicando que no hay diálogo posible, por su culpa.

   Según los versículos 12-13, lo que hacen los discípulos no coincide en absoluto con lo encargado por Jesús. Este no les mandó predicar, y menos, la enmienda, ni ungir, ni curar, ni expulsar demonios. No se cumplió la idea que Jesús tenía.

   Tampoco, hoy día, se cumple el ConcilioVaticano II. Nos habló, en concreto, de la obligación de atender  a los signos de los tiempos, que conllevan la nueva evangelización. Pero, la jerarquía no está por la nueva evangelización, sino por la antigua que ya no va con los signos positivos de los tiempos.

   Compromiso:
   Escrutar alguno de los signos positivos (no los negativos) de los tiempos y vivir la vida de cristiano conforme a ellos.

 
Licencia de Creative Commons
Teología Ovetense by longoria is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-SinObraDerivada 3.0 Unported License.