martes, 5 de julio de 2011

Domingo XV del Tiempo Ordinario. 10/07/2011. Ciclo A. Mateo 13,1-23

   En este domingo, se trata de la parábola del sembrador. El evangelio de Mateo dedica todo el capitulo 13 al relato de parábolas. La primera de ellas es precisamente la de hoy. Se trata de una estampa maravillosa. Los que amáis la naturaleza podéis imaginarla. Una multitud de gente obliga a Jesús a subirse en una barca para poder predicar. La gente se encuentra a la orilla del lago, en la playa. Jesús, en medio del agua, en la frontera entre Israel y los pueblos paganos.

   En esta parábola, la semilla del reino de Dios cae en diversos terrenos: en el camino, entre rocas o zarzas y por fin, en tierra buena. El fruto es muy distinto según los casos.

   Entre los discípulos que siguen a Jesús, algunos pertenecen al grupo de los apóstoles, pero no todos. La semilla que se siembra es la del reino de Dios contenido en las bienaventuranzas. Ellas constituyen el núcleo de los secretos del reino y la fidelidad a él puede llevar a ser perseguidos.

   Jesús, en el evangelio de Mateo nos habla de actitudes importantes. No sólo hay que oir el mensaje, también hay que entenderlo y ponerlo en práctica. Si no se toma el mensaje como norma de conducta personal, el tentador nos lo arrebatará. En este evangelio subyace la ideología proveniente del judaísmo. La institución judía espera, equivocadamente, un Mesías poderoso. Jesús, por lo tanto, no vale, no es indicativo del poder humano avasallador. La ideología del poder es la que anula el mensaje de Jesús. Este siembra en el corazón, es decir, en el interior del hombre. Es de ahí de donde debe emanar la conducta del cristiano.

   Es necesario que el mensaje de Jesús caiga en buena tierra, donde dé mucho fruto. En tiempos de Jesús, la ideología dominante hacía que muchos no fuesen capaces de penetrar en el mensaje de Jesús. También hoy día, la ideología se introduce, incluso, en la propia Iglesia del Señor. Aceptamos cosas que no vienen de su predicación y no nos paramos a analizar los signos de los tiempos. Ambas cosas nos alejan del propio mensaje de Jesús. En este sentido, es muy importante que los creyentes, siguiendo en la fidelidad íntima al Señor, sepamos tomar en conciencia algunas decisiones que nos parezcan congruentes. No siempre será posible una formación adecuada pero, en la misma doctrina impartida por la jerarquía, aparece que la conciencia es capaz, de por sí, de tomar decisiones importantes dentro de un convencimiento, para ella muy razonable (puede verse Fides et ratio).

   Mantengamos pues, nuestro corazón como tierra abierta y abonada, para que el Señor pueda sembrar en su interior y daremos mucho fruto.

   Actuación:
   Si puedes, acude a grupos de reflexión cristiana.

 
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