lunes, 7 de julio de 2014

XV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo A. 13/7/20104. Mateo 1030, 10-230

   En la liturgia de hoy las lecturas giran alrededor de la palabra que sale de la boca de Dios. Así se ve claramente en la primera y tercera o evangelio. La segunda manifiesta la plena realización de la palabra de Dios.

   La primera lectura, tomada de Isaías (55, 10-11), bajo el ejemplo de la lluvia y la nieve que vienen a la tierra y la hacen germinar para volver al cielo, termina afirmando que la palabra que viene de Dios hace su voluntad y la cumple.

   Lo prometido por la palabra de Dios nos la hace comprender la segunda lectura (Romanos, 8, 18-23). A menudo, la vida nos da un vuelco importante o total. Pasamos de una vida alegre, satisfecha, a una existencia dolorosa. Y también, viceversa. Cuando pensamos que ya no podemos sufrir más, nos llega la gran alegría de la vida. No obstante, sea lo que sea de nosotros en esta vida, al dejar este mundo y empezar a vivir muy cerca de Dios, el vuelco de nuestra existencia es total. Y esto es lo que intenta manifestarnos esta segunda lectura. Aquí, estamos esperando "la plena manifestación de los hijos de Dios". En ella, nos veremos libres de las limitaciones de esta vida y no sujetos ya a las amarras de lo pecaminoso, gozaremos de la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Entonces poseeremos las primicias del Espíritu en su plenitud. Esa realidad, hoy por hoy nos es inaccesible. Pero el vuelco se dará y llegará.

   En el evangelio se trata de la muy conocida parábola del sembrador y existe una afirmación central que no suele mencionarse. Los discípulos preguntan a Jesús: "¿Por qué les hablas en parábolas?". Jesús les contesta: "Porque miran y no ven, escuchan y no entienden". Como diciendo: a ver si con ejemplos pueden ir entendiendo algo.

   Esa es, en efecto, la situación de hoy día. La Iglesia está fuertemente dividida en dos, la parte conversadora y la abierta o progresista. La primera ignora el valor evangélico de los signos de los tiempos, a pesar de haber invitado el concilio Vaticano II a tenerlos en cuenta. La segunda, en su afán de apertura, puede llegar demasiado lejos. Así las cosas, el predicador neutral creyente se ve, a menudo, perplejo sobre cual ha de ser su forma de actuar, porque muchos miran pero sin fijarse, no distinguen y no saben lo que ven. Es posiblemente la situación de Jesús en su predicación. Y, por eso habla en parábolas, pues la verdad descarnada podría hacer más recalcitrantes a determinados grupos de creyentes.

   Sería interesante reconocer desde la fe, que Dios ama y está presente igualmente entre los cristianos conservadores y los progresistas. Y, por lo mismo, estar dispuestos a ceder por ambas partes lo que  fuera necesario. Las reuniones, bien programadas, de cristianos conservadores y progresistas podrían así dar muy buen resultado en bien del reino de Dios. Y si Jesús volviese a este mundo, no necesitaría hablar en parábolas para no ser mal interpretado. Saber dialogar elimina aristas y crea buenas entendederas.

   Compromiso:
   Favorecer el diálogo entre posturas diversas.

 
Licencia de Creative Commons
Teología Ovetense by longoria is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-SinObraDerivada 3.0 Unported License.