jueves, 28 de diciembre de 2017

Fiesta de la Sagrada Familia. 31-12-2017. Ciclo B. Lucas 2,22-40.

   En este domingo se habla del perdón y del Espíritu Santo. Dos temas preciosos y muy relacionados con nuestra vida. Como frase para memorizar, recordemos lo que Simeón dijo a Dios cuando vio al niño Jesús y lo tuvo en sus brazos: "Ahora, Señor, puedes dejar a tu siervo irse en paz". Ojalá nosotros aprendamos a ponernos en las manos de Dios y podamos repetirlo a menudo como oración.

   La lectura del libro del Eclesiástico (3,2-6.12-14) afirma que expía sus pecados el que honra a su padre, y que acumula tesoros el que respeta a su madre. Todo ello nos servirá para reparación de nuestros pecados. Tengámoslo siempre presente.

   La carta de Pablo a los Colosenses (3,12-21) nos manda que nosotros perdonemos, como el Señor nos ha perdonado, pero a continuación añade que "por encima de todo ello está el amor que nos proporciona la unidad perfecta".

   Como se ve, las dos lecturas están muy relacionadas con el amor y el perdón. Termina la segunda pidiendo a los padres que no exasperen a sus hijos, para que no se desanimen.

   El evangelio de este domingo está lleno de enseñanzas. La primera se refiere a la presentación de Jesús en el templo. Hoy día es alarmante el número de niños que no se bautizan. Es verdad que aumenta el de mayores que, bautizándose, presentan un cristianismo mucho más fuerte. Todo tiene su pro y su contra.

   Por tres veces se menciona al Espíritu Santo. Él nos manifiesta cosas de Dios. ¡Cuántos impulsos del Espíritu llegan a nuestra alma! No los desoigamos. Cuando así hacemos, llega un momento en que nuestro corazón nos hace decir: "Ahora, Señor, puedes dejar a tu siervo irse en paz". Y será el Espíritu Santo quien nos haga pronunciar tan preciosa oración.

   Simeón bendice al niño. Y a su madre. Es un atrevimiento producto del mismo Espíritu Santo. ¡Todo un hombre, Simeón, dando la bendición a María y nada menos que a Jesús niño! ¡¡Tal atrevimiento es debido a los impulsos del Espíritu de Dios!!

   Dejémonos conducir siempre por el Espíritu e iremos por el camino recto. Sigamos el ejemplo de la profetisa Ana, ya avanzada en años, y que seguía sirviendo a Dios noche y día, a la vez que no perdía oportunidad de hablar a los demás de las cosas de Dios.

   Que, como Jesús, nos vayamos robusteciendo en sabiduría divina y que la gracia de Dios esté siempre con todos nosotros.


   Compromiso: seguir los impulsos del Espíritu.


viernes, 22 de diciembre de 2017

IV Domingo de Adviento. Ciclo B. 24-12-20174. Lucas 1,26-38

   Hoy es el día en que todos encontramos la gracia de Dios, que está esperándonos con los brazos abiertos. ¿No hemos sentido alguna vez en nuestra vida la necesidad de sentirnos cerca de Dios? ¿Hemos sido felices con Él? Si hemos disfrutado de estas experiencias, aunque nos hayamos alejado de Dios a lo largo de la vida, puede resultarnos fácil volver a su encuentro y dejarnos abrazar por Él.

   Como frase a memorizar se propone la del ángel: "María, has encontrado gracia ante Dios" (Lucas1).

   En la primera lectura (2 Samuel  7,1-5.8b-12.14a.16) el rey David desea construir algo digno para Dios, ya que él, como rey, vive en una casa del mejor material. Dios le responde recordándole todo lo que hizo por él. Como colofón de todo, Dios le dice a David que cuando se acueste con sus padres, Él mismo será para él padre, y David su hijo. Con estas palabras podemos morirnos en los brazos de Dios y confiarnos plenamente en Él, que será para nosotros padre, y nosotros seremos su hijo.

   La segunda lectura (Romanos 16,25-27) nos presenta a Jesús como el que nos revela los misterios de Dios. Dejémonos llevar por él y nos irá descubriendo sus misterios en la Sagrada Biblia.

   En el evangelio, el ángel dice a María que ella ha encontrado gracia delante de Dios. Reflexiona y pregúntate si también tu estás en disposición de encontrar gracia ante Dios. No te examines conforme a los cánones de la religión, sino ante tu conciencia, delante de Dios. Y con toda humildad. Sin duda que, en medio de todas tus debilidades, Dios está a tu favor, porque él te ama. Y María, la madre, no digamos.

   Al hijo de María, Jesús, Dios padre va a darle el trono de David, con todo su a trasfondo judío de lenguaje metafórico. La virgen, la muchacha, la joven, que así puede traducirse la palabra original, pregunta cómo puede esperar un hijo si no conoce varón. El ángel le responde diciéndole que el Espíritu Santo vendrá sobre ella y la fuerza de Dios la cubrirá con su sombra. Debió ser una experiencia religiosa tan maravillosa que María contesta: "He aquí la esclava del señor, hágase en mi según tu palabra". Y el ángel se fue. Es decir, se terminó dicha experiencia.

   Como con la virgen María, Dios quiere establecer contigo una relación personal de amistad, siempre para tu bien. De ti depende la aceptación. Dios te espera con los brazos abiertos. Y María también. No los defraudes.

   Compromiso: piensa en la relación personal de amistad con Dios.


miércoles, 13 de diciembre de 2017

III Domingo de Adviento. Ciclo B. 17-12-2017

   La proximidad del nacimiento del niño Jesús nos pone en una expectativa explosiva que nos lanza al exterior. Nos hace comprender la idea del papa Francisco que él denomina "iglesia en salida". En un comienzo, la gran oposición que existe contra Francisco no supo profundizar en el calado de dicha expresión. Pero está llamada a causar un profundo cambio en la iglesia. La frase lleva consigo un alto grado de desclericalización. Como primer fruto, el papa ha proclamado un "año del laicado", desde el 26-12-2017, fiesta de Cristo Rey, hasta la misma fiesta del año que viene.

   Como frase para memorizar y vivir durante la semana, se propone: "No apaguéis el espíritu" (1 Tesalonicenses 5,17).

   La primera lectura (Isaías 61,1-2a.10-11) comienza afirmando el profeta que "el Espíritu del Señor está sobre mi porque el Señor me ha ungido". Como consecuencia de dicha unción, Isaías es un cúmulo de bendiciones para los demás. Ayuda y libera de sus padecimientos a todos, y desborda de alegría con el Señor. Es la alegría del que es bueno y ayuda a los demás.

   La segunda lectura (1 Tesalonicenses 5,16-24) comienza dándonos el consejo de ser constantes en la oración, que completa con la recomendación de no apagar el espíritu evangélico, nuestra vida cambiaría y comprenderíamos excelentemente bien lo de "iglesia en salida".

   El evangelio de hoy nos presenta a Juan el Bautista. No se trata de un sacerdote, simplemente es un hombre que da públicamente testimonio de Dios con su ejemplo y su predicación. Juan encuadra perfectamente en este año del laicado. Él trabaja por la causa de Dios. Si viviera hoy, no se contentaría con ir a misa los domingos, pues él es la voz que grita: "Allanad el camino del Señor". Debemos aprender a hablar de las cosas de Dios a los demás. Ojalá entre nosotros proliferen los Juanes. La causa de Dios se vería muy fortalecida. y estaríamos empezando a celebrar muy dignamente el año del laicado. Dice Francisco que es muy necesario desclericalizar a la iglesia. No podemos estar esperando que los curas nos manden hacer algo. Debemos tener iniciativa y movernos. Como Juan el Bautista en el evangelio de hoy.

   Jesús no es un personaje de otros tiempos, del pasado. Tiene mucho que decirnos hoy día. Él es la palabra de Dios que nos ilumina. Y es nuestra obligación transmitirla a los demás. No es sólo tarea de los curas, de los sacerdotes. Es deber de todos. Planteémonos la problemática en nuestra parroquia y actuemos. Con o sin el cura. Los seglares ya somos mayores de edad. Y tenemos nuestra responsabilidad en la iglesia de Dios. Además, nos apoya el papa Francisco.

   Compromiso: ¡Piensa a ver cómo te animas!


jueves, 7 de diciembre de 2017

II Domingo de Adviento. Ciclo B. 10-12-2017. Marcos 1,1-8

   Nos vamos acercando a las fiestas de Navidad. Y la alegría va penetrando cada vez más en nuestros corazones. Para memorizar, nos quedamos con el último versículo del evangelio de hoy: "Él os bautizará con Espíritu Santo" (Marcos, 1,8).

   La primera lectura, tomada del profeta Isaías (40,1-5.9-11), nos presenta a Dios que ordena que se nos consuele, pues la deuda por nuestros pecados está totalmente pagada. Pagada con creces. "Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios". Así comienza la lectura. Dios manda que seamos mensajeros del amor de Dios, de su consolación. Pero, ¿cómo vamos a ser mensajeros de consolación si nosotros nunca hemos experimentado la alegría de ser consolados? ¿Cómo, si nunca nos hemos sentido amados por Dios? Aquí está el punto de reflexión para la misa de hoy.

   La segunda lectura (2 Pedro 3,8-14) nos sitúa ante una serie de acontecimientos futuros, pero lo importante es que Dios nos encuentre en paz con él, santos e irreprochables. Esto es lo que debemos tener siempre a la vista. Pero, para lograrlo es necesario contar con el mismo Dios. Acordémonos de Dios muchas veces durante el día, digámosle que lo amamos. Esto nos conducirá a ser santos e irreprochables en su presencia.

   El evangelio, como tantas veces, está relacionado con la primera lectura. En los dos textos se ordena preparar el camino del Señor. Y nosotros podemos añadir: sí, a prepararlo porque se acerca la Navidad.

   ¿Cómo se prepara? Convirtiéndose. No hay otra forma. Es decir, pidiendo perdón al prójimo. ¿De qué te sirve confesarte si no pides perdón? Y si pides perdón a quien ofendiste, Dios ya te perdonó. Es lo que dice la Palabra de Dios. ¡Qué bien prepararíamos el Adviento, la Navidad, si pidiéramos sinceramente perdón al hermano! Es la mejor confesión. Y la mejor realidad para los que esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva en los que, por fin, habitará la justicia. Procurad hermanos que Dios nos encuentre en paz, entre nosotros y con Él, siendo inmaculados e irreprochables. Ese día la fiesta será grande, la verán todos los hombres juntos. Debemos decir en voz muy alta al vocero de Dios: alza con fuerza tu voz, anuncia a todos que ya llegó nuestro Dios. Él llega con gran fuerza. Dios nos lleva en sus brazos a los que ya no podemos más.

   Es una fiesta preciosa la que surge de las lecturas de la misa de hoy. Qué maravilla vivirla ya en el preludio de las fiestas navideñas. Pero, no olvidemos vivirla acordándonos con el pensamiento de la cercanía de nuestro Dios. Mantengámonos en su presencia.

   Compromiso: reflexiona sobre cómo te has sentido amado por Dios.


martes, 28 de noviembre de 2017

I Domingo de Adviento. Ciclo B. 03/12/2017. Marcos 13,33-37

   Comenzamos hoy un nuevo año litúrgico y un nuevo ciclo de lecturas, el ciclo B.
   En este comenzar, tenemos ya presente nuestra meta final que es el encuentro definitivo con Jesús resucitado. Para ese encuentro debemos estar siempre preparados.

   Aquellos a quienes gusta la observación de la naturaleza, les propongo, a escoger, dos textos para memorizar: "Todos nos marchitamos como una hoja y nuestras culpas nos llevan como el viento (Isaías 64,5)", o bien: "Tú eres nuestro Padre, nosotros somos arcilla y tú nuestro alfarero (Isaías, 64,7)".

   La primera lectura se toma de Isaías 63,16b-17;64,1-7. El comentario puedes hacerlo tú mismo y, para ello, te proponemos dos textos: "Ojalá se abriera el cielo y bajases derritiendo los montes con tu presencia" o "sales al encuentro del que practica la justicia y se acuerda de tus caminos". ¿Puedes hacer oración con dichos textos bíblicos? ¿Te sirven para hablar con Dios?

   La segunda lectura es de 1. Corintios 1,3-9. Recordando el comienzo de la misa, te quedará grabado en la memoria el de la primera carta a los Corintios "La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con todos vosotros". A continuación, menciona Pablo su propia Acción de Gracias, glosándola. Y nosotros podemos hacerla nuestra. Demos gracias a Dios por lo que ha dado a nuestra familia a través de Cristo. Para los que aguardamos su manifestación nos adornan sus dones, Dios es fiel en medio de todos los problemas de esta vida.

   El tema del evangelio de hoy es el de la vigilancia. Pero, la correcta interpretación nos dice que no se trata de una vigilancia esperando que llegue el Señor al final de los tiempos. El mantenerse despiertos equivale aquí a la responsabilidad en el trabajo. Estas expresiones de este evangelio ya no tienen sentido apocalíptico, y vienen muy bien en nuestra época actual, en que algunas iglesias se quedan vacías. Es necesario, sumamente imprescindible, que los párrocos convoquen y expoleen el consejo de pastoral parroquial. Un momento muy importante para hacerlo es el año del laicado, que empezó el día de Cristo Rey, en algún país, e irá hasta la víspera de Cristo Rey de 2018. Pero, empezando ya, sin perder un sólo día en el tema. Exijámoslo a nuestros párrocos, pues el evangelio de hoy nos exige mantenernos despiertos teniendo gran responsabilidad en el trabajo. El consejo de pastoral parroquial, sin duda, nos exigirá un gran esfuerzo para acercar a las personas a Cristo, a la parroquia. Este puede ser nuestro velar para una gran temporada. Y el laicado cogerá cancha.

   Compromiso:
   Comprométete en tu parroquia.

jueves, 23 de noviembre de 2017

SOLEMNIDAD DE CRISTO REY. CICLO A. 26-11-2017. SAN MATEO 25,31-46

SOLEMNIDAD DE CRISTO REY. CICLO A. 26-11-2017. SAN MATEO 25,31-46

 

                Las lecturas de este domingo nos invitan a fijar la mirada en Jesús como rey del Universo. Veremos cómo Jesús ejercita su realeza.

                Como frase para memorizar se propone: ”También el Hijo se someterá a Dios, a quien se lo había sometido todo. Y así Dios lo será todo para todos, (1 Corintios 15,28).

                La primera lectura, tomada del libro bíblico Ezequiel (34.11-12.15-17) nos pone de manifiesto cómo Dios cuida de todos nosotros. El mismo nos busca uno por uno. El mismo venda nuestras  heridas, nos apacienta si nos descarriamos… Es todo amor ¡¡¡Que Dios nos ama!!! es lo primero que se debe enseñar a las gentes. Antes que cualquier otra verdad dogmática o de fe. Así piensa el Papa Francisco. ¡Cómo cambiaría la preparación a primera comunión!.

El salmo 22 que se recita en la misa de hoy, va en esta línea.

                En la segunda lectura (1 Corintios 15,20-26.28), lo principal no es lo que se dice del pecado original, que tiene diversas explicaciones. Debemos fijarnos simplemente en lo que se afirma de Cristo. El resucitó de una vez por todas y el primero. Cuando el vuelva resucitaremos todos los cristianos y, finalmente todos los que no lo son. Pablo está hablando en un lenguaje figurado, pues en Dios no cuenta el tiempo. Todos estamos en sus manos, hasta el mismo Jesús que se someterá a Dios. Y así Dios será todo para todos, nos dice el final de esta lectura. Pongamos siempre toda nuestra esperanza en Dios. Estemos con él hasta el final.

                Para el comentario del evangelio, tengamos en cuenta las palabras de Francisco cuando nos dice que el mayor problema de la Iglesia es la pobreza por la que atraviesa muchísima gente, y no la escasez de vocaciones sacerdotales. Los pobres son un reto de amor. Son la expresión de todas las necesidades: Del hambre de la sed, del dormir en la vía pública, de no tener que vestir: La pobreza puede llevarnos a la puerta de la cárcel, a la enfermedad… 

                El evangelio de Mateo es el que más subraya las obras de misericordia, la misericordia de Jesús y a la vez, el que más insiste y con diferencia, en el juicio del final de los tiempos. La misericordia es el valor supremo de la Ley y el criterio definitivo para interpretarla. Mateo se centra en la misericordia al escribir su evangelio. En esta línea va el Papa Francisco con su exhortación “Amoris Laetitia” que tantas acusaciones le ocasionó por parte de cardenales, de altos miembros del Vaticano, e incluso por una parte del pueblo cristiano de corte conservador la misericordia auténtica lleva consigo la voluntad de cambiar la realidad para liberar al pueblo de la opresión. Si nosotros no podemos cambiarla al menos ayudemos lo que podamos.

Palabras clave = Misericordia

Compromiso = Piensa en alguna persona pobre de tu entorno que claramente necesita que se le ayude.

 

jueves, 16 de noviembre de 2017

XXXIII Domingo del tiempo ordinario. Ciclo A.19-11-2017. Mateo 25, 14-30



         El tema que unifica las tres lecturas de la misa de este domingo se condensa en el final de la segunda. Es necesario trabajar, no debemos dormirnos. Incluso para vivir cerca de Dios, para llevar una vida auténtica de relación con El.


         Para memorizar, se propone el final del evangelio que dice: “Al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene se le quitará”.


         La primera lectura se toma del libro bíblico del antiguo testamento llamado Proverbios (31, 10-13, 19-20. 30-31). Nos habla de la mujer hacendosa que es la riqueza para su casa. Es muy trabajadora y de ella se fía el marido. Pero, no se queda ahí: “Abre sus manos al necesitado, extendiendo su brazo al pobre”. Es la mujer completa en lo humano y en lo divino.


         La segunda lectura es de la primera carta a los Tesalonicenses (5,1-6). Afirma que el día del Señor llegará. Ojala la muerte nos llegue habiéndonos echado en los brazos de Dios. Durante la vida acostumbrémonos a echarnos en ellos muy a menudo. Digamoslo muy a menudo. No durmamos como los demás, si no estemos despejados y vigilantes.


         El evangelio de este domingo, partiendo de una comparación muy humana y muy material, sirve de soporte a cómo debe ser nuestra vida en relación al reino de Dios. Dos siervos se preocuparon de la buena administración de los bienes de su Señor y los hicieron crecer. Otro, simplemente, se ocupó de conservarlos sin acrecentarlos, y se dio por satisfecho.


         El Señor premia a los dos primeros diciendo a cada uno: “¡Bien siervo bueno y prudente. Como has sido fiel en lo poco te daré un cargo importante: entra en el gozo de tu Señor!”.


         Sin embargo, el tercero, el que no había querido aumentar los bienes de su Señor es tratado como negligente y holgazán. Lo pierde todo por no administrar los bienes de su Señor de forma productiva.



         Como se ve, para aplicar este evangelio a nuestra vida de creyentes es necesario proyectarse de lo meramente natural y material a lo netamente sobrenatural. ¿Cuál es el patrimonio que Dios pone en nuestras manos para que lo hagamos crecer? – Es el amor a la palabra de Dios, a la Eucaristía, el cautivo de la fe… son bienes preciosos. ¿Qué haremos para contagiar a los demás? ¿Para hacerlos crecer en los demás? Haz un esfuerzo por acordarte de Dios varias veces al día: Al entrar en el ascensor, al pasar por delante de una iglesia, o por delante de tal sitio por donde pasas con frecuencia, al salir de casa, … Son cositas que te llevaron muy poco tiempo, no te ponen en peligro de caerte y te hacen vivir más en la presencia de Dios. Si lo practicas y vas propagando la idea a la vez que cumples el mandamiento del amor, estás trabajando por el reino de Dios acrecentando el grupo de los que lo aman.



Palabras clave: brazos


Compromiso: proponte hacer lo que te enseña este comentario.

viernes, 10 de noviembre de 2017

XXXII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo A. 12-11-2017. Mateo 25,1-13

   Una línea directiva de las lecturas de este domingo es, en definitiva, el encuentro con la verdadera sabiduría. Desde aquí, desde esta perspectiva, adquiere una gran luz el espíritu, la vivencia de la misa de hoy. Como texto para memorizar propongo el comienzo de la primera lectura: "Radiante e inmarcesible es la sabiduría. Fácilmente la ven los que la aman y la encuentran los que la buscan" (Sabiduría 6,12-13).

   En efecto, y ya en la primera lectura, se menciona la verdadera sabiduría, no la de conocer muchas cosas de este mundo, sino la sabiduría de Dios. Aunque no nos demos cuenta, está dentro de nosotros, pero sólo la encuentran los que la buscan. Los que se abren al misterio, a Dios. Los que hacen oración, aún sin saber de Él, y dicen un día y otro día: "Señor, si me lo haces ver, yo te seré fiel y creeré en Ti".

   La segunda lectura (1 Tesalonicenses 4,13-18) nos pone en relación con los difuntos. Estamos en las manos de Jesús, en las manos de Dios. Por esta razón, nosotros, los que aún vivimos en este mundo, no vamos a aventajar a los que ya murieron. Todos vamos a estar siempre con Él, y por lo mismo, debemos consolarnos siempre con estas palabras. Con esta fe, la sabiduría adquiere perspectiva. Nos hace mirar nuestros días con una gran esperanza.

   La lectura evangélica de Mateo 25,1-13 está muy en relación con la primera. En efecto, el aceite para las lámparas de las doncellas es un símbolo del Espíritu Santo, de la Sabiduría, tal como se ve en la profecía de Zacarías (4,1-14). Esta parábola de las diez vírgenes o doncellas no es un invento de Jesús, sino que representa la realidad, nos dice como se realizaban las bodas judías en aquella época. Y con ella, Jesús se centra en la necesidad del aceite ardiendo en las lámparas para recibir al esposo. Debemos estar llenos del Espíritu Santo, es decir, de la verdadera sabiduría, de la sabiduría de Dios. Es el significado bíblico del aceite.

   Esto, para el creyente, se traduce en profundas vivencias. La cercanía de Dios, la unión con Él, es el trasfondo místico que se manifiesta en nuestras vivencias reales, que nada tienen que ver con puros sentimentalismos sensibleros. Es la raíz de la mística. Y es lo fundamental de toda catequesis, desde la preparación a la Comunión hasta la Confirmación. Sin el aceite de las lámparas no habrá vida cristiana auténtica. Sin ella, no nos conocerá el Señor.

   Compromiso:
   Piensa seriamente en las raíces místicas que alimentan tu vida espiritual.



jueves, 2 de noviembre de 2017

XXXI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo A. 5-11-2017. Mateo 23,1-12

   Generalmente las lecturas de la misa dominical van aclarando como debe ser la conducta moral y espiritual de los fieles cristianos. Sin embargo, las de hoy se refieren muy directamente a como deben comportarse los sacerdotes, los que pastorean de una forma u otra el rebaño del Señor.

   En este domingo, dichos pastores, sacerdotes, obispos, etc. deben tener la finura, ante los simples fieles, de predicar cual debe ser la conducta de los mismos, y reconocer sus deficiencias para corregirlas.

   Como texto para recordar, se propone: "Uno solo es vuestro maestro, el Mesías" (Mateo 23,11).

   La primera lectura, tomada del libro de la Biblia llamado Malaquías (1,14b-2,2b.8-10), entra directamente al tema y les dice a los sacerdotes que deben dar gloria al nombre del Señor y que, si no lo hacen, serán malditos. Que no deben hacer que los demás tropiecen ni profanar la alianza que Dios hizo con nosotros.

   En la carta primera a los Tesalonicenses (2,7b-9.13), habla del comportamiento de Pablo, tratándolos como una madre que cuida con cariño de sus hijos. Ellos han ganado su amor. Acogieron la predicación como palabra de Dios que está operante, activa, entre ellos.

   El evangelio se presenta muy duro con los escribas y fariseos, es decir, con los maestros y predicadores judíos de la época de Jesús. Hoy tendremos que analizar si los dirigentes eclesiásticos caen o no bajo la reprimenda de Jesús. Algo en lo que el actual papa incide a menudo es el daño que hace a la Iglesia la clericalización de la misma. Es decir, el que los sacerdotes no permitan a los simples fieles tener iniciativas de tipo pastoral introduciendo, si es preciso, cambios en la marcha de la misma parroquia. Siempre, claro está, bajo la supervisión del responsable parroquial o sacerdote. Como regla general, para evitar dicha clericalización debe crearse en todas las parroquias el llamado Consejo de Pastoral. Este se reune, como mínimo, una vez al trimestre y siempre que sea necesario. En él se decide lo que sea necesario para la buena marcha de la parroqua, para su crecimiento apostólico y para el bien de las almas. Se aprueba y se pone a funcionar. De esta forma se favorece la participación de los seglares en el apostolado de la iglesia y se evita una clericalización de la misma.

   Con esta corresponsabilidad parroquial aumenta la hermandad entre sacerdote y feligresía. Y el único maestro de todos no será el párroco, sino Jesús.

   El Consejo de Pastoral es la mejor forma de realizar el espíritu de la lectura evangélica de hoy. Todos los católicos tienen el deber de pedir su creación en la correspondiente parroquia.


   Compromiso:
   Entérate si en tu parroquia existe el Consejo Pastoral. Si es necesario, habla con tu párroco y promuévelo.

lunes, 23 de octubre de 2017

XXX Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo A. 29/10/2017. Mateo 22,34-40

   La liturgia de este día nos presenta la raíz básica de toda experiencia mística, es decir el amor a Dios y al prójimo. Todo lo que fomenta el verdadero amor a Dios y un recto amor al prójimo va en el camino de la recuperación de la verdadera religiosidad. Como frase a memorizar escojo en la primera lectura la que dice: "si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de que marche el sol, porque con eso se cubre él y se acuesta (Exodo 22,25-26).

   La frase dicha nos hace ver el tono de la primera lectura: Exodo 22,20-26. Es un auténtico reflejo de cómo debe ser el amor al prójimo. No se puede explotar a las viudas ni a los huérfanos. Ni ser usurero con los pobres, ni exigirles la devolución por la fuerza, ni cargarlos de intereses.

   La segunda lectura (1 a los Tesalonicenses 1,5c-10) nos manifiesta cómo se debe vivir la fe. Aquellos cristianos eran verdaderamente místicos y un modelo para los demás creyentes. Manifestaban la alegría de ser cristianos, la alegría del Espíritu Santo. A través de ellos la palabra del Señor resonaba en todas partes. En una palabra: vivían la fe para ellos y para los demás. O, siguiendo a la misma lectura, se habían vuelto a Dios para servir, de verdad, al Dios vivo y verdadero.

   En el evangelio de hoy se manifiesta la gran unión que existe entre el amor a Dios y el amor al prójimo. En estos dos amores se sostiene toda la Ley Bíblica y las enseñanzas de los Profetas. Este es el resumen y la enseñanza de todo el evangelio de hoy.

   Existió un judío llamado Hillel, al que seguramente conoció Jesús y que subrayaba la importancia del espíritu más que de la letra de la ley mosaica. Y Hillel cuenta que un día un pagano se le acercó y le dijo que se convertiría a la fe judía si era capaz de enseñarle toda la Ley Bíblica, permaneciendo de pie sobre una sola pierna. Hillel le respondió: "Lo que es odioso para ti, no lo desees para los demás". Eso es toda la Ley Bíblica y el resto es sólo su comentario.

   Como se ve, tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo resumen toda la Ley en sólo dos mandamientos: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente. Y el otro mandamiento, que es semejante al primero, dice: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Como son mandamientos semejantes, cumpliendo el primero, si amamos a Dios de verdad, estamos cumpliendo el segundo. Y si amamos al prójimo, en una gran profundidad, llena de amor y de intensidad, nos estamos acercando a Dios. Amamos a Dios. Es el gran encadenado cristiano: Dios y los hombres. Los hombres y Dios.

   Compromiso:
   Sitúate en el punto de partida de toda experiencia mística.

lunes, 16 de octubre de 2017

xxiv Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo A. 22/10/2017. Mateo 22,15-21

      Aunque siempre es el día de Dios, hoy, en base a las lecturas, sí que podríamos decir que, efectivamente, sí lo es. Como frase muy conocida, propongo para memorizar la de "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios (Mateo 22,21)". O, si lees las lecturas, cámbiala por otra que sea de tu agrado.

   En la primera lectura (Isaías 45,1.4-6) se proclama al único Dios existente, y al que no conocemos. Dios es un misterio en el sentido de que no podemos explicar cómo es. Pero él sí nos conoce, y nos llama por nuestro nombre. No somos un cualquiera para Él. Fomentemos nuestra relación con Él. Sólo podremos llegar a una relación íntima con Dios, por medio de la oración meditativa, acordándonos de Él con frecuencia, diciéndole que lo amamos y recibiéndolo muy a menudo en la comunión.

   La segunda lectura (1 Tesalonicenses 1,1-5b), nos pone en situación de preguntarnos por la actividad de nuestra fe y el esfuerzo de nuestro amor. Es decir, nos invita a preguntarnos si trabajamos a favor de la fe y si esa actividad sale de nosotros como fuerza del Espíritu Santo y convicción profunda. Nuestra fe debe ser activa, no sólo de asistencia a la iglesia, a los cultos.

   El evangelio de hoy se resume en la frase final del mismo: "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios". Los fariseos quisieron meter a Jesús en verdaderos apuros con las autoridades romanas. Pero Él sale airoso. Hay que dar a Dios lo que es de Dios. Sobre esta enseñanza se puede hablar tanto que tendríamos para bastante tiempo y abarcaríamos toda una diversidad de temas.

   Me parece interesante caer en la cuenta de la importancia de la fuerza que viene de Dios, es decir, de la fuerza del espíritu. Esta es la gran paradoja. Lo que nosotros damos a Dios siempre revierte en nosotros. Es premio de Dios y no un esfuerzo nuestro, aunque pueda parecerlo.

   Dios es un haz de colores que te cambia el alma si tú te dejas llevar. Dios es una canción que conmueve el fondo de tu espíritu y te lleva a experiencias nuevas. Dios te cambia la vida. Y te lleva a un nuevo "dar a Dios lo que es de Dios". Es algo que no se acierta a expresar. Es lo que llamamos "experiencias místicas", de una forma o de otra. No hacen falta experiencias de un santo de mucha altura. Pero son un regalo de Dios. Y si queremos que no desaparezca la religión hay que ir en esta línea de dar a Dios lo que es de Dios.

    El gran teólogo llamado Rahner dejó dicho que, en el siglo XXI, o la religión era mística o no habría religión.

   Compromiso:
   Reflexiona sobre este comentario.

sábado, 14 de octubre de 2017

XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo A. 15-10-2017. Mateo 22,1-14

   Hoy es un domingo de banquetes, de fiesta y podríamos decir que hasta de finos licores. Tanto la primera lectura como el evangelio nos presentan la venida de Dios, su presencia salvadora, bajo la imagen de una fiesta, de una verdadera fiesta. La frase que debemos memorizar de verdad es de la segunda lectura, de la carta de Pablo a los Filipenses, que dice: "Todo lo puedo en aquel que me conforta". Repitámosla muchas veces en la vida. Sintámosla y vivámosla de verdad.

   La primera lectura, tomada del libro bíblico Isaías 25,6-10a, presenta un banquete, un festín, que Dios prepara para toda la humanidad y en el que un velo que cubre a todos los pueblos será arrancado. Entonces cada uno de nosotros descubrirá la gracia que nos viene de Dios. ¡Sabremos la maravilla de lo que es estar cerca de Dios, estar en su gracia! Esto, aunque se presenta como mundial, nos va sucediendo a cada uno en esta vida y a cada uno de nosotros nos toca ir descubriendo, con la ayuda del mismo Dios, la grandeza de estar en sus manos.

   Filipenses 4,12-14.19-20 nos presenta la segunda lectura. Nos dice que Pablo sabe vivir en pobreza y en abundancia, todo por seguir al Señor. Pero la mejor frase es la que se propone para memorizar: Todo lo puedo en aquel que me conforta.

   En el evangelio aparece de nuevo la parábola de un rey que envía la invitación para las bodas de su hijo. Ante la negativa de los invitados a ir a las bodas, el rey ordena a sus criados que salgan a los caminos e inviten a todos los que se encuentren, sean buenos o sean malos. Entonces, la sala del banquete se llenó de invitados. Debemos tener en cuenta que, en el pensar de la época, los buenos eran los judíos o pueblo de Dios, y los malos eran los paganos, aunque en la realidad de todo habría por ambas partes.

   Cuando el rey entra a saludar a los invitados, se encuentra con uno de ellos que no lleva el traje de bodas. Fue atado y echado a las tinieblas. Ante este proceder, nos preguntamos cuál es el traje de bodas. Es de suponer que siempre debemos tener buenas intenciones para con los demás, no llevar la intención de hacer daño a alguien. Esto sería el traje de bodas. La expresión "muchos son los llamados y pocos los escogidos" es una expresión hebrea que significa que muchos son llamados y algo menos los elegidos. Como se ve, no tiene el mismo significado que en español. Tengamos siempre nuestro traje de bodas preparado y cumplamos el mandamiento del amor. Pero no perdamos de vista que el mandamiento del amor trae consigo una correspondencia.

Compromiso: contesta, ¿tienes tu traje de bodas preparado?


lunes, 2 de octubre de 2017

XXVII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo A. 8/10/2017. Mateo 21, 33-43

   Pocas veces aparece tan claro como hoy, el trasfondo judío del Nuevo Testamento. En efecto, tanto la primera lectura como la tercera presentan, aunque de diferente forma, el tema de la viña. Quien desee conocer de verdad e interpretar correctamente el Nuevo Testamento no puede ignorar dicho trasfondo.

   Como frase a recordar se propone la de la segunda lectura, que dice: "la paz de Dios sobrepasa todo entendimiento (Filipenses 4,7)". Es una frase tan importante que si la meditáramos, la profundizáramos y viviéramos su mística, nuestro cristianismo no iría a menos, como está sucediendo.

   En la primera lectura (Isaías 5,1-7) se presenta una forma de la parábola de la viña. Esta es la casa de Israel, el pueblo judío, no el de hoy sino el del tiempo del profeta Isaías. Lo dice la misma lectura: la viña del Señor del universo son los hombres de Judá. El profeta habría cantado el relato de la viña, en la fiesta de los Tabernaculos, un festival de la cosecha que duraba una semana. La canción, en realidad, no trata de la viña sino de los mismos israelitas y del juicio que hace Dios sobre ellos, pues han cometido grandes injusticias.

   La lectura de la carta a los Filipenses (4,6-9) menciona por dos veces la paz: " la paz de Dios que sobrepasa nuestro entendimiento" y "el Dios de la paz que estará con nosotros". La paz es el gran don de Dios. Mucha gente no experimenta esta paz que viene de Dios. Empezamos a experimentarla cuando dejamos de hacer daño a los demás, tenemos vida de oración, de unión con Dios y nos unimos aún más con Dios por medio de la comunión eucarística. Si así es, la paz de Dios guardará nuestros corazones y nos llenará de felicidad.

   En el evangelio, se da otra versión de la parábola de la viña. Ahora, no es Isaías el que relata. Ahora es el mismo Jesús quien nos la cuenta dirigiéndose a los sumos sacerdotes y a los que mandaban como tales en aquella época.

   Después de contar la parábola, Jesús dice a aquellos sacerdotes: ¿No habéis leído la Sagrada Escritura donde dice: "La piedra que los constructores rechazaron fue hecha cabeza de esquina". Jesús quiere que leamos la Biblia o Sagrada Escritura. En ella, iremos aprendiendo muchas cosas. Es la Palabra de Dios. Como afirma el Papa Francisco, la Biblia no es para tenerla en una estantería, sino para tenerla al alcance de la mano, leerla a menudo todos los días y si puede ser en familia. Así, caminaremos con la luz y la fuerza que da la palabra a Dios.

   Francisco se refiere a menudo a los sacerdotes y obispos de la Iglesia Católica, al igual que Jesús a los mandatarios religiosos judíos. Jesús les dice: "Se os quitará a vosotros el reino de Dios". ¿Qué nos diría a los cristianos de hoy que, sin duda, por nuestra culpa, la religión se está quedando sin gente? No sabemos hablar de Dios, no practicamos el hacer el bien a los demás, la jerarquía a menudo nos carga con preceptos que no vienen de Jesús y nos carga con pecados mortales teniendo en cuenta que el pecado mortal significa rompimiento de la amistad con Dios, odio a Dios, no querer saber nada con El. No se comete tan fácilmente un pecado mortal.

   Compromiso: 
   Lee de nuevo el comentario y piensa en lo que consideres importante.

martes, 26 de septiembre de 2017

XXVI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo A. 1/10/2017. Mateo 21, 28-32

   En este domingo, aparecen dos ideas principales: la conversión, es decir, volvernos hacia Dios practicando la justicia y, nuestras relaciones los unos con los otros. Estas dos ideas pueden reducirse a una. En efecto, para llegar a nuestro conocimiento de Dios a través de las Sagradas Escrituras nada mejor que reunirse en grupos de dos o tres y así descifrar sus significados.

   Como texto a memorizar, recordando el evangelio de hoy, se propone "En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el reino de Dios (Mateo 21,31)".

   La primera lectura, tomada del libro bíblico de Ezequiel, (18,25-28), comienza afirmando que algunos comentan que no es justo el proceder del Señor. No hace mucho, tropecé con una mujer que había dejado de creer porque, a pesar de sus oraciones, su esposo había muerto y soportado muchos dolores antes de morir. Para ella no era justo el proceder del Señor. ¿Qué se puede responder? Es necesario aprender a echarse en los brazos de Dios, un día y otro día. Desde temprana edad. Hacer de ello una oración. Hablar con Dios. Abandonarse en su regazo, en vez de pedirle cosas. Confiar en que esto es lo mejor, pero debe estar impregnado de un verdadero espíritu de oración. Así, comprenderemos mucho mejor a Dios si, además, hemos aprendido a hablar de Dios a los demás.

   La segunda lectura de la carta a los Filipenses (2,1-11), resume su enseñanza en: "manteneos unánimes y concordes en el amor y en el sentir del Señor. Mantenerse sin envidias. Tengamos entre nosotros los sentimientos propios de una vida en Cristo Jesús, nos ha servido de ejemplo.

   Ya en el evangelio, el meollo de esta lectura está en la aclaración de Jesús: "En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el Reino de Dios. Porque Juan os enseñó el camino de la justicia y no lo practicáis; sin embargo, los publicanos y prostitutas sí lo practicaron. (El creer de la Biblia tiene el sentido de practicar)".

   Hoy, por primera vez en la historia, muchísimas personas no quieren saber gran cosa de Dios. No alcanzan a experimentar gran cosa de Dios, no saben lo que es vivir cerca de Dios, no saben lo que es relacionarse con Él. Aunque alguna vez hayan rezado, no han  hecho realmente oración. Y lo que es grave, no han practicado la justicia con los demás. La justicia abarca muchos campos y a la justicia da una importancia muy grande Jesús de Nazaret. En los tiempos actuales es necesario que nuestra fe hable directamente a las necesidades de este mundo y que salga directamente de la fuente de Dios. Por esta razón, nuestra oración ha de ser, como afirma el teólogo Rahner, oración mística, es decir, de unión con Dios. No de un simple recitado de oraciones.

   Compromiso:
   En muchas de las veces que uses la palabra fe, prueba a cambiarla por el verbo creer.

miércoles, 20 de septiembre de 2017

Domingo XXV del Tiempo Ordinario. Ciclo A. 24/09/2017. Mateo 20,1-16

   El tema central de este domingo es la libertad que debemos conceder a Dios, ya que sus caminos son más altos que los nuestros y él ve y dispone desde una visión mucho más elevada que la nuestra. Esta disposición de respetar la plena libertad de Dios y echarse en sus brazos, es fundamental para nuestra vida de fe y de santidad.

   Como texto bíblico para memorizar, meditar y reflexionar proponemos "mis caminos son más altos que los vuestros (Isaías 55,9)" o también : "¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis planes? (Mat. 20,15)".

   La primera lectura (Isaías 55,6-9) nos anima a buscar al Señor, a abandonar nuestro pernicioso camino y volvernos hacia Él, sin olvidar que Dios es rico en perdón. Echémonos en sus brazos pues sus caminos son más altos que los nuestros.

   En la segunda lectura (Filipenses 1,20c-24.27a), se enfoca la vida evangelizadora de Pablo. Vive tan unido a Cristo, que suspira por morir, para estar siempre con El. Sin embargo, mientras esté en esta vida, puede trabajar lo indecible para que las personas vivan cada vez más cerca de Dios. Esta es su meditación. Pablo ve que es necesario predicar el reino de Dios y que los nuevos cristianos lleven una vida digna del Evangelio de Cristo. ¿En las conversaciones que a lo largo de la semana hablamos con los demás, sabemos introducir alguna vez algún tema sobre las cosas de Dios? Pues esto lo hacía Pablo.

   En el evangelio, se nos presenta el tema de la libertad de  Dios. Después de referirse a los obreros contratados para la viña en diversas horas del día, incluso prácticamente al final de la jornada, el dueño comienza a pagar a cada uno, y lo hace comenzando por los últimos, que reciben un denario cada uno. Esto hace que los primeros que empezaron a trabajar se hagan la ilusión de que recibirán un salario mayor, pero no sucede así. Y protestan. El dueño se reafirma y contesta: "¿No os ajusté en un denario? ¿No os he dado lo suficiente para vivir? ¿Es que os hago alguna injusticia? Si yo quiero dar a los últimos igual que a los primeros, ¿hago alguna injusticia con ello? ¿Es que yo no tengo derecho a libertad en mis asuntos, no cometiendo injusticias? ¿O me vais a tener envidia porque soy bueno y ayudo a los demás como creo oportuno?"

   Dios mira, a menudo, nuestras necesidades, no las horas de trabajo, como hacen muchos padres con sus hijos. ¿Es que merecemos tantas gracias como recibimos de la mano de Dios? ¿Es que Dios nunca puede tener libertad para que pueda ser publicado un documento como "Amoris letitia" que puede traer tanta paz a personas que, en una situación anómala, tratan de ser fieles a Dios? ¿A quién damos la razón a Francisco, Papa, o a los cuatro cardenales que se oponen? ¿Con quién está Dios? Si está con el Papa como custodio de una recta doctrina, por qué tratamos de buscar cinco pies al gato. Seamos humanos -que es la verdadera caridad- y demos plena libertad a Dios, que será nuestro bien.

   Compromiso:
   Medita sobre la libertad de Dios, que siempre será para nuestro bien.

martes, 12 de septiembre de 2017

XXIV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo A. 17/09/2017. Mateo 18,21-35

   Las lecturas de este domingo se resumen en el Padre Nuestro, cuando rezamos: "Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden". Concentrémonos, pues, en la enseñanza de dichas lecturas, empapémonos en ellas, para llenar de ese espíritu la oración que Jesús nos enseñó.

   Recordemos y memoricemos la frase del libro bíblico el Eclesiástico 28,2 "Perdona a tu prójimo la ofensa que te ha hecho y se te perdonarán los pecados cuando lo pidas".

   La primera lectura se toma de un libro que no está en la Biblia judía, sino sólo en la católica. Es el Eclesiástico o Siracida, pues tiene los dos nombres (27,33-28,9). No debe confundirse con el Eclesiastés. Para sacar buen provecho de esta lectura basta recordar y meditar sobre algún texto de la misma. El mismo que se ha propuesto para memorizar y, por ejemplo, "No tiene compasión de su semejante, ¿y pide perdón de sus pecados?". Con estos pensamientos recemos el Padre Nuestro.

   La segunda lectura (Romanos 14,7-9) es muy apropiada para copiarla toda entera o parte, en un recordatorio de fallecimiento. Por ejemplo, "si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos (14,8)". Preciosa y puede servirnos para echarnos en brazos de Dios y decirle a Dios que lo amamos. Magnífica oración.

   Ya en el evangelio, se continúa en la línea del perdón. En las lecturas de hoy, tenemos un verdadero proyecto de vida basado en la misericordia. Todo lo que sea perdón es como un paliativo espiritual, es como aceite que suaviza y nos hace cada vez más buenos. Como un proyecto de vida se nos presenta el perdón en el evangelio de hoy, pues nos dice Jesús que debemos perdonar hasta setenta veces siete. Esta cantidad quiere decir plenitud, siempre. Eso significa en la Biblia el número siete. Así que es todo un proyecto de vida.

   El evangelio de hoy es algo largo porque lo acompaña todo un ejemplo sobre el perdón. O mejor, sobre las consecuencias de no perdonar. El que no ha perdonado es entregado a los verdugos hasta que pague toda la deuda. Y, lo mismo hará con nosotros el Padre celestial, si cada uno de nosotros no perdonamos de corazón a nuestro hermano. La enseñanza está bien clara.

   Como resumen de toda la enseñanza de este día puede servirnos la lectura del salmo 102 rezado en la misa de hoy. El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en el perdón (Salmo 102).

   Compromiso:
   A menudo no sabemos perdonar de verdad. ¡Entrénate!

martes, 5 de septiembre de 2017

XXIII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo A. 10/09/2017. Mateo 18,15-20

   La idea central de la liturgia de hoy es nuestra relación con los demás sea a modo individual, sea formando una comunidad. Los dos aspectos son de importancia capital para la misma marcha de la Iglesia.

   Como frase para memorizar proponemos: "Todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará atado en el cielo (Mateo 18,18).

   La primera lectura se toma del libro de Ezequiel 33,7-9. Expresa nuestra obligación de hablar a los demás sobre las cosas de Dios. Siempre que tengamos oportunidad, debemos hacerlo. Dice esta lectura que el Señor nos ha puesto de centinelas para hablar de su parte.

   La segunda, tomada de la carta de San Pablo a los Romanos (13,8-10), comienza con una maravillosa frase: "a nadie le debáis nada, a no ser amor". En efecto, el que ama ya cumplió toda la ley. Todos los mandamientos se resumen en "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Amar es cumplir toda la ley.

   La lectura evangélica continúa en la misma línea. Jesús no manda al defensor que vaya a pedir perdón al ofendido, sino, al contrario, es éste quien debe tomar la iniciativa y mostrarle que ha perdonado facilitando la reconciliación, y no dando publicidad de la ofensa. Puede ser que el ofensor no se avenga a un arreglo amistoso y no quiera reconocer su falta. Entonces, será necesario el arbitraje de la comunidad y si no hace caso a su dictamen, el ofensor será tenido como un pagano y recaudador. Pagano, en el sentido de que aunque se proclame seguidor de Jesús, no conoce al verdadero Dios, que es todo perdón. Y recaudador, porque, aún conociéndolo, no hace caso de su voluntad.

   A continuación dice Jesús, no sólo a Pedro sino a toda la comunidad, "todo lo que atéis en la tierra quedará atado en los cielos y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en los cielos". Los que atan y desatan no son los dirigentes - hoy día sacerdotes -, sino toda la comunidad.

   Aquí Jesús se dirige a la comunidad y repite las palabras dichas a Pedro en el capítulo 16 de este evangelio de San Mateo. Se lo dice como primer creyente. Pedro era prototipo de la comunidad de creyentes. Pero el poder de decidir está sin duda, por deseo de Jesús, en la misma comunidad. Es evangelio puro.

   ¿Y por qué tiene fuerza lo acordado por la comunidad? Esta pregunta se contesta al final del evangelio de hoy. En efecto, donde están dos o tres reunidos en el nombre de Jesús allí está él, en medio de ellos. Como la decisión se toma todos juntos y habiendo orado profundamente y de verdad, lo acordado por los hombres queda confirmado por Dios. Si obrásemos siempre de esta forma no se habría introducido tanta ideología en la Iglesia, como de hecho ha sucedido. Ideologías que ahora cuesta mucho erradicar. ¡Qué se lo pregunten al Papa Francisco!

   Compromiso: 
   Reúnete con otros para hacer oración profunda y tener vivencia de la cercanía de Dios en nuestros corazones.

viernes, 1 de septiembre de 2017

XXII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo A. 3-9-2017. Mateo 16,21-27

   El mensaje de la liturgia de este domingo es clarísimamente la fidelidad a Dios todos los días de nuestra vida. Si el domingo anterior se afirmaba que nuestra fe debe ser una fe firme y nuestra relación con Dios cada vez más profunda, hoy es el día de la fidelidad a Dios. Tengámoslo muy presente. Como frase para memorizar se propone la siguiente de la primera lectura: "La palabra del Señor era en mis entrañas fuego ardiente, encerrado en los huesos" (Jeremías 20,9).

   Dice el profeta Jeremías en esta lectura que se dejó seducir por el Señor. Él lo forzó y lo sedujo. Pero, por ser fiel a Dios lo despreciaron y lo pasó muy mal. Y aunque intentaba contener ese "fuego ardiente" mencionado, no podía. Ojalá sintamos en nosotros esa fuerza divina para cumplir los deseos de Dios. Y seamos valientes, por amor y fidelidad a Él.

   San Pablo, en su carta a los Romanos (12,1-2), nos pide que presentemos a Dios nuestros cuerpos como hostia viva, santa y agradable a Dios. Y un consejo muy fundamental: que sepamos discernir lo que es la voluntad de Dios. Y Dios es amor. Seamos fieles al Espíritu. Invoquémoslo con frecuencia, sinceramente, y no seremos víctimas de ninguna ideología. Ni siquiera de las que algún pastor trate de meternos por la cabeza.

   En el evangelio de hoy, Jesús habla a los discípulos de lo mucho que tenía que padecer y que sería ejecutado y resucitaría al tercer día. Al oírlo, Pedro se puso a reñirlo y le dijo: "No lo querrá Dios, señor". Jesús le contesta y le dice: "Tu piensas como los hombres, no como Dios".

   Es muy reconfortante echarse en los brazos de Dios, en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, siempre. Así nos sentiremos cerca de Él.

   Después dice Jesús a sus discípulos: "El que quiera ser mi discípulo, que cargue con su cruz y me siga". Continúa afirmando que el que pierda su vida por él, la encontrará. Existe una forma implícita de realizar lo mismo, de ser mártir por cumplir el evangelio. Es el caso de dar la vida por librar a otro de perderla. Según estableció el actual Papa, Francisco, basta ese comportamiento para iniciar la causa de beatificación. Esto puede abrir en un futuro la posibilidad de que sean canonizables personas de otras religiones. Dar la vida por otro sería la máxima expresión de amor humano y evangélico.

   Termina este evangelio afirmando que el Hijo del Hombre pagará a cada uno según su conducta. Pero, ¿con qué moneda nos pagará? Dios siempre nos paga con demasiado exceso, es excesivamente misericordioso.


   Compromiso: ¿Has sentido alguna vez el fuego ardiente de Dios que te llama a trabajar por Él?


martes, 22 de agosto de 2017

XXI Domingo del Tempo Ordinario. Ciclo A. 27-08-2017. Mateo 16,13-20


   Dios deja en manos del género humano asuntos muy importantes, a pesar de las debilidades del mismo, si él encuentra nuestro corazón con una disposición sincera, verá también en nosotros el material con el cual trabajar y edificar. Esta es la temática de este domingo.

   Como frase para memorizar se propone: "Yo también te digo que tu eres Pedro –piedrecita-  y sobre ésta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del infierno no podrán contra ella" (Mateo 16,18). Como no podrías memorizar todos los textos que se proponen, este es uno de los que debes tener siempre presente.

   En primer lugar, se propone la lectura de Isaías 22,19-23. En ella, el Señor dice que dará la llave del palacio de David a Eliacén afirmando algo parecido a lo que Jesús le dijo a Pedro: "lo que él abra nadie lo cerrará, lo que él cierre nadie lo abrirá". Es una lectura que ambienta el evangelio.

   La segunda lectura, Romanos 11,33-36. Nos habla de lo insondable del misterio de Dios. En efecto, la generosidad de Dios es un abismo, la sabiduría de Dios es un abismo y el conocimiento de Dios es un abismo. Acostumbrémonos a amar a Dios como misterio que nos ama profundamente. Digámosle muchas veces al día, que lo amamos. Nuestra relación con él será cada vez más profunda.

   El evangelio de hoy relata uno de los momentos más reveladores sobre Jesús. Es conveniente señalar el lugar donde sucede para mejor comprensión. En tiempos de Jesús había dos ciudades con el nombre de Cesárea: Cesárea marítima y Cesárea de Filipo. En esta última es donde se desarrolla la lectura evangélica de hoy. Está ubicada al norte de Israel al pie del monte Hermón. Un gran manantial baja por dicho monte y en Cesárea de Filipo sale literalmente de la montaña por una cueva. Pero, junto con tanta belleza, el lugar históricamente estuvo vinculado con la idolatría. Los cananeos levantaron allí un altar al dios Baal y los griegos un templo al dios Pan. Allí, Jesús pregunta a los discípulos: "¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?". Los discípulos le manifestaron todo lo que la gente opinaba. A continuación, Jesús preguntó a los discípulos: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?". Pedro responde: "Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo". Jesús lo confirma: él es el Mesías, el Hijo de Dios. Se trata de una revelación espiritual no de un razonamiento. A veces, hay vivencias interiores, suaves y fuertes a la vez, que son verdaderas revelaciones de Dios. Muchos cristianos lo saben. La revelación de hoy es que Jesús es el Hijo de Dios. Y esta revelación la reciben los discípulos en el lugar que había sido dedicado a dos falsos dioses: Pan y Baal. La fe de Pedro en Jesús es una fe fuerte, al menos en ese momento. Nuestra fe también debe ser fe firme.


   Compromiso: Que nuestra fe sea sobre Dios y sus deseos. No una fe que busca utilizar a Dios para conseguir nosotros cosas materiales.


miércoles, 16 de agosto de 2017

XX Domingo del TIempo Ordinario. Ciclo A. 20-8-2017. Mateo 15,21-28.


   En este domingo domina el tema de la salvación universal. Dios se ocupa de la salvación, no sólo del pueblo judío, sino de los extranjeros, de los gentiles, de todos en una palabra. Pero son tres los ejes sobre los que se ancla dicha enseñanza: la oración del que practica la justicia, la misericordia de Dios, y la fe. Una verdadera oración abarca los tres aspectos, y por esta razón se propone como frase a recordar la de Isaías 56,7: "Mi casa es casa de oración".

   La primera lectura se toma de Isaías (56,1.6-7). En ella se habla de los extranjeros que aman el nombre del Señor, del verdadero Dios. Él los llevará a su casa de oración, es decir, los hará personas de oración. Sea en el templo o fuera de él, será verdadera oración, no puramente rezos. Será entrar en contacto con Dios, hacer la oración como la hace Cristo, que el domingo pasado se retiraba solo, al anochecer, para orar.

   Romanos 11,13-15.29-32 es la segunda lectura. Se resume en la frase final: "Dios nos encerró a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos". Todos hemos pecado, Dios lo ve y lo sabe. Y él se ha decidido a tener misericordia de todos. Y sepámoslo, como nos dice esta misma lectura, los dones y la llamada de Dios son irrevocables.

   Si en la segunda lectura el tema se refería a la salvación de todos, en el evangelio y en la primera lectura Dios tiene en su punto de vista a los que no pertenecen al pueblo judío, a los extranjeros. Mateo nos relata el pasaje de la mujer cananea. Para situarnos, afirmar que se llamaban cananeos a los fenicios que vivían en el territorio que posteriormente ocuparon los hebreos. Esto nos hace ver que la mujer, aunque pagana, vivía entre los israelitas y conocía sus tradiciones. Por eso llama a Jesús "Hijo de David".

   La aparente repulsa que manifiesta Jesús estimula la fe de la mujer pagana, Aún así, la mujer, que reconoce no tener derecho a pedir ayuda, espera conseguir lo que pide. Pero está dominada por una ideología: la de creer en el absoluto privilegio de Israel. Con Jesús, los paganos no son inferiores a los de Israel. Todos pueden ser de Cristo. Sólo cuando la mujer cananea salta por encima de dicha discriminación, sólo entonces, Jesús cura a su hija. La mujer reconoce que la bondad de Jesús alcanza más allá de los límites del pueblo de Israel. Y Jesús le dice: "¡Qué grande es tu fe, mujer! Que se cumpla lo que pides". Y quedó curada su hija.

   La mujer cananea es figura de la condición de los paganos. Ella y su hija representan el sentimiento de inferioridad ante Dios, de los que no se sienten su pueblo. Madre e hija están poseídas por dicha ideología contraria a Dios. Ellas viven con el deseo de encontrar la salvación en Jesús.


   Compromiso: lo que no va conforme al evangelio es ideología, aunque provenga de la curia vaticana que legisla. ¿Encuentras alguna ideología actualmente en la Iglesia? ¿La admites o la rechazas? Actúa cristianamente en consecuencia.


 
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