lunes, 18 de junio de 2012

XII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 24/06/2012. Lucas, 1,57-66

   Celebramos hoy la fiesta de San Juan Bautista. Juan era de familia sacerdotal. Vivía en un ambiente campesino de aldea. Ambiente rural. Tiene un lenguaje rudo y las imágenes que emplea en su lenguaje lo reflejan todo. Hay bastantes autores que afirman que esto sería el único dato que puede ser aceptado como histórico, dentro del relato que nos transmite el evangelio de Lucas sobre la infancia de Juan.

   Como se sabe, ya de mayor, Juan abandona su ministerio sacerdotal y rompe con el templo de Jerusalén y con todo el sistema de ritos de purificación y perdón de los pecados que se realizaban en el templo.

   Juan el Bautista se marcha al desierto, arrebatado por el Espíritu, y empieza a gritar y predicar su mensaje en contra de las injusticias y pidiendo el arrepentimiento.

   Enseguida, llegará Jesús para ser bautizado por él. Hasta aquí, una breve síntesis de la vida de este hombre cuya solemnidad celebramos hoy.

   El evangelio de hoy sólo nos habla del nacimiento y circuncisión del niño, con toda la problemática del nombre que se le va a imponer. Para terminar, queda en el aire la pregunta de "¿Qué va a ser este niño?"

   Más arriba decía que el ambiente campesino sería el único dato histórico de la infancia de Juan el Bautista. Y, entonces, todo lo demás que nos dice este evangelio sobre la imposición del nombre, ¿no es histórico? Debemos tener en cuenta que en las biografías antiguas se contaban anécdotas, más o menos modeladas, pero significativas para comprender la vida del personaje. No se trata de que lo que se dice sea verdad al pie de la letra, sino de que sirva para expresar que, en este caso, en niño Juan va a ser algo importante. Y, para lograrlo, se establece todo el relato sobre la imposición del nombre.

   Y, ¿por qué va a ser importante Juan? Porque va a iniciar un movimiento que predicará a todo Israel un bautismo de conversión y abrirá las puertas a la predicación de Jesús. En esto consiste el valor de la vida de Juan el Bautista. Y es la aplicación que podemos hacer del evangelio de hoy, en lo concerniente a nuestra vida cristiana. Se empieza a hablar incesantemente de la necesidad de una nueva evangelización. Y esta nos concierne a todos. Hoy, el mundo piensa de una forma muy distinta a la de no hace muchos años. Y no debemos olvidar que Dios nos habla, a menudo, a través de los signos de los tiempos. Pues, al ser creyente de verdad no obliga a someterse a todas las normas que establece la Iglesia como institución. Jesús nos da una libertad y debemos usarla. Pues bien, exponer ante amigos nuestra forma de pensar, aunque no sea la que la institución nos pone como obligatoria, puede estar en la línea de la nueva evangelización, por obedecer a unos signos de los tiempos que nos ayuden a penetrar mejor la verdad del evangelio.

   Compromiso:
   Lee bien la última parte de esta explicación y ponla en práctica.

 
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