martes, 26 de noviembre de 2019

I Domingo de Adviento. Ciclo A. 01/12/2019. Mateo 24, 37-44

  Hoy empezamos un nuevo año litúrgico y, con él, un nuevo caminar en la fe del pueblo de Dios. Es necesario tenerlo presente a través de todo el ciclo e ir meditando en aquello que nos proponemos, para vivir con más intensidad el amor a Dios. Propongo, para los lectores de estos comentarios, el acordarse de Dios varias veces al día y decirle que lo amamos, que lo queremos, que deseamos estar siempre a su lado. Que deseamos vivir en su presencia. Como frase para recordar, propongo: "Caminemos a la luz del Señor", tomada de la primera lectura (Isaías 2,5).

   Isaías 2, 1-5, primera lectura. Nos dice que la casa del Señor está más alta que los montes. Y sin embargo, hacia él caminamos todos. Y nos decimos todos, unos a otros: venid, subamos todos al monte del Señor, a la casa de Dios. Vivamos con la presencia de Dios, como nos dice la frase a recordar. Durante todo el ciclo A, es algo que vamos a tener presente para vivir cada vez más cerca de Dios.

   La segunda lectura es de Romanos 13, 11-14a. Vivir cada vez más cerca de Dios, porque ya es hora de despertarnos del sueño. Así acaba la primera lectura y así empieza la segunda. Debemos andar como en pleno día. Andemos a la luz del Señor. No sigamos los deseos de la carne, como son las borracheras, el desenfreno, las riñas, las envidias.

   En la lectura evangélica, se nos presenta la segunda venida del Señor, como una sorpresa: estad en vela, porque no sabéis el día en que vendrá el  Señor. Es necesario estar en vela, no por miedo, sino porque debemos caminar a la luz del Señor, según la frase propuesta para memorizar. Una forma de estar siempre preparados es vivir en la presencia del Señor, en la presencia de Dios. No obstante, debemos estar siempre en vela por si acaso. Porque somos muy olvidadizos. Y, si no, hagamos la prueba. Nos proponemos recordarnos de Dios cinco veces durante toda la mañana, y decirle que lo amamos. ¿Lo cumpliremos? Y, si resulta que lo hemos cumplido, ¿persistiremos y lograremos cumplirlo más días? Estamos haciendo un ensayo de vivir en la presencia amorosa de Dios. Es una forma preciosa de estar en vela para que cuando llegue la segunda venida del Señor no nos coja desprevenidos. Pidamos a María, la madre de Jesús, que sea nuestra compañera en el camino y nuestro modelo en la fe. Nadie como ella supo esperar a Jesús y acogerlo.

   Compromiso:
   Caminar a la luz del Señor.

 
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