martes, 19 de marzo de 2019

III Domingo de Cuaresma. Ciclo C. 24/03/2019. Lucas 13, 1-9

   Las lecturas del domingo presente nos manifiestan que siempre estamos bajo la voluntad o el dominio amoroso de Dios. bajo su amistad o en sus brazos o bajo su mirada amorosa es donde nos corresponde estar y lo que debemos buscar. Se propone como frase para recordar: "Todos bebían de la misma bebida espiritual ya que bebían de la misma roca espiritual que les seguía y la roca era Cristo", 1 Corintios 10.

   La primera lectura se toma del libro bíblico del Exodo (3, 1-8a. 13-15). Nos habla de una teofanía o manifestación de Dios a Moisés. Muchos hemos sentido alguna vez la presencia de Dios. En la comunión y en la oración especialmente. Sin duda que Moisés, conociendo la mentalidad judía, tuvo la experiencia en una oración profunda, donde llegó a una gran unión con Dios. Merece la pena leer el texto. Podríamos encontrarnos con una experiencia de la presencia Divina o Shekhinah.

    La segunda lectura (1 Corintios 10,1-6.10-12) nos habla -por boca de San Pablo- de la travesía judía a través del desierto. Todos fueron bautizados en Moisés como discípulos al que seguían bajo la nube y por el mar. Y todos bebían de la misma roca espiritual que metafóricamente era Cristo. Cuando hagamos una salida al monte y encontremos un manantial de rica y saludable agua, recordemos este texto que hace mención al que hoy se propone para recordar.

   Y ya estamos en el evangelio del día. Parte del gran respeto que los judíos tenían por la sangre. Pilato, en este sentido, había comprometido a los galileos haciendo mezclas de sangre que ellos permitieron y así pecaron ante Dios. Y dice Jesús: ¿pensáis que los galileos eran, por ello, más pecadores unos que otros? Porque se derrumbó la torre de Siloé y murieron muchos. Os digo que no. Nos obligó a hacer una buena teología el sunami de hace unos años, que a muchos les obligó a hacerse la siguiente pregunta: ¿Dónde estaba Dios cuando el sunami? Aquel día fueron muchísimos los que murieron, fue un verdadero horror. Pero, no cabe duda que entre ellos los habría buenos y pecadores. Mejor dicho, mientras estemos en esta vida, todos somos pecadores, de una forma o de otra. Nadie es perfecto. Y la muerte nos llega a todos, sea de una forma o de otra. Sea juntos o separados. Es ley de vida. De lo contrario ya no cabríamos en el mundo. Y, nos vemos obligados a terminar como empezamos. Siempre nos encontramos bajo los designios de Dios. El "hágase tu voluntad" debemos conjugarlo toda la vida. Con verdadero amor. Echados en los brazos de Dios es como mejor estamos. Activos por nuestra parte para hacer las cosas lo mejor que podamos y amando de verdad a Dios, junto a El.

   Compromiso:
   Está fácil de deducir.

 
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