lunes, 28 de junio de 2010
Domingo XIV del Tiempo Ordinario. 04/07/2010. Lucas, 10, 1-12.17-20.
lunes, 21 de junio de 2010
Domingo XIII del Tiempo Ordinario. 27/06/2010. Lucas, 9, 51-62.
miércoles, 16 de junio de 2010
Domingo XII del Tiempo Ordinario. 20/06/2010. Lucas 9,18-24.
El evangelio nos dice a continuación que Jesús pregunta a sus discípulos -no sólo a los apóstoles- ¿Quién dice la gente que soy yo? y después, ¿Y vosotros quién decís que soy yo? El impetuoso Pedro tomó la palabra y dijo: "El Mesías de Dios". Había varias creencias sobre el "Mesías". Era esperado por todo el pueblo de Israel, pero cada grupo opinaba de distinta manera. De una u otra forma, todos creían que el Mesías traería el triunfo de Israel. Por eso, para evitar equívocos, Jesús no quiere que los discípulos lo propaguen como mesías. El destino de Jesús como Mesías no era llevar a Israel a una gran soberanía, a un gran poder. Jesús iba a ser perseguido por las personas influyentes, sobre todo por las autoridades religiosas, y tenía que someterse al sufrimiento y a la muerte. Un Mesías sufriente no lo aceptaba la gente. El mismo Pedro que lo proclama Mesías con tanto entusiasmo, cuando Jesús habla de los sufrimientos por los que tendrá que pasar quiere abandonarlo, como se dice en otro pasaje evangélico. Como se ve, cuando Pedro proclama a Jesús Mesías, no lo hace como un acto de fe, sino como un acto de interés egoísta. No obstante, Jesús habla de sus padecimientos, los desprecios que tendrá que soportar, su ejecución. Sin embargo, no excluye anunciar su resurrección.
Como consecuencia, el discípulo no va a ser menos que el maestro y dice Jesús: "el que quiera seguirme cargue con su cruz y sígame..."
Dos lecciones. Los que se aprovechan de la religión para obtener un prestigio social. Buscan el mesías que les interesa. Para quien ha llegado al meollo de una fe limpia ese interés carece de valor.
La otra lección: no debemos avergonzarnos de nuestra fe, aunque nos cueste el afeamiento de los intolerantes.
Práctica:
Leer varias veces este comentario y hacer nuestra, como práctica, alguna de las ideas que en él se dan.
miércoles, 9 de junio de 2010
Domingo XI del Tiempo Ordinario. 13/06/2010. Luc. 7,36-50
Dos ideas se entrelazan en el evangelio de este domingo, la de la prostituta que se acerca a Jesús para expresarle un inmenso amor con emocionadas lágrimas, y la del ejemplo que propone el mismo Jesús como razón para el perdón de los pecados.
La mujer, al enterarse que Jesús está comiendo en casa de un friseo, va con un frasco de perfume, se coloca detrás de Jesús, junto a sus pies, y llorando se pone a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume.
Las actuales feministas cristianas, ven en el ensalzamiento que Jesús hace de esta mujer, frente a la desaprobación de los demás, una confirmación del lugar central de la mujer en la vida de la futura Iglesia. En el Nuevo Testamento hay ejemplos de mujeres dirigiendo comunidades cristianas como verdaderos presidentes de los actos de culto.
Para la mujer, en aquella época, era un gran deshonor soltarse los cabellos delante de varones. Pero, esta mujer no repara en nada, está acostumbrada a ser despreciada. Además, las prostitutas colgaban algún frasco entre sus pechos para realzar su atractivo. Esta mujer abre el pequeño frasco que lleva colgado de su cuello y unge los pies de Jesús con un precioso perfume.
Al darse cuenta Jesús del recelo de Simón por los gestos de la prostituta y porque la había recibido con serenidad, él le interpela con una pequeña parábola: un acreedor tenía dos deudores, uno debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían para pagarle perdonó a los dos. ¿Cuál de ellos le amará más? La deuda del que más debe equivale al sueldo de casi dos años de trabajo en el campo. La del segundo, equivaldría al sueldo de siete semanas. La lección está clara.
Con la llegada de Jesús, los pecadores nos sentimos aceptados por Dios, no por nuestros méritos, sino por la gran bondad del Padre del cielo. El Dios de la misecordia es la mejor noticia que podemos esperar todos.
Jesús dice a la mujer: "Tus pecados están perdonados". Y añade: "Tu fe te ha salvado, vete en paz". Jesús utiliza la palabra hebrea ·shalom" que significa paz e indica la felicidad más completa. Jesús entiende el reino de Dios como un reino de vida y de paz. Dios es amigo de la vida.
Nuestra vida está llena de ideas preconcebidas con las que nos atrevemos a juzgar a los demás. Nosotros, como creyentes, debemos mantener lo más básico y sustancial del evangelio y librarnos de multitud de aspectos meramente culturales. Esto supo hacerlo Jesús, que rompió con muchos tópicos de aquella época. Jesús usó de su libertad, sin prejuicios humanos, buscando siempre el bien de las personas.
Práctica:
Manteniendo nuestra fidelidad a Jesús, sepamos descubrir los prejuicios que llevamos dentro, que nos quitan libertad y nos privan de cumplir el evangelio en profundidad.
martes, 1 de junio de 2010
Solemnidad del Corpus. 06/06/2010. Lucas, 9,11b-17
En el evangelio de este domingo es posible tocar varios aspectos: nuestras conversaciones, la ayuda al necesitado, la oración de Jesús y el aspecto eucarístico.
Empieza el evangelio diciendo que: "Jesús se puso a hablar del reino de Dios al gentío". Nuestra pregunta es: ¿sabemos nosotros hablar con la gente sobre las cosas de Dios y de Jesús? ¿Por qué, a la vez que se toma algo en la cafetería, se habla con normalidad de fútbol o de otras cosas y la conversación sobre un asunto de temática religiosa se rehuye plenamente? ¿Es que de Dios sólo se puede hablar bien en la iglesia?
Jesús curó al que lo necesitaba, nos dice el evangelio a continuación. Nosotros, salvo excepciones, no tenemos la facultad de hacer milagros. Pero sí podemos, a menudo, ayudar al que de verdad lo necesita. A Jesús le mueve en toda su acción, un inmenso amor hacia los demás. Jesús nos ama de verdad y nuestra correspondencia es amar a los demás, no como a nosotros mismos, sino con el mismo amor conque él nos ama.
Dice el evangelio de hoy que Jesús, antes de la multiplicación de los panes y los peces, cogió los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo y pronunció la bendición. No se trata de bendecir el pan y los peces como pensaríamos nosotros. Se llama bendición porque se bendice a Dios y se le pide perdón. Por ejemplo, "Reina tu sólo sobre nosotros" o "Borra y aleja nuestro pecado pues tu misericordia es grande; bendito seas Señor que nos perdonas". Jesús, al parecer, tenía la costumbre de orar elevando sus ojos al cielo.
Sobre la referencia a la eucaristía en el evangelio de la multiplicación de los panes y los peces, y sin entrar a analizar el texto en sí, debe reconocerse que, en las sepulturas de los cementerios subterráneos o catacumbas romanas, abundan los símbolos eucarísticos. Con ello, la teología posee una magnífica información complementaria al Nuevo Testamento, en lo que se refiere a la eucaristía. La multiplicación de los panes y los peces es el símbolo más preferido. Se representa en la multiplicación, incluso la fracción del pan por el que preside y el cáliz. En el cementerio de Santa Priscila, esta representación del siglo II es la primera que se hace de la ofrenda de la misa en el arte cristiano.
En esta celebración del Corpus o día de la Eucaristía, las ideas expuestas parecen realmente oportunas. No se puede amar a Jesús sin tenerlo en la punta de la lengua para bendecirlo sin respetos humanos, con cualquiera y en cualquier lugar. Pero, no se puede amar a Dios sin amar al hermano como él nos ama. Además, para el cristiano es fundamental la vida de oración y la recepción frecuente de la Eucaristía.