lunes, 12 de enero de 2009

Domingo II del Tiempo Ordinario. 18/01/2009. Evangelio Juan, 1, 35-42

Es necesario advertir que Juan el Bautista se presenta como una figura estática, al que, en el evangelio de Juan, nunca se le aplican verbos de movimiento. Así, hoy, se dice del Bautista que "de nuevo estaba presente" usando un verbo de quietud: "estaba".

- Versículo 36. Jesús es el que tiene la actividad: "Jesús camina"; el Bautista: "dijo", verbo de quietud; señala hacia Jesús diciendo: "Mirad el Cordero de Dios".

- Versículo 37. ""Al excuchar sus palabras (las del Bautista), los dos discípulos siguieron a Jesús". Ahora, adquiere importancia el verbo "seguir". Seguir a un maestro, en este caso, seguir a Jesús, es un término técnico que se aplica a los discípulos. Expresa que el discípulo tiene el deseo de vivir con su maestro, para conocer sus objetivos, adoptarlos y, así, poder colaborar en su misión.

- Versículo 38. "Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les preguntó: ¿Qué buscáis?. Le contestaron: Rabí (que significa "Maestro") ¿dónde vives?".
Creo que aquí está la enseñanza fuerte del evangelio de hoy. Cuando los dos discípulos llaman "Maestro" a Jesús, están indicando que desean tomarlo como guía y seguir sus instrucciones.
En el tiempo de Jesús, el discípulo no sólo recibía una doctrina de su maestro, sino que aprendía del mismo su forma de vivir. La vida del maestro era pauta para la del discípulo. De ahí que los dos discípulos deseen conocer dónde vive Jesús. Quieren estar cerca de Jesús, vivir directamente bajo su influencia.

- Versículo 39. Jesús "Les dijo: Venid y lo veréis. Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde".
Podemos decir que a esa hora está empezando la primera comunidad cristiana. Esos discípulos van a recibir la vida y por el Espíritu se van a hacer hijos de Dios; como se deduce de todo el primer capítulo de Juan. Jesús no va a ser un maestro espiritual de individuos aislados, va a constituir una nueva comunidad.

- Versículos 40-41. "Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús. Fue a buscar primero a su hermano Simón y le dice: Hemos encontado al Mesías (que significa, Ungido)". Andrés va en busca de su hermano porque siente gran necesidad de darle a conocer a Jesús. ¿Sentimos nosotros esa necesidad de dar a conocer el evangelio o la experiencia maravillosa de Jesús? ¿Es que no hemos tenido alguna experiencia divina junto al Señor? ¿Y ello no nos invita a comunicarlo a otros?

- Versículo 42. Andrés, a su hermano Pedro "Lo llevó a Jesús y este le dijo: Tú eres Simón, el hijo de Juan; a tí te llamarán Cefas (que significa, Piedra)". Según alguna exégesis, muy afinada por cierto, "el hijo de Juan" quiere decir que Simón era discípulo de Juan Bautista.
Entre Andrés y su acompañante existe una diferencia grande con relación a Simón Pedro. Jesús llama a los dos primeros; a Pedro, no. Jesús no invita a Pedro a que lo siga y este tampoco se ofrece. Pedro no expresa reacción alguna favorable a Jesús. Andrés ha tenido ya su experiencia de Jesús y lo muestra llamándole Mesías. Pedro no tiene algún comentario que hacer de su encuentro con Jesús. Y tú, ¿hablas con Jesús y de Jesús?.


Reflexión: es necesario entrar en contacto personal con Cristo. Como dice Danielu, "la fe está basada en ese contacto personal". Busquemos a Jesús, por la fe, la oración, la mirada fija hacia su cruz, viendo a Jesús en el prójimo...Pero busquémoslo y experimentemos lo que nace de nuestro contacto personal con él. No es pura sensiblería, es realidad sobrenatural que proviene del Espíritu de Jesús y nos mueve a obras de amor.

 
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