miércoles, 7 de junio de 2017

Solemnidad de la Santísima Trinidad. Ciclo A. 11/06/2017. Juan 3,16-18

   El día de la Santísima Trinidad es el día en que la visión de Dios como misterio que jamás podremos comprender, nos lleva a amarlo cada vez más, pues es el incomprensible, que siéndolo, nos abraza tiernamente y nos ama de verdad.

   Como frase para recordar se propone una de la segunda lectura (2 Corintios 13,13) que dice así: "La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté siempre con vosotros" (2 Corintios 13,13)

   La primera lectura, Exodo 34,4b-6.8-9, contiene parte de un relato muy antiguo que no podemos tomar como verdadero al pie de la letra, sino en su profundo significado. Nos presenta una visión antropomórfica de Dios. Un Dios que no podemos imaginar, pero que perdona nuestras culpas y pecados y nos toma amorosamente como suyos.

   La segunda a los Corintios, 13,11-13 nos invita a la vida mística: si Dios nos perdona siempre nuestros pecados, debemos trabajar alegremente por nuestra perfección. Nos purificamos por la penitencia y la oración. Así tratamos de eliminar un gran número de pecados. Es la llamada etapa o vía purgativa. A continuación, viene la vía iluminativa en que pueden sentirse grandes tentaciones y nosotros debemos seguir la  luz de la fe y resistirlas, en busca de Dios. Así, el Dios del amor y de la paz estará con nosotros y le sentiremos muy cerca de nosotros. Eso nos dice la segunda lectura. Es la vía iluminativa de la mística cristiana. Es la forma de trabajar nuestra perfección, como nos dice esta segunda lectura.

   En el evangelio de hoy aparece cuatro veces el verbo creer, pero no se trata de creer verdades. La fe es entendida como confianza, lealtad. Se trata, en este evangelio, de tener confianza en Jesús, de serle leales. El que haga tal cosa, no perecerá, no será juzgado, pues ha tenido confianza en el nombre del unigénito de Dios.

   Como vemos, en el evangelio de Juan, no se trata tanto de creer verdades, sino de tener confianza en Jesús, de serle leales. Desde esta perspectiva, las cosas cambian. Nuestra vida de cristianos da preferencia al amor y a la fidelidad hacia Jesús. No estaría mal que al igual que en una profesión de fe se pregunta ¿creéis en Dios Padre Todopoderoso...?, se nos preguntara: ¿confiáis verdaderamente en Jesús? ¿tratáis de serle leales? ¿lo amáis de verdad? El evangelio de este domingo es corto, muy corto, pero de mucha enjundia, muy profundo. Nos conduce a la vida mística. En las otras dos lecturas hablábamos de la vía purgativa e iluminativa. En esta última, en alguna manera, experimentamos a Dios. Esta experiencia se da en todas las religiones que adoran al verdadero Dios. En España, tenemos grandes místicos como San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús.

   Nosotros debemos vivir el regalo de la comunión con verdadero amor y unción. Es fuente para sentir a Dios, para tener experiencia místicas en nuestro interior, para vivir unidos a Jesús y serle leales. Es decir, para creer en él según el sentido evangélico.

   Compromiso:
   Has sentido a Dios cerca de ti. Aprende a comportarte para vivir más cerca de Dios.

 
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