miércoles, 4 de abril de 2018

II Domingo de Pascua. Ciclo B. 08/04/2018. Juan 20,19-31

   Hoy, domingo II de Pascua, quiero empezar afirmando con palabras del Papa Francisco, que una fe que no es misericordiosa, no es fe, es una idea, es ideología. Y una fe que no es capaz de meterse en las llagas del Señor tampoco es fe. Es también ideología.

   Recordaremos el día de hoy memorizando el siguiente versículo: "Bienaventurados los que crean sin haber visto". Aprovechamos el día de hoy y la semana para crecer en fe y en amor.

   La primera lectura es de los Hechos de los Apóstoles, 4,32-35. Aquellos cristianos daban testimonio de Jesús resucitado con mucho valor. Y lo daban, además, en el testimonio de ayuda de unos a otros. De esta forma eran mirados con mucho agrado.

   La siguiente lectura se toma de Juan 5,1-6. Dos importantes reflexiones presenta Juan en esta carta. Dice que es nuestra fe la que ha conseguido la victoria sobre el mundo. Y añade que "el Espíritu es quien da testimonio, porque el Espíritu es la verdad". La razón es que la fe une al hombre, de manera privilegiada, con Dios". Y, además, la fe justifica, como Dios justifica. La fe va asociada a Dios y a Cristo.

   El evangelio de hoy se dirige a todos los discípulos sin excepción, es decir, a todos los que dan su adhesión a Jesús. Por esta razón, cuando Jesús afirma: "Recibid el Espíritu Santo, a quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; y a quienes los retengáis, les quedan retenidos", no está instituyendo el sacramento de la penitencia para el perdón de los pecados. No habla Jesús resucitado a ningún ministro o sacerdote, habla a todos los discípulos. Esto, ya en el siglo XXI, debía conocerlo el pueblo y no vivir en la ignorancia bíblica. Se debe educar a nuestro pueblo cristiano en la suma importancia del arrepentimiento delante de Dios, y el valor de sentirse perdonados de verdad, si nuestro arrepentimiento fue sincero. El sacerdote no perdona pecados. Y, el concilio de Trento no va contra la  Biblia ni puede afirmar lo contrario de lo que enseñan la historia y la tradición cristiana.

   Aprendamos a pedir perdón a Dios, perdón de verdad. Y a sentirnos perdonados por  Dios. Profundamente perdonados. Dios no nos engaña. Que el pedir perdón forme también parte de nuestra oración, sin obsesiones, con alegría porque el perdón de Dios es grande.

   Hoy se celebra el domingo de la divina misericordia. Es un buen día para hablar del arrepentimiento, del perdón que Dios nos da. Pero, si queremos entender estas cosas recordemos la frase de la segunda lectura: "el Espíritu es el que da testimonio, porque el Espíritu es la verdad".

    Compromiso:
    ¿Qué es lo que más te impresionó de este comentario? Ponlo en práctica.

 
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