viernes, 22 de agosto de 2008

Domingo XXI del Tiempo Ordinario (24-8-2008). Mateo, 16,13-20

En este evangelio, se proponen dos cuestiones fundamentales: 1º) Jesús no es un profeta más, es el Mesías esperado, y 2º) la fundación de la Iglesia, prescindiendo de si es o no jerárquica, o mejor, del tipo de jerarquía que va a tener.
Sobre el primer aspecto, Jesús pregunta a los discípulos: "¿Quién dice la gente que es el Hijo de Hombre?".
Según ellos, la gente piensa que Jesús es uno de los profetas que existieron, por ejemplo, una reencarnación de Juan Bautista, de Elías o de Jeremías. Para la gente, Jesús no presenta una ruptura con el pasado, sino que es una continuidad del mismo. Al fin y al cabo, para ellos es un profeta más que no aporta novedades.
Jesús les pregunta a continuación: "Y vosotros ¿Quién decís que soy yo?". En nombre de todos, Pedro toma la palabra y dice: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo". Jesús lo admite, pero prohíbe a los discípulos que lo divulguen.
En cuanto al segundo aspecto, Jesús le dice a Pedro: "Tu eres PIEDRA y sobre esta ROCA voy a edificar mi Iglesia […]".
Se ha de afirmar con toda la energía, que el texto evangélico que se va a leer en todas las parroquias españolas no está bien traducido pues no contrapone PIEDRA a ROCA, por el contrario, dice así: "Tu eres PIEDRA y sobre esta PIEDRA voy a edificar mi Iglesia […]".
Nos fundamentamos en que las palabras del original griego son distintas. La primera, significa PIEDRA para construir, por ejemplo una casa. La segunda, por el contrario, significa ROCA inamovible, dura, que no puede deshacerse; sería el cimiento totalmente perfecto para construir una casa que jamás se hundiría. Por eso digo que la traducción propuesta por la jerarquía no es exacta. Como consecuencia, no se favorece el ecumenismo ni la eliminación de posibles ideologías, que se entremezclan con las perlas preciosas de la verdad con que Dios nos hace crecer como personas y como creyentes.
La PIEDRA, pues, representa no sólo a Pedro, sino a todos los discípulos de aquella época y, si tenemos fe, a nosotros también. Somos PIEDRAS que puestas sobre la ROCA, que es Jesús, forman la Iglesia.
Continúa Jesús diciendo a los discípulos y a nosotros, representados por Pedro: "A ti te daré las llaves… lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo".
Esta frase de Jesús no se refiere al perdón de los pecados por la confesión. En primer lugar, la dice a todos los discípulos representados por Pedro. Hoy diríamos, desde el Papa hasta al más "insignificante" cristiano. Se trata de un poder dado a la comunidad creyente para desatar o admitir en ella a quien, abandonando una vida de injusticia, quiere acercarse a Dios por la fe en Jesús. Por el contrario, atar o rechazar a quien se empeña en no dar el cambio necesario a su vida.
Aclaración: Estas interpretaciones de la Biblia y, en concreto, del evangelio de hoy, se basan en los estudios católicos más recientes y no condenados por la jerarquía.

 
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