martes, 29 de marzo de 2022

V Domingo de Cuaresma. 03/04/2022. Juan 8, 1-11

Con Dios hay que estar siempre a la expectativa, atentos a lo que El espera o quiere de nosotros. Siempre, oído alerta. Y cuando hemos escuchado su voz, nos ponemos rápidamente en movimiento para cumplirla. La primera lectura de la misa de hoy está sacada del libro bíblico de Isaías 43, 16-21. Y, lo más importante está grabado en la siguiente frase, así dice el Señor: "mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?". Sí. ¡Cuántas veces se nos viene una idea buena a la cabeza y no queremos hacerle caso! Queremos seguir haciendo lo malo que hacíamos. No deseamos hacer lo bueno o lo mejor. Cuando te venga una idea para ser mejor, no la rechaces, ponte en camino, y sin tardar, hazlo. ¡Empieza a ser mejor! El salmo de hoy viene con una nota de alegría. Es el salmo 125, 1b-6. Dice: "El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres". Repítelo varias veces durante el día y, así, tendrás a Dios más presente. Haz eso mismo durante la semana y vivirás más la presencia de Dios. La segunda lectura es de la carta a los Filipenses 3, 8-14. Para mí, el vivir es Cristo y el morir ganancia. Busquemos la justicia que viene de Dios y que se apoya en la fe. Es difícil vivir de la fe en Dios, en Jesús. Porque vivir de la fe es no confundirla con nuestros intereses. Vivir de la fe es abandonarse en los brazos de Dios. Y, aunque Jesús ya me ha dado el premio, sin embargo, corro tras él como si todavía no lo hubiese conseguido. Y es verdad, ya tenemos el premio, sentimos que Dios nos ama, que estamos cerca de El. Pero, nos falta el último apretón, el abrazo de verdad, ese que todos ansiamos. De verdad. Y llegamos al evangelio: Juan 8, 1-11. Se trata de la mujer sorprendida en adulterio. No nos habla nada de su esposo. Sólo nos habla de su esposa a la que presenta como pecadora y a la que perdona con suma facilidad. Así es Dios. No perdona con suma facilidad porque El lo permita todo. Sabemos que no. Lo que no está bien, para Dios tampoco lo está. Pero, cuando uno está de verdad arrepentido, Dios perdona inmediatamente. Pero, espera a que se arrepienta. El arrrepentimiento es imprescindible. Y, Jesús da tiempo al tiempo. Observemos que Jesús es un hombre de mucha oración. Le gusta mucho la oración en plena naturaleza, en un prado... No os lo perdáis. Decidle entonces a Dios que lo amáis. Hacedlo varias noches. Os daréis cuenta que ese amor con el que amáis a Dios, llega a lo más hondo de vuestra alma, de vuestro corazón. El evangelio nos dice que Jesús se retiró al monte de los Olivos. No sabemos si durmió allí o fue para su casa. Hemos dejado para el final este momento de la oración de Jesús. Aprendamos a ser personas de oración, nos llegará al corazón. Y, nos sentiremos hijos de Dios y trabajaremos por El.

 
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