miércoles, 17 de noviembre de 2010

Domingo de Jesucristo Rey. 21/11/2010. Lucas, 23,35-43.

   En este evangelio se presenta a Jesús en la cruz en medio de dos malhechores y recibiendo toda clase de burlas, tanto de las autoridades, como de los soldados y de uno de los malhechores. Encima de la cruz había un letrero escrito en tres idiomas, griego, latín y hebreo. Decía el letrero: "Este es el rey de los judíos". El malhechor arrepentido decía al otro que insultaba a Jesús crucificado: "¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Nuestro castigo es justo, en cambio éste no ha faltado en nada". Y decía a Jesús: "Acuérdate de mi cuando llegues a tu reino". Jesús le responde: "Te lo aseguro, hoy estarás conmigo en el paraíso".

   Hoy, recordando el letrero puesto sobre la cruz, se nos presenta a Jesús como rey espiritual de cada uno de nosotros, individualmente, y de su cuerpo místico. Para los rabinos judíos la Biblia es un llamamiento a la acción. Y, para los cristianos, teniendo en cuenta las raíces profundamente judías de Jesús, también cuenta ese llamamiento a la acción. Así quiero enfocar el presente comentario al evangelio.

   En consecuencia, y siguiendo el método rabino sólo es necesario pensar y meditar en los sufrimientos atroces de Jesús, en su pasión y crucifixión, y en cómo siguió amando a su Padre Dios hasta morir. Además de pensarlo, meditarlo una y otra vez, es necesario asimilarlo, darse profundamente cuenta y sentir lo que puede ser continuar amando serenamente a Dios en situaciones tan dolorosas. Según la experiencia de muchas personas, es posible porque Dios ayuda, y nos da serenidad y una paz especial en medio de los terribles sufrimientos que a veces nos trae la vida. Sólamente el que ama de verdad a Dios es capaz de comprenderlo.

   Jesús amó al Padre hasta el final. El termina diciéndole: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu".

   Bajo el nombre de Dios y bajo el nombre de Jesús, se "agitan" muchas cosas, muchos pensamientos, muchas realidades. La vida seguirá su curso de alegrías, penas y sufrimientos. Pero, hay una realidad que se agita bajo la fidelidad a Jesús. Esa realidad nos inspira a buscar la belleza absoluta, la paz absoluta, la justicia absoluta y el amor desinteresado y absoluto. No lo conseguiremos totalmente, pero el amor verdadero a Dios nos hace tender hacia ello. Y, con el norte de esta brújula, manifestamos el reinado de Jesús cuya fiesta celebramos hoy.

   Propósito:
   No desaproveches la ocasión de seguir siendo fiel a Dios en las alegrías y en las penas.

 
Licencia de Creative Commons
Teología Ovetense by longoria is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-SinObraDerivada 3.0 Unported License.