lunes, 14 de septiembre de 2015

XXV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 20/09/2015. Marcos 9, 30-37

   Dos son las ideas que campean en las lecturas bíblicas de este domingo: la prueba del fuego y el deseo de tener y dominar. El libro de la Sabiduría (2,12. 17-20) nos presenta cómo los impíos acechan a los que defienden la causa de Dios, poniéndoles en la prueba del fuego. A estos, se les tortura y condena a muerte, para que se vea que Dios no viene a salvarlos. No saben que la sangre de mártires es semilla de profundos creyentes. A través de la historia, han sido frecuentes las persecuciones de tipo religioso y nadie ignora las modernas y contemporáneas. Son muchos los creyentes sometidos a la prueba del fuego.

   En la segunda lectura, tomada de la carta de Santiago (3, 16-4,3), aparece el tema de acaparar y tener, todo lo contrario a la sabiduría que viene de arriba. Pregunta Santiago: "¿De dónde vienen las guerras y conflictos?" Podemos contestar: del deseo de tener y dominar. Si los grandes capitales, junto con los gobernantes, quisieran, ya no habría hambre en el mundo, ni guerras. Cuando ambicionamos algo de los demás, fácilmente surgen envidias y peleas. Esta es la enseñanza de Santiago en el día de hoy.

   Las dos enseñanzas de este domingo están manifiestas en el evangelio. Jesús sufrió en toda su crudeza una horrible prueba de fuego y la pasó con toda la fe. Al final, cuando parecía que sus enemigos tenían toda la razón, Dios, lo resucitó y lo puso como una gran luz que ilumina a todos los que creen en él. La fe no es un engaño que uno se hace a sí mismo. La fe en Cristo nos da una luz interior, sobrenatural, con la que experimentamos la presencia de Dios en nosotros. Jesús pregunta a los discípulos sobre lo que discutían por el camino, pero ellos no se atreven a contestar delante de él. Les da apuro decirle que discutían sobre cual de ellos era el más importante. Antes de ahora, Pedro se presenta como el jefe, como el que habla antes que los demás, como el que sabe lo que dice. Pero, se equivoca totalmente. El quiere ser el primero en todo, porque tiene afán de dominio y aquí ya estamos en la segunda lección del día: el deseo de tener y dominar. Jesús y los discípulos siguen dos trayectorias opuestas. Sus puntos de vista son irreconciliables. Mientra Jesús les fue explicando su muerte, ellos se revolvían en su interior, pensando el rango de cada uno y cual sería su puesto en la jerarquía.

   Hasta ahora, Jesús hablaba de los discípulos que le seguían. Ahora, cambia el nombre de "discípulos" por el de los "Doce", para darles una lección. Para ello, hemos de tener en cuenta que "los Doce" representa a todos los que damos nuestra adhesión a Cristo. Habría que explicarlo, pero esto queda para el momento oportuno. La lección que Jesús quiere darnos es que si queremos ser los primeros, debemos ser los servidores de todos.

   Compromiso:
   Acostumbrarme a ayudar a los demás, empezando por los más cercanos.

 
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