martes, 23 de octubre de 2012

XXX Domingo del Tiempo Ordinario. 28/10/2012. Ciclo B. Marcos, 10, 46-52



   Jesús pasa por Jericó sin aludir para nada a la gran gesta de la conquista de la ciudad por los israelitas. Esa gesta costó muchas vidas humanas y el evangelista no quiere recordar los hechos de guerra y el espíritu triunfalista de su nación. Todo lo contrario de lo que hoy se aplaude en muchas partes del mundo.

   Aparece un ciego del que no se conoce el nombre. De él se afirma que es el hijo de Timeo, expresado en griego y, a la vez, expresada en hebreo, la misma filiación. Esto último, al ser una sola palabra (Bar-Timeo) es lo que provoca la confusión. Bartimeo significa también "el hijo de Timeo". Por esta y otras razones, los exégetas afirman que aquí hay un sentido figurado. Y, por varias razones, concluyen que representa a los seguidores de Jesús procedentes del judaísmo y, por lo tanto, a los Doce como ya se vió en otros domingos.

   El ciego personifica pues la situación de los discípulos judíos, y en concreto a los Doce incluído, por tanto, Pedro. Ellos aunque ven, no perciben. Ellos siguen pensando que Jesús, aunque les anuncia repetidamente su Pasión, sin embargo, va a proclamarse Mesías-Rey en Jerusalén. Esto es lo que se refleja en domingos anteriores. Recordemos la petición de Santiago y Juan (10,37): "Que uno esté sentado a tu derecha y el otro a tu izquierda". Es la dichosa ideología de poder, la propia del mesianismo davídico, y la que a muchos cautiva.

   El ciego al oir que era Jesús el Nazareno, se puso a gritar: "Hijo de David, ten compasión de mí". Nazaret pertenecía al sector extremadamente nacionalista de Galilea y mucha gente y los discípulos o Doce atribuían a Jesús ese mismo espíritu. Es el ambiente que le rodea. Se refuerza la idea de que el ciego representa a los discípulos. Además, al llamar a Jesús "Hijo de David", está dando su adhesión a un modelo de rey guerrero y triunfador encarnado en Jesús. Esta es la clave tradicional judía y, por tanto, la de los Doce, para entender incorrectamente a Jesús.

   En el versículo 48, aparece un grupo de "muchos", que no son la gran multitud. Este grupo quiere impedir que el ciego llame a Jesús "Hijo de David", pues Jesús no es un rey guerrero. La lectura del evangelio, leída en la misa dice: "Muchos le regañaban para que se callara". Es una traducción del original griego, muy deficiente. En vez de "regañaban", debería decir "conminaban", que es el verbo que Jesús usaba para expulsar los demonios. Es una palabra que indica fuerza, potencia.

   De nuevo, en este evangelio se usa un presente histórico. Donde dice que llamaron al ciego debería traducirse: "llaman al ciego". Nos traladamos, pues, a un problema que sigue existiendo después de muerto Jesús, entre los cristianos procedentes del judaísmo. Por el contrario, el grupo de los "muchos", mencionados antes, serían los cristianos no judíos. Estos se oponen frontalmente al concepto que los discípulos, los Doce en este caso, como ya se dijo en otro momento, tienen de Jesús.

   Al final, el ciego ya no llama a Jesús "Hijo de David", sino "Maestro". Ya ha abandonado la antigua concepción sobre Jesús y, por eso, es curado.

   Los exégetas, basándose en determinadas pistas, coinciden en que esta ceguera equivale a un modo de pensar equivocado. El ciego, en su contacto con Jesús, cambia de forma de pensar y es curado.

   Compromiso:
   También hoy existen, en la Iglesia de Dios, dos grupos: conservadores y no conservadores o progresistas. Piensa en la posible solución, buscando el avance del reino de Dios.

 
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