martes, 18 de marzo de 2014

III Domingo de Cuaresma. Ciclo A. 23/03/2014. Juan 4,6-42

   La primera lectura de este tercer domingo de Cuaresma es del Exodo (17,3-7). Dicha lectura termina con una pregunta que, a través de la vida, se plantea mucha gente: ¿está o no está el Señor en medio de nosotros? Toda la problemática se manifiesta en los nombres que Moisés impone a aquel lugar: Massá y Meribá. Massá significa "poner a prueba". Meribá es "querellarse, contender". Israel a puesto a prueba a Dios y se ha querellado contra él, porque no tenían agua y se morían de sed. Dios ordena a Moisés que golpee la roca y sale agua. Esta es fuente de vida para el pueblo y, a la vez, manifestación del poder salvador de Dios.
   El agua viva en el Nuevo Testamento es el espíritu vivo que Dios derrama en nosotros, como veremos en el evangelio.
   La segunda lectura, tomada de la Carta de Pablo a los romanos (5,1-2.5-8), habla fundamentalmente de la justificación por la fe y de la esperanza que ella engendra. Cuando nosotros aceptamos a Cristo por la fe - que no es por razones humanas, que no las hay - quedamos justificados y nace en nosotros una gran esperanza. Es una esperanza que no defrauda porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones. Se trata de una experiencia real, interior, verdadera, que no sabemos expresar pero que está ahí. Por eso no defrauda. Estar alegres y manifestar esa fe y esa experiencia, alegre y pacífica, es una obligación de la nueva evangelización a la que estamos llamados.
   El evangelio de hoy, aunque hemos dicho, que abarca el capítulo 4 de Juan, desde el versículo 6 al 42, sin embargo, se saltan algunos. Es el episodio de la samaritana. El diálogo entre la samaritana y Jesús está, seguramente, basado en una tradición que concedía el papel principal a una mujer misionera en la conversión de los samaritanos. En el suprimido versículo 38, "Yo os he enviado a segar donde vosotros no os habéis fatigado. Otros se fatigaron y vosotros os aprovecháis de su fatiga". Como el verbo fatigarse se usa aquí en sentido técnico misionero, la samaritana se presenta aquí como representante de la misión samaritana. Los exégetas afirman que el liderazgo de la comunidad de Juan incluye mujeres y hombres. Esto causaba asombro a otros cristianos. En el evangelio de hoy, los discípulos se sorprendían por el hecho de que Jesús conversara y se diera a conocer a una mujer.
   Juan vuelve con el tema del agua expresado en la primera lectura. Todo el relato de la samaritana con Jesús gira en torno a esta idea. "Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed, pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed; el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna". Jesús es el manantial de agua viva. Con esto queda expresado maravillosamente lo que la gracia de Dios obra en nosotros.
   Sigamos el ejemplo de la samaritana, apóstol de los samaritanos y no perdamos ocasión de evangelizar.
   Compromiso:
   Si eres mujer, aprende a evangelizar como lo habrá hecho la samaritana. Si eres hombre cristiano, tú verás.

 
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