martes, 21 de mayo de 2019

VI Domingo de Pascua. Ciclo C. 26/05/2019. Juan 14, 23-29

   Podemos decir que hoy es el domingo en que se nos manifiesta como brilla la verdad en la Iglesia, a través de la evolución de la historia. Como frase a recordar se propone: "No vi santuario porque Dios todopoderoso es el santuario, y también el Cordero (Apocalipsis 14)".

   La primera lectura se toma del libro de los Hechos de los Apóstoles (15, 1-2. 22-29). Algunos empiezan a enseñar una doctrina nueva, la necesidad absoluta de la circuncisión para salvarse. Por ello, se organiza un grave altercado que ha de solucionarse consultando a la iglesia de Jerusalén. Es el estilo que gusta al actual Papa Francisco. No en vano afirma repetidamente que la Iglesia debe ser sinodal. Por ello, al final de la lectura bíblica se afirma: "Hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las que son indispensables".

   Apocalipsis 21, 10-14.22-23 nos refiere la segunda lectura. Se trata de una visión sobre la ciudad santa de Jerusalén. Lo importante, lo que cabe resaltar, es que en la ciudad no hay santuario, no hay iglesia, Dios y el Cordero (Jesús) son el santuario. Ellos lo alumbran todo. Cuando caminamos por la acera, ¿nos acordamos a menudo de Dios? ¿le decimos que lo amamos? ¿Nos damos cuenta de que él es todo un santuario, donde se vive su presencia amorosa?

   En la lectura evangélica de este domingo se propone la vida íntima de Dios como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Pero, este último, el Espíritu Santo, que nos enviará el Padre en nombre del propio Jesús, será quien nos lo enseñe todo y nos vaya recordando cuanto Jesús nos enseña. Dejémonos llevar siempre por el Espíritu Santo, por el Espíritu de Dios, por las santas inspiraciones de Jesús. Pero, ello requiere estar acostumbrado a oír las inspiraciones del Señor, vivir cerca de él, sentir su presencia. Necesitamos, para ello, tener vida de oración, aferrarnos al pensamiento de Dios y no al nuestro. Tener presente que Dios nos conduce a través de la evolución histórica, a la que también nosotros hemos de saber adaptarnos, sin olvidarnos de la fidelidad a Cristo. El cambio, quizá necesario, ha de servirnos para una mejor comprensión del mensaje del Señor.

   Las tres lecturas de este domingo está íntimamente conectadas. El diálogo de unos con otros en la sinodalidad, la presencia de Dios en nuestros corazones y la vida de oración son la base de una evangélica evolución a través de la historia.

   Compromiso:
   Hacer un análisis mental sobre la necesidad de evolucionar en algo siendo fiel al evangelio.

 
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