lunes, 18 de enero de 2016

III Semana del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 24/01/2016. Lucas 1,1-4,14-21

   Hay dos palabras que expresan la unidad de las lecturas del presente domingo. Son el libro y el Espíritu. El libro bíblico, leído como palabra de Dios, se manifiesta en la primera y tercera lecturas. El Espíritu en las dos últimas. El evangelio de hoy es por tanto el lugar de confluencia.

   El libro de Nehemias fue escrito 400 años antes de Cristo cundo los judíos exiliados en Babilonia regresan a Israel. Se narra (8,2-4a.5-6.8-10) una liturgia de la Palabra, tal como se hacía. El centro de la lectura es, pues, la Palabra de Dios. Si estamos atentos a ella en las lecturas de la misa, es para llenarse de emoción y mostrar vivamente la alegría, transmitiéndola a los demás. Alegría divina y alegría humana. Todo lo propio de un día de fiesta. Es un espíritu del que debemos hacer participantes a los que nos rodean. Aprendamos a hablar de las cosas divinas a aquellos con los que nos encontramos.

   El apóstol Pablo, en la 1ª carta a los Corintios (12,12-14.27), nos propone su célebre simbología de cuerpo de Cristo. Da lugar a una concepción de la Iglesia fundada en la unidad y la diversidad. Cada miembro está unido con la totalidad del cuerpo. Y si hemos sido bautizados en un mismo Espíritu y  bebemos de ese mismo Espíritu, somos miembros del Cuerpo de Cristo.

   Con el evangelio, volvemos de nuevo al tema del libro, en este caso, al libro de Lucas. Conforme al ritual judío, se ha leído una parte de la Ley y se han proclamado dieciocho bendiciones. Entonces, Jesús se levanta para hacer la segunda lectura, que toma del profeta Isaías. En ella se dice que el Espíritu de Dios, del Señor, está sobre él. El debe anunciar el año de gracia del Señor. Feliz coincidencia este año, en que Francisco, el papa, lo ha proclamado como el año de la misericordia. La misericordia en todos los sentidos. La misericordia es la llave del cielo. La primera misericordia es la de la opción por los padres. Esta es la primera forma de hacer teología. Es una categoría teológica. A ellos, Dios les concede la primera misericordia. A nosotros nos toca cumplirla de verdad.

   Pero, como año de gracia del Señor que nos trae Jesús, según la lectura evangélica, la misericordia debe aplicarse a más personas en la vida, aún cuando se vaya en contra de determinadas leyes religiosas. A veces, en la vida, se crean situaciones que ya no pueden romperse y volverse atrás. Sucede frecuentemente en cuestiones de matrimonio. Quizá fue esto lo que movió a Francisco a promover el año actual como año de la misericordia. A ver si los jerarcas religiosos aprenden a ser misericordiosos como lo era Jesús.

   Compromiso:
   Aprender a ser comprensivo y misericordioso.

 
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