miércoles, 22 de octubre de 2014

XXX Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo A. 26/10/2014. Mateo 22, 34-40

   En el presente domingo se trata de hacer un resumen conclusivo de los mandamientos, tanto de los referidos a Dios como de los referidos a los hombres. El libro del Exodo (22, 20-26) expone la doctrina de manera casuística según la época, nos habla de como se ha de tratar a los forasteros, a los huérfanos, a las viudas, a los pobres y a los que te dejaron algo en prenda. Se les tratará sin oprimirles, sin vejarles. No serán objeto de explotación, en concreto, si se les presta dinero no se practicará la usura con ellos y si tomamos alguna ropa en prenda, se les devolverá antes de que empiecen a tener frío. Si no tenemos todo esto en cuenta la ira de Dios puede ser terrible. Dios obra a través de nosotros.

   Conociendo la vida de los primeros cristianos podemos ver en la segunda lectura (1 Tesalonicenses, 1, 5c,10) no sólo el aspecto espiritual, evangelizador, sino también el de la ayuda mutua. No cabe duda que los primeros cristianos de Tesalónica, si eran un modelo para todos los demás, lo eran porque abarcaban los dos aspectos, el humano y el divino. Por esta razón, su fe había corrido de boca en boca.

   Sobre esta primera carta de Pablo a los Tesalonicenses, debemos saber que es el escrito más antiguo del Nuevo Testamento, es decir, es anterior a los mismos evangelios. Nos presenta pues la primera fotografía de los cristianos en el mundo griego. En ella se encuentran ya los puntos fundamentales de la fe cristiana.

   Hecho este paréntesis, entramos a la consideración del evangelio de Mateo. Para este, la comunidad cristiana es el nuevo Israel y, por tanto, en ella tiene suma importancia la Ley (es decir, los cinco primeros libros de la Biblia o Pentateuco). Como esta ley contiene sobre 613 mandamientos, ésta es la razón por la que le preguntan a Jesús: "¿Cuál es el principal mandamiento?". Jesús junta los dos mandamientos más importantes: el amor a Dios y el amor al prójimo y los presenta como inseparables. Los dos mandamientos son semejantes, nos dice Jesús. Es una síntesis magistral: los dos mandamientos se convierten en uno. Y esto no debemos olvidarlo jamás si queremos que nuestro cristianismo sea auténtico.

   Es verdad que el ambiente en que se desarrollan las lecturas era muy distinto al de hoy día. Pero, la enseñanza sigue siendo totalmente válida. El amor al prójimo, y por lo tanto a Dios, no consiste en una interpretación cerrada del dogma. Hoy se presentan nuevos problemas que necesitan soluciones de misericordia: separados y vueltos a casar por lo civil, parejas de hecho, homosexualidad...  Ante ellos, el amor cristiano nos obliga a tender una mano de consuelo y no de impugnación y estigmatización. También ellos pueden estar muy cerca de Dios y, por lo tanto, acercarse reverentemente a la comunión. En una pareja no canónica puede existir un amor más cristiano que en una canónica.
(Pásalo por las redes sociales. Gracias.)

   Compromiso:
   Hazte portador de misericordia cristiana, no para pasar sino para acercar a los demás a Dios.

 
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