miércoles, 4 de julio de 2018

XIV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 08/07/2018. Marcos 6,1-6

   Las lecturas de este domingo nos indican como Dios se manifiesta a los hombres, en el pueblo judío por medio de un profeta. Después tenemos el mensaje de Pablo y, por último, el mismo Jesús nos hace ver lo casi imposible que es lograr que su propio mensaje penetre en determinados ambientes.

   Como frase a recordar es muy apropiada la de la segunda lectura, en que el Señor dice a Pablo: "Te basta mi gracia, la fuerza se realiza en la debilidad".

   Ezequiel 2,2-5 comprende la primera lectura. El espíritu de Dios entra en el profeta con tal ímpetu, que le hace ponerse de pie para recibir el mensaje de ir a los israelitas, un pueblo rebelde. Y debe ir hagan caso o no lo hagan. La obligación de Ezequiel es predicar el mensaje divino, sea cual sea la respuesta. Al igual nosotros: sea lo que sea, esa obligación la tenemos.

   El mensaje de Pablo en la segunda lectura (2 Cor. 12,76-10), contiene una frase central ante la espina de sufrimiento que él padece. El Señor le dice: "Te basta mi gracia, la fuerza se realiza en la debilidad". El fruto de Pablo no depende de las persecuciones, insultos, privaciones... sino de la gracias de Dios. Esto debe quedar siempre muy claro para no caer en un pelagianismo manifiesto. Para nada valen nuestros sufrimientos si no se convierten en verdadera y auténtica oración. Recordémoslo.

   El evangelio de hoy nos presenta una campaña de desprestigio dirigida hacia Jesús. La centran en su oficio y su familia. El oficio de carpintero incluía las funciones de artesano, carpintero, albañil y herrador de caballerías u otros animales. Imaginémonos a Jesús cogiendo la pata de un caballo para ponerle las herraduras o poniendo las tejas en un tejado como albañil. Si en el resto de Galilea Jesús impresionó a las gentes, según nos dicen los evangelios, ahora en su propio lugar de nacimiento, lo desprestigian directamente, apoyándose en su oficio y familia. Pero, Jesús se presenta como profeta y no como maestro, manifestando así que su enseñanza proviene de Dios. Sin embargo, entre la gente que escucha a Jesús se da una fuerte adhesión fanática a la doctrina oficial y a su ideología. Esta es la razón por la que Jesús no puede realizar milagros en su tierra. Los fieles de la sinagoga están tan acostumbrados a no pensar por si mismos, que están totalmente incapacitados para pensar por cuenta propia. No se fían de si mismos ni de su propia experiencia; esperan siempre la última palabra de sus propios dirigentes. De esta forma, se cae fácilmente en anulación de nuestro propio pensamiento o en un pelagianismo religioso. El Papa Francisco en su exhortación apostólica "Gaudete et exsultate" afirma que muchos cristianos, hoy día, caemos en lo mismo cuando tenemos quizá obsesión por la ley, por la liturgia o por la misma doctrina. Anulamos el pensar por cuenta propia, a menudo, y llegamos a situaciones ilógicas. Respetemos el misterio divino, pero sin anular nuestras facultades. ¡Qué buena labor harían los sacerdotes predicando sin absolutizar lo que no es absolutizable!

   Compromiso:
   Convierte en oración los padecimientos de tu vida.

 
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