jueves, 2 de noviembre de 2017

XXXI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo A. 5-11-2017. Mateo 23,1-12

   Generalmente las lecturas de la misa dominical van aclarando como debe ser la conducta moral y espiritual de los fieles cristianos. Sin embargo, las de hoy se refieren muy directamente a como deben comportarse los sacerdotes, los que pastorean de una forma u otra el rebaño del Señor.

   En este domingo, dichos pastores, sacerdotes, obispos, etc. deben tener la finura, ante los simples fieles, de predicar cual debe ser la conducta de los mismos, y reconocer sus deficiencias para corregirlas.

   Como texto para recordar, se propone: "Uno solo es vuestro maestro, el Mesías" (Mateo 23,11).

   La primera lectura, tomada del libro de la Biblia llamado Malaquías (1,14b-2,2b.8-10), entra directamente al tema y les dice a los sacerdotes que deben dar gloria al nombre del Señor y que, si no lo hacen, serán malditos. Que no deben hacer que los demás tropiecen ni profanar la alianza que Dios hizo con nosotros.

   En la carta primera a los Tesalonicenses (2,7b-9.13), habla del comportamiento de Pablo, tratándolos como una madre que cuida con cariño de sus hijos. Ellos han ganado su amor. Acogieron la predicación como palabra de Dios que está operante, activa, entre ellos.

   El evangelio se presenta muy duro con los escribas y fariseos, es decir, con los maestros y predicadores judíos de la época de Jesús. Hoy tendremos que analizar si los dirigentes eclesiásticos caen o no bajo la reprimenda de Jesús. Algo en lo que el actual papa incide a menudo es el daño que hace a la Iglesia la clericalización de la misma. Es decir, el que los sacerdotes no permitan a los simples fieles tener iniciativas de tipo pastoral introduciendo, si es preciso, cambios en la marcha de la misma parroquia. Siempre, claro está, bajo la supervisión del responsable parroquial o sacerdote. Como regla general, para evitar dicha clericalización debe crearse en todas las parroquias el llamado Consejo de Pastoral. Este se reune, como mínimo, una vez al trimestre y siempre que sea necesario. En él se decide lo que sea necesario para la buena marcha de la parroqua, para su crecimiento apostólico y para el bien de las almas. Se aprueba y se pone a funcionar. De esta forma se favorece la participación de los seglares en el apostolado de la iglesia y se evita una clericalización de la misma.

   Con esta corresponsabilidad parroquial aumenta la hermandad entre sacerdote y feligresía. Y el único maestro de todos no será el párroco, sino Jesús.

   El Consejo de Pastoral es la mejor forma de realizar el espíritu de la lectura evangélica de hoy. Todos los católicos tienen el deber de pedir su creación en la correspondiente parroquia.


   Compromiso:
   Entérate si en tu parroquia existe el Consejo Pastoral. Si es necesario, habla con tu párroco y promuévelo.

 
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