miércoles, 24 de diciembre de 2008

Domingo de la Sagrada Familia. 28/12/2008. Evangelio Lucas 2, 22-40

Este domingo, me encuentro con un dilema: explicar directamente el evangelio correspondiente o hacer referencia a la fiesta del día, la Sagrada Familia. Me inclino por esto último. Es necesario conocer algo sobre la familia judía para ver cómo se desarrolló la familia de Jesús, hija culturalmente de su época. Esto suele desconocerse y no sé por qué.

La familia era totalmente patriarcal. La autoridad del padre era absoluta, lo dominaba todo, hasta el punto de que negociaba los matrimonios y decidía el destino de las hijas. Jesús vivió este ambiente y, por ello, abogará en su predicación por unas relaciones familiares más fraternas, donde ese fuerte dominio patriarcal se sustituya por un mutuo servicio. Jesús, seguramente pensando en ese padre plenamente autoritario, dijo: <> (Mateo 23, 9). Realmente, según los análisis, son palabras elaboradas por la primitiva comunidad cristiana para ir contra una peligrosa jerarquización, pero reflejan el pensamiento de Jesús. Debemos preguntarnos: ¿No tenemos, hoy día, una excesiva jerarquización de la Iglesia?

Como preparación para dicho autoritarismo patriarcal, al cumplir los ocho años, los niños varones eran introducidos en ese mundo autoritario de los mayores donde se les enseñaba a ser <> cultivando el valor, la agresividad sexual, la sagacidad, etc. La enseñanza de Jesús es de otro signo; él acogerá tiernamente a los niños, algo que las fuentes cristianas destacan notablemente (Marcos 10,14).

Por otro lado, la reputación de la familia, estaba por encima de todo. Es necesario advertir que la familia de Jesús, según costumbre, no era sólo la pequeña célula familiar del padre, esposa e hijos. Jesús, como los demás, estaba integrado en una familia más extensa. Entre los hermanos y hermanas de Jesús, varios estarían casados y tendrían su pequeña familia. Todas ellas formarían la familia extensa de Jesús que, a la vez, sería una parte muy importante de la aldea de Nazaret. Y, todo este clan permanece vigilante para que nada ponga en entredicho su reputación.

Se vigilaba sobre todo a las mujeres. Ellas debían dar hijos varones para mantener el patriarcado. No podían mantener una relación sexual sin el consentimiento del grupo; esto, pues, no se oponía a la castidad que se les inculcaba.

Los judíos de la época de Jesús manifestaban, dos veces al día, su fe en un sólo Dios, por la mañana y por la noche, diciendo: <>. Esto, dicho todos los días, al levantarse y al acostarse, se fue grabando muy dentro del corazón de Jesús.

Los varones judíos eran circuncidados a los ocho días de su nacimiento. Jesús, al ser circuncidado por su padre, este lo reconoce como hijo e ingresa en la comunidad de la Alianza.

Cuando llegó el tiempo de la purificación de María, por haber tenido un hijo, fue al Templo para presentarlo al Señor. Es así como empieza el evangelio de hoy. Y termina diciendo: <>. La familia y el ambiente que hemos visto lo iban llenando de conocimientos, de experiencia y de fe en Dios, creciendo en todos los sentidos.

Reflexión: relee este comentario y hazte una idea del ambiente en que iba creciendo Jesús.

 
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