lunes, 29 de mayo de 2017

Solemnidad de Pentecostés. Ciclo A. 4/06/2017. Juan 20, 19-23

   La solemnidad de Pentecostés es la celebración del Espíritu Santo. Es, por tanto el día de la oración, el día maravilloso de la unión con Dios. Saborear la oración, la unión con Dios, en una palabra, saborear la mística. Es el gran reto para este siglo que acaba de comenzar. 

   Como frase para memorizar se propone la del evangelio de Juan 20,23, que dice, no sólo a los apóstoles, sino a todos los discípulos: " Recibid el Espíritu Santo; a quienes perdonéis, los pecados, les quedan perdonados y a quienes se los retengáis, les quedan retenidos".

   El libro de los Hechos de los Apóstoles nos presenta a los discípulos, hombres y mujeres, incluida María la madre de Jesús, que están reunidos, sin duda haciendo oración y leyendo las Escrituras o Biblia. Para los judíos, y por tanto también para los primeros cristianos, el que estudiara la Escritura adecuadamente, se llenaba de amor y amaba la presencia de Dios o Shekhinah. Era el Espíritu Santo que parecía descender sobre ellos en forma de un fuego y un viento impetuoso. Era una forma de expresar la experimentación del alma que se une a Dios. Este es el sentido de la primera lectura. Vivamos la presencia de Dios y animemos a otros. Estemos realmente inmersos en Dios, y lo transmitiremos a los de cualquier lengua, de una forma u otra.

   La segunda lectura (Romanos 8,8-17) se resume en unas bonitas frases: "si vivimos conforme al Espíritu, viviremos". Hemos recibido un espíritu de hijos adoptivos que nos hace llamar a Dios, Padre. Sintamos a Dios como un padre que nos ama. Somos herederos del mismo Dios. Busquemos vivir unidos a El.

   El evangelio de hoy tiene seguramente fuertes vivencias de la Eucaristía. Los discípulos, hombres y  mujeres, están en una casa, sin duda orando. Tienen miedo a los judíos y las puertas están no solamente cerradas, sino fuertemente trancadas por dentro, pues así nos lo reflejan las palabras griegas del original. ¿Están celebrando la Eucaristía o Cena del Señor? Lo cierto es que Jesús está en el medio y les trae a todos la paz. Les recuerda a todos la pasión  y los discípulos se llenan de alegría. Viven la presencia cercana del Señor.

   Termina el evangelio de hoy con la frase propuesta para memorizar. No se trata del sacramento de la penitencia o de la confesión, como se cree equivocadamente. Las palabras no se dirigen a los sacerdotes, sino a todos los discípulos, hombres y mujeres. Además, si lo interpretamos de forma que sigamos sometiendo a la gente a la confesión de sus pecados, estamos traicionando la teología del evangelio de Juan. Esto sería propio de un curso sobre la biblia, lo que sobrepasa a este comentario evangélico.  Es necesario que aprendamos a arrepentirnos de nuestros pecados, con sinceridad, delante de Dios y a pedir perdón al hermano a quien hemos ofendido.

   Compromiso:
   Vivir la presencia de Dios.

   

miércoles, 24 de mayo de 2017

Solemnidad de la Ascensión del Señor. Ciclo A. 28/05/2017. Mateo 28, 16-20

   Podemos decir que hoy es el día en que termina la vida terrena de Jesús, que pasa a vivir una nueva vida en el Espíritu, junto al Padre. En realidad, su vida fue siempre vivida en el Espíritu, siempre estuvo en conexión con él. El N.T. nos afirma más de una vez, que Jesús, movido por el Espíritu Santo, obró de determinada manera. El Espíritu y Jesús siempre van unidos.

   Como frase para memorizar y rezar a diario puede ser tomada de Efesios 1,17: "Que Dios os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo".

   La primera lectura (Hechos 1,1-11), como vemos, se toma del libro de los "Hechos de los Apóstoles" y es la historia de la primera Iglesia, contada sea literalmente o valiéndose de géneros literarios de la época. Jesús promete a los apóstoles que recibirán la fuerza del Espíritu Santo y serán sus testigos. Es necesario que nosotros sintamos el Espíritu Santo en nosotros, hay que vivir la fe, hay que sentir a Cristo cuando lo recibimos en la comunión, en nuestra vida de fe, en nuestra meditación de amor par con Dios. No olvidemos que la fe está basada en un contacto con Cristo, con Dios.

   La segunda lectura, de donde se ha tomado la frase para memorizar, se encadena maravillosamente con lo dicho al final de la primera. Volvamos a leerlo, así como también la misma lectura.

   En el evangelio de hoy, se nos ordena hacer discípulos de Jesús, bautizar y enseñarles el evangelio, sabiendo que él estará siempre con nosotros.

   Si nuestro deber es hacer discípulos de Jesús, ¿cómo hacerlos? Como dice la primera lectura, con la fuerza del Espíritu Santo. No se trata de que se conviertan de inmediato, sino de sembrar en ellos. Si sembramos, algo queda. Hay que salir de la iglesia, en ella y en nuestra vida interior cogemos fuerzas, la fuerza del Espíritu, pero los discípulos se hacen hablando de Dios a los demás, manifestando nuestra fe abiertamente aunque con respeto. Si tratamos de hacerlo, nos perfeccionaremos en ello cada vez más y cumplimos el encargo.


Hoy, se va Jesús de este mundo, pero aunque se va, se queda con nosotros. Sigue siendo nuestro amigo y descansamos en él. Debemos contar cada día con su presencia en nuestra vida. Vivamos la presencia de Dios en nosotros. ¡Qué la vivencia de la promesa de Jesús de enviarnos el Espíritu Santo en el día de Pentecostés, se continúe en nosotros sintiendo el contacto personal con Dios. Estas vivencias son muy importantes para que vuelva a crecer el sentido religioso y sea Dios quien reine en cada uno de nuestros corazones.

   Compromiso:
   Experimentar el sentir a Dios, sobre todo en la comunión y en la oración mental.

lunes, 15 de mayo de 2017

VI Domingo después de Pascua. Ciclo A. 21/05/2017. Juan 14,15-21

   Este día es el domingo del testimonio. El testimonio que Dios nos hace percibir dentro de nosotros y el que debemos dar a los demás, sobre todo si nos lo piden, explícita o implícitamente. La frase de hoy, para memorizar y vivir, puede sernos útil a nosotros y a la Iglesia. La tomada de 1 Pedro 3,15: "Estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza" es de profundo calado. Pensemos en ella.

   La primera lectura (Hechos 8,5-8.14-17) nos habla de los efectos de la predicación de Felipe en la ciudad de Samaría. Este Felipe no es uno de los apóstoles, sino uno de los diáconos escogidos para cuidar que las viudas no pasaran hambre. Sin embargo, ahora se dedica a las labores de la evangelización. En el N.T. no existe ninguna forma estandarizada para el bautismo. Pero éste y el don del Espíritu Santo son los dos elementos esenciales para la experiencia cristiana, que debería ser más predicada y vivida por todos.

   La segunda lectura (1 Pedro 3,15-18) contiene la frase que vamos a memorizar hoy. A memorizar y poner en práctica, pues tenemos obligación de  extender el evangelio de Cristo. Debemos tomar seriamente conciencia de ello. No podemos contar con que la gente de hoy vaya a la iglesia a escuchar la palabra de Dios. Hoy la Iglesia ha de ser una Iglesia en salida, es decir, todos, no solamente los sacerdotes en las iglesias, sino que todos hemos de mostrar la experiencia de Dios y de Cristo que llevamos dentro.

   El evangelio vuelve, de una forma o de otra, a hablarnos de la experiencia de lo espiritual. Es muy importante en nuestra propia vida. Jesús no nos ha dejado huérfanos, al contrario, los cristianos sentimos arder nuestro corazón. El amor de Dios está en nosotros. Lo sentimos y lo vivimos. El Espíritu sólo puede captarlo quien se relaciona con Dios. Quien sabe orar interiormente, quien lo ama. A Jesús nosotros no lo vemos en este mundo, pero está dentro de nosotros, vive en nosotros. No nos ha dejado huérfanos, nos dice el evangelio de hoy. Esta experiencia de cercanía de Dios es nuestra gran riqueza. Riqueza que debemos transmitir a los demás, para acercarlos a Dios.

   Sepamos vivir y valorar nuestras experiencias espirituales. Y transmitirlas a los demás. Esta es la gran enseñanza de las tres lecturas de hoy. Es la gran vivencia carismática y no otra. Es la mística para el siglo XXI.

   Compromiso:
   Examínate a ver cuándo te sientes más cerca de Dios: ¿Cuando ayudas a otro, cuando haces oración, cuando comulgas...? Comprométete a hablar de ello con otros.

miércoles, 10 de mayo de 2017

V Domingo después de Pascua. Ciclo A. 14/5/2017. Juan 14,1-12

   El fruto de toda la Pascua es la vida que nos viene de Jesús resucitado. Es el aroma de la liturgia de este tiempo sagrado. Como frase para memorizar recomendamos una muy conocida pero, a la vez, muy significativa. Haced un esfuerzo por retenerla para siempre. Se encuentra al comienzo del capítulo 14 del evangelio de Juan que se lee hoy y que dice así: "Yo -Jesús- soy el camino, la verdad y la vida".

   La primera lectura (Hechos 6,1-7) relata la institución de los diáconos para que se preocupen de la administración de atender la alimentación de las viudas que pasaban necesidad. Con el tiempo, estos diáconos terminan haciendo lo mismo que los demás apóstoles dedicados a la predicación. En el Nuevo Testamento, bajo la palabra "diácono" aparecen tanto hombres como mujeres, y así la diaconisa Febe, a la que se refiere Pablo en su carta a los romanos, 16,1. Tanto los obispos como los diáconos son responsables de la comunidad cristiana.

   La segunda lectura tiene como tema central la metáfora de la piedra, aplicada a los cristianos y a Jesús. Se trata de 1 Pedro 2,4-9. Nosotros somos piedras vivas para la construcción del templo del Espíritu Santo y formamos un sacerdocio real no imaginario para Dios. Sintámonos sacerdotes de verdad pues somos un sacerdocio real como dice esta lectura. Sí, realmente sacerdotes. No podemos disminuir el significado de la palabra. Somos algo grande. Y, Jesús es la piedra angular, gracias a la cual no se desmorona el edificio.

   El evangelio de hoy tiene una frase central y que he propuesto para memorizar. Es aquella en que Jesús responde: "yo soy el camino, la verdad y la vida". Feliz respuesta en que Jesús se presenta como la verdad para todas las culturas por diversas que sean, y para todos los tiempos. Francisco, el actual Papa, nos prohíbe decir: "siempre se ha hecho así". La enseñanza evangélica, sin cambiarla, hay que ir aplicándola a los diversos tiempos, a las diversas culturas, a las diversas formas de vida. Así aprenderemos a estar siempre en contacto con lo esencial. Así, por ejemplo, aprenderemos que lo básico del matrimonio es quererse para siempre y sobre ese amor mutuo fundar una familia. Por esta razón, los ministros del matrimonio no "es" el sacerdote sino los mismos contrayentes. Ellos, de una forma u otra, se dan el "sí" para siempre y fundan una familia, que siga el camino de Dios, practique y propague el evangelio. Y esto la gente no lo sabe porque no se les enseña, pero es doctrina evangélica. Jamás el ministro del matrimonio fue el sacerdote que ¿"casa"?. Los ministros auténticos y antes Dios son los contrayentes. ¿Cuándo la jerarquía eclesiástica olvidará el "siempre se ha hecho así" y tomará nuevos rumbos presentando a Jesús como "el camino, la verdad y la vida"?

   Compromiso:
   Asimilar lo leído.

jueves, 4 de mayo de 2017

IV Domingo después de Pascua. Ciclo A. 7/5/2017. Juan 10,1-10

   Hoy, acorde con el evangelio, es el domingo del Buen Pastor y, por la misma razón, la jornada mundial de oración por las vocaciones. Jesucristo, como buen Pastor, nos llena de una inmensa alegría y nos lleva a reconocer cuanto nos ha amado gratuitamente. Pero, dar gracias por todo ello no basta.

   Como frase a memorizar y practicar nos viene bien recordar que Jesús "se ponía en las manos del que juzga justamente" (1Pedro 2). Ponernos en las manos de Dios ese es el gran aprendizaje a realizar cada uno de nosotros.

   La primera lectura (Hechos 2,14a.36-41) nos indica con claridad, cuando todavía no se acostumbraba al bautismo de niños, que lo primero que debe hacerse es convertirse y luego bautizarse en nombre de Jesucristo para que se nos perdonen nuestros pecados y recibamos el Espíritu Santo. Cuando se vive en medio de un mundo injusto y malo y nosotros participamos de esa misma forma de vida, lo primero es convertirse para después bautizarse, es decir, hacerse discípulo de Jesús. Es necesario escapar de la perversidad del mundo.

La segunda lectura (1Pedro 2,20b-25) afirma que Jesús, cuando lo insultaban, no devolvía los insultos y que en sus sufrimientos se puso siempre en las manos del Padre. Aprendamos a echarnos en los brazos de Dios, digámoslo muchas veces y hagamos de ello una verdadera oración. A veces andamos descarriados, pero debemos volver al pastor de nuestras vidas.

   Es precioso el evangelio del Buen Pastor. Según todos los contextos, las ovejas son el pueblo dominado por los dirigentes religiosos. No debemos dejarnos dominar por ellos si vemos que no trabajan de verdad. En este sentido, el Papa Francisco habla muy claro. Los sacramentos no pueden comprarse con dinero. Además, nuestra Iglesia está muy clericalizada y siempre es lo que el cura diga. Los fieles no tienen, a menudo, ni voz ni voto. Sin embargo, Jesús conoce sus ovejas por su nombre. Para Jesús somos personas, no somos una masa de borregos. Jesús cuenta con nosotros, con nuestras ideas, nos da una libertad de pensamiento para llevar a cabo la expansión del evangelio. No nos clericaliza. Los de Jesús viviremos con él, unidos con él. Jesús camina delante de nosotros y nosotros le seguimos.

   Una parte del clero vive de la conciencia de ser ellos los jefes del pueblo y no son capaces de entender este evangelio correctamente, aunque lo prediquen. Si seguimos a Francisco, debemos cambiar la concepción y la praxis. Entrar por la puerta, que es Jesús, es lo  mismo que acercarse a él, darle su adhesión. Pero, la adhesión es a Jesús, que no quiere una Iglesia clericalizada, sino una Iglesia donde haya una libertad evangélica para trabajar por la expansión del evangelio, sin estigmatizar sin fundamento, como pecado mortal, cualquier transgresión puramente eclesiástica.

   Compromiso:
   Trabaja algo por expandir los deseo de Cristo

 
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