jueves, 10 de abril de 2008

Domingo IV de Pascua. 13 de abril 2008. Juan 10, 1-10

Este evangelio se dirige a los fariseos que lo acaban de interpelar y con los que Jesús está hablando. Las ovejas son el pueblo dominado por los dirigentes religiosos como se deduce de una comparación alegorica con claro significado. El atrio es el templo y aunque diga "en el atrio de las ovejas", esa palabra no se usa para designar un recinto destinado a los animales. Es, simplemente, el templo o la institución judía. Para entrar en él o en ella, muchísimos trepan robando o usando la violencia (unos son ladrones y otros bandidos, se dice en este evangelio) en vez de entrar legítimamente por la puerta. Sin embargo, el verdadero pastor entra por la puerta y le abre el portero. A sus ovejas las llama por su nombre y las va sacando. Jesús te conoce a tí personalmente y te llama. Para él, no eres uno más dentro de la masa, tienes nombre.
Siguiendo el evangelio de este domingo, el pastor "ha echado fuera a todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque conocen su voz"
Jesús echa fuera del templo o de la institución a todos los suyos. No fueron los dirigentes quienes los han expulsado, sino que da libertad, pero las ovejas lo siguen porque conocen su voz, voz que invita a la libertad, mientras que la voz del extraño anuncia robo y violencia.
Los fariseos no entienden nada de esto, porque han trepado y están muy a gusto en sus puestos (versículo 6).
En los versículos siguientes (7, 8 y 9) Jesús utiliza un nuevo símbolo, el de puerta aplicado a él mismo. "Yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que vinieron antes de mi son ladrones y bandidos, pero las ovejas no les hicieron caso".
Ahora, es necesario entrar por Jesús, que es la puerta y eso significa poner el bien del hombre como valor supremo, para no ser ladrón ni bandido. Hay que dedicarse a conseguirlo.
El versículo 9 es muy importante. Dice: "Yo soy la puerta, el que entre por mí quedará a salvo, podrá entrar y salir y encontrará pastos". Entrar por la puerta, es decir, por Jesús, es lo mismo que darle su adhesión, seguir su mensaje, entregarse al bien del hombre. Quien acepta a Jesús quedará a salvo, tendrá la vida definitiva, podrá entrar y salir.
Quedará a salvo, es decir, se sentirá libre de la explotación religiosa a la que estaba sometido por una jerarquía judía que sólo pensaba en su enriquecimiento. El hombre gozará del amor mutuo y de la vida-amor que Jesús comunica.
El hombre podrá entrar y salir, tendrá libertad de pensamiento, movimientos y acción, pues está en la línea de Jesús. La expresión "entrar y salir" es un hebraismo que significa toda la vida y actividad del hombre, por eso nos reafirmamos en lo dicho: libertad de pensamiento, movimientos y acción. Quien pasa por esa puerta "encontrará pastos" porque Jesús es el pan de vida. Además, en griego se forma un juego de palabras, por su parecido, entre las correspondientes a "pastor" y "Ley religiosa judía". Esta ya no alimenta, ya no vale, porque Jesús es el verdadero alimento.
Por lo dicho, y aplicándolo a hoy día, debemos sentir la libertad junto a cualquier ideología que oprima, incluso discerniendo, dentro de la institución religiosa, lo que es propiamente humano de lo que pertenece al pensamiento de Jesús.
Actividad que se propone:
Pensar ¿qué te parece que te diría Jesús ante determinadas imposiciones de la jerarquía eclesiástica?
Te agradecería que lo indicaras haciendo clic en comentario.

 
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