jueves, 11 de septiembre de 2008

Domingo XXIII del Tiempo Ordinario (7-9-2008) Mateo 18, 15-20

Como dice la canción, "se hace camino al andar". Me voy dando cuenta que no siempre se puede dar por válida la traducción española que del evangelio viene en el misal. Hasta ahora, generalmente comentaba el texto evangélico teniendo en cuenta una buena Biblia y un buen estudio de la misma. Desde ahora, realizaré esta nueva andadura siempre que sea necesario, vigilando de cerca la traducción propuesta para la lectura dominical del evangelio.
El esquema del comentario de este día es el siguiente:
  1. Conflicto entre dos miembros de la comunidad cristiana.
  2. El poder de atar y desatar.
  3. La reunión en nombre de Jesús.

Refiriéndonos al primer apartado, una ofensa puede juzgarse desde el punto de vista del ofensor o del ofendido. Jesús, en este pasaje, no prescribe al ofensor que vaya a pedir perdón al ofendido, sino al revés, es el ofendido quien debe tomar la iniciativa. Él debe mostrar que ha perdonado como fruto de una reconciliación.

Hoy, en el versículo 15, encontramos en el misal una traducción con la que no estamos de acuerdo. Aquel dice: "si tu hermano peca". Sin embargo, de un estudio de los manuscritos y códices así como de la estructura literaria, se deduce que la auténtica traducción debe ser: "si tu hermano te ofende".

Lógicamente, en el caso de una ofensa personal se trata de un conflicto entre dos miembros de la comunidad. Según nos dice el evangelio de hoy, el ofensor tiene obligación de reconocer su culpa y aceptar la reconciliación. De lo contrario, por negarse a restablecer la unidad de la comunidad seguidora de Jesús, será sancionado.

A continuación, Jesús repite manifiestamente a la comunidad lo que en Mateo 16 (domingo XXI anterior) había dicho a Pedro como representante de la misma: "lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo". Aquí, como allí, lo dice a todos los discípulos, no sólo a Pedro, y no sólo a los apóstoles. A todos los discípulos, que también somos tu y yo. Lo dice a toda la comunidad. No se refiere, como alguna vez se ha dicho y dicen algunos, a perdonar los pecados por la confesión. Tampoco se refiere a que el Papa tenga un poder absoluto en la materia religiosa. Esto ya quedó explicado en el evangelio anteriormente indicado.

Lo que sigue termina con una frase que sirve de resumen: "donde están dos o tres reunidos hacia mí (apelando a mí), allí estoy yo, en medio de ellos". Solemos decir: "donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo". Cada uno de nosotros debe matizar la diferencia entre una traducción buena como la indicada en primer lugar, y otra no del todo correcta como la que a menudo decimos.

Sigamos con esta última frase: "reunidos hacia Jesús, apelando a Él" significa tenerle en cuenta, pero no de cualquier manera. Es conocer el sentido bíblico de los textos, y no tergiversarlos por una tradición interpretativa equivocada. Es querer de verdad seguir el espíritu de Jesús. Es orar con espíritu de verdad, de sinceridad, de amor hacia Jesús. Es realizar el milagro de romper con ideologías que nos encadenan y nos separan de Dios y de Jesús. Así estaremos reunidos en nombre de Jesús, mirando hacia Él, apelando a Él. Y Él estará en medio de nosotros.

Reflexión: sin separarte de Jesús, Dios entre nosotros, y teniendo en cuenta el pensamiento evangélico, acostúmbrate a obrar con una gran libertad cristiana.

 
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