miércoles, 7 de agosto de 2019

XIX Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 11/08/2019. Lucas 12,32-40

   A primera vista, da la impresión de que las lecturas de la misa de hoy tienen poca conexión entre sí. Sin embargo, en la profundidad, las raíces se entrelazan y aprovechan la misma savia. La savia divina. Mantener la fe en los momentos muy difíciles de persecución, o en los problemas de la vida. Esperar con fe al Señor es garantía de vida.

   Como recuerdo para memorizar se propone Hebreos 11,1: "La fe es fundamento de lo que se espera y una garantía de lo que no se ve".

   La primera lectura es del libro de la Sabiduría 18,6-9. Todo el significado espiritual queda resumido en el párrafo final. Nos dice que los bienes espirituales se comparten entre todos los creyentes. Entre los perseguidos y los creyentes que viven en paz. Es lo que llamamos la comunión de los santos.

   Hebreos 11,1-2.8-12 hacen la segunda lectura. Comienza como la frase propuesta para memorizar. En ella se condensa la espiritualidad que se nos propone. La fe produce unas experiencias vitales, sin las cuales la fe no se legitima. Pero, esas experiencias vienen de Dios que las da libremente. Demos gracias por ellas y no las exijamos continuamente. Busquemos encontrar al Señor en la oración, o sirviendo a los pobres y sobre todo en la Eucaristía, donde él prepara un banquete que nos une y fortalece de verdad.

   En el evangelio se recalca nuestra gran responsabilidad en el trabajar por el reino de Dios. Empieza con una especie de dicho con el que se afirma la dirección en que vamos a trabajar por el reino de Dios. Afirma: "donde está tu tesoro allí está tu corazón". Respondes: ¿tu tesoro, tu preocupación principal es oír misa los domingos y nada más? Pues si obras así, no has cumplido la voluntad de Dios. Hoy te dice el Señor Dios, a través del Papa Francisco y como necesidad imperiosa de la Iglesia, que es necesaria una Iglesia en salida. Se acabó la iglesia llena o no llena de cristianos que siempre van a misa y nada más. Es necesario salir de la iglesia dispuestos a trabajar para extender el reino de Dios, el reino de Cristo. Se precisa que cristianos con iniciativa se reúnan y piensen cómo mover los corazones de la gente para que se acerquen a saborear la cercanía de Dios. Hablar de Dios a la gente cuando hemos aprendido a hacerlo, es maravilloso. A veces uno piensa: ¿es tan poco lo que Dios hace en mí corazón que no sé de qué voy a hablar cuando quiero hablar de El?

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