lunes, 6 de abril de 2009

Pascua de Resurrección del Señor. 12/04/2009. San Juan 20. 1-9

María Magdalena, al amanecer, va al sepulcro de Jesús. Todavía está oscuro (en el original griego, dice "todavía en tinieblas"). Hago esta aclaración porque, en el lenguaje de Juan, la tiniebla significa la ideología contraria a la verdad de la vida. María tiene aún una falsa idea de la muerte, no se da cuenta de que es el amanecer y ya viene el nuevo día. Ella va a buscar a Jesús al sepulcro, pero él ya ha resucitado. Ella cree que la muerte ha triunfado, pero no es así. Ella está bajo el poder de las tinieblas, está bajo el poder de la ideología contraria a la vida nueva. Busca al dador de vida como a un cadáver. En Juan, no consta que se haya puesto la losa en la sepultura y, de hecho, María Magdalena no tiene que quitarla. Juan mide mucho su vocabulario y, cuando este se conoce, es muy esclarecedor. La losa puesta habría sido el sello de una muerte definitiva.

María va a avisar a Pedro y a otro discípulo. Ya no les dice que han quitado la losa, sino que han llevado al Señor. Y dice: "no sabemos donde lo han puesto". Llama la atención el plural "no sabemos", cuando debería afirmar: "no sé donde lo habrán puesto". Se trata de una referencia a la comunidad de seguidores de Jesús, representados en María Magdalena.

Los dos discípulos salen corriendo al sepulcro, pero Pedro corre menos y llega el último. El primero se asoma y ve puestos los lienzos en el suelo. No son las vendas, como dicen algunas traducciones. La palabra griega significa "lienzos", sobre todo de lino, y, según Jueces, 14, 13, cabe el significado de "sábanas".

En comparación con la resurrección de Lázaro, allí Jesús manda quitar la losa y desatar a Lázaro para que pueda marcharse. Aquí, la losa está quitada y los lienzos ya no atan a Jesús. Este ha marchado solo, pero los discípulos no llegan a esta conclusión.

Pedro llega y ve lo mismo. Pero, además, ve el sudario con el que le habían cubierto la cabeza. Según la traducción del griego, debe afirmarse que el sudario estaba "envolviendo determinado lugar". Y, ahora podemos preguntarnos: ¿Qué lugar envuelve?. Juan usa frecuentemente la palabra "lugar" para designar el templo de Jerusalén. Por tanto, si el sudario, símbolo de muerte, envuelve "determinado lugar" significará, en el lenguaje simbólico de Juan, que el sudario o muerte cubre definitivamente el templo de Jerusalén. El sudario envuelve el "lugar" por autonomasia y ese lugar es el Templo.

Si continuamos la comparación con la resurrección de Lázaro, vemos que en éste, el sudario cubre toda la cara mientras que en Jesús, sólo la cabeza. La muerte en Jesús es como un sueño que no interrumpe la vida.

El otro discípulo entró también en el sepulcro, vió y creyó. Pero nada se dice sobre cómo reaccionó Pedro. Aquel amaba a Jesús, estaba en sintonía con él y, por tanto, comprende sus señales y cree en la resurrección del Señor. Este es el contraste entre los dos discípulos. A Pedro se le aplica realmente el versículo 9: no había entendido aún que Jesús tenía que resucitar de entre los muertos.

Aplicación: muchos cristianos siguen todavía con una falsa idea de la muerte. No se dan cuenta que es la entrada en una nueva vida. No la temamos. Nuestra fe se funda en la adhesión a Jesús resucitado.

 
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