miércoles, 19 de noviembre de 2008

Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo. 23/11/2008. Mateo 25, 31-46

Resumen:

Se trata de la segunda venida del Hombre para dilucidar la suerte de los paganos. Entonces, primeramente dirá a los buenos, situados a su derecha:

- Venid a heredar el reino preparado para vosotros porque tuve hambre y me dísteis de comer, tuve sed y me dísteis de beber, fui extranjero y me recogísteis, estuve desnudo y me vestísteis, enfermo y me visitásteis...

Y el rey les dirá además:

- Cada vez que lo hicísteis con uno de estos.... conmigo lo hicísteis.



A los de su izquierda, les dirá:

- Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.



Estos habían hecho todo lo contrario de los anteriores, e irán al castigo definitivo, mientras que los primeros, irán a la vida definitiva.





Comentario:

Mateo, en su evangelio presenta primeramente la venida del Hombre que viene a salvar a los suyos, es decir, a los judíos. Para ello, véase el capítulo 24, especialmente los versículos 29-31. Su narración está hecha en estilo literario apocalíptico y la mención del sol, la luna y las estrellas se hace porque eran tenidos por dioses.



Ahora, Mateo afronta el problema de la suerte de los paganos. Estamos situados en la época histórica después de la destrucción de Jerusalén, pues en 24, 29 comienzan los acontecimientos propios que siguen a la misma.



La suerte de los paganos depende de cual haya sido su actitud ante "el Hombre"; si estuvieron de su parte, cuidando del necesitado tendrán vida eterna. Según el evangelio de hoy, la actitud de ayuda al hombre y la solidaridad son los valores supremos para la salvación. Esto se dice para todos. Sin embargo, aglutinando todos los pasajes del Nuevo Testamento, para los creyentes, estos valores deben proceder de una fe sólida, fuerte, que nos proyecta a realizar dichas obras como hijas que son de una verdadera vida de unión a Cristo. No olvidemos que San Pablo nos dice en la carta a los romanos que nos salvamos por la fe y no por las obras; lo dice en más de una ocasión. En consecuencia, ya sabemos lo fuerte y profunda que debe ser nuestra fe en Jesús y no una fe cualquiera. Ha de ser una fe que nos arrastre a realizar, con verdadero amor, las obras de las que en este evangelio nos habla Jesús.



Según el versículo 42 que dice:

- Id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles...

se nos confirma, una vez más, que en la época de Jesús aún no se pensaba que el diablo estuviese en el fuego eterno, sino que éste estaba preparado para él. El diablo es siempre el símbolo del poder opresor. Por otra parte, el evangelista Mateo, omite en este episodio el mencionar la resurrección.

 
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